- Vivimos la peor de las crisis de los últimos cien años
- Ahora se entiende el dicho “nos cayó como anillo al dedo”
- Ya se han gastado todos los fondos de reservas y deudas
Por Miguel Angel Cristiani Gonzalez
Ahora entendemos a lo que se refirió el presidente de la república Andrés Manuel López Obrador, cuando al inicio de la pandemia del COVID-19 aseguró que “nos cayó como anillo al dedo” y es que gracias al mortal virus, ahora se puede justificar y echar la culpa de todos nuestros males, además de la crisis de salud, empleo, educación, el campo, y en general toda la economía.
Esto lo vino a confirmar en su conferencia mañanera de este lunes, que como dirían los enamorados, “no eres tú, soy yo” pero el tema es que se dio a conocer que estamos viviendo la peor crisis económica, la más profunda de los últimos cien años.
Entonces ya no solo se puede echar la culpa de la crisis en todos los sectores que estamos sufriendo al coronavirus, sino que ahora es culpa a nivel internacional de la crisis económica.
El caso es que si en las fechas recientes, durante los últimos meses -no en tiempos pretéritos como gusta acusar al presidente- estamos viviendo la madre de todas las crisis y ahora no se puede echar la culpa a los “conservadores” y críticos de la Cuatro T.
Así, este lunes en la tempranera monserga, el presidente Andrés Manuel López Obrador reconoció que el mundo se encuentra en su crisis económica más profunda en un siglo.
“Es la crisis mundial, en lo económico, más profunda que se haya presentado en los últimos cien años, en un siglo”, aseguró el mandatario nacional.
“En Europa no se veía una caía de la economía desde la Segunda Guerra Mundial. En Estados Unidos, no se veía una caída de la economía como la actual desde la crisis de 1929 y del 33. Y nosotros no habíamos caído en lo económico, como ahora, desde 1932, precisamente por la crisis económica de EU”.
Pero como diría Ripley “aunque usted no le crea” el presidente Andrés Manuel López Obrador dijo este lunes que el país tiene finanzas públicas sanas y que se están enfrentando de buena forma las crisis que impactan a México, que son la sanitaria y la económica.
“Tenemos finanzas públicas sanas, no hay nada que temer. Tenemos lo fundamental, no habrá despido de trabajadores, no se van a reducir salarios, no van a faltar alimentos básicos, no va a haber inflación”
Pero desafortunadamente, el fin de semana, el secretario de Hacienda, quien si tiene todos los datos de la historia, advirtió que los recursos de fondos de ahorros, de contingencias y de cualquier otra índole del gobierno federal, ya se gastaron, ya no hay cajas chicas ni grandes de donde sacar, por lo que advirtió que para el año entrante habrá -de entrada- un menor presupuesto para atender los problemas del país.
La información de las finanzas públicas, que no son los mismos datos optimistas que tiene el presidente López Obrador, confirma la apreciación del secretario de Hacienda: las cosas sí están muy complicadas.
A julio, es decir, considerando los primeros siete meses del año, -de esta administración federal, no de las pasadas- los ingresos del gobierno traen una caída de menos 5 por ciento, mientras que el gasto programable crece 5 por ciento, ambas cifras comparando con el ejercicio de 2019, y en términos nominales, es decir, sin considerar la inflación.
Para 2020, el gobierno estimó que podría gastar 6.1 billones de pesos, que ingresarían vía impuestos (3.5 billones), petróleo (987 mil millones), empresas (IMSS, ISSSTE, CFE, 864 mil millones), varios (165 mil) y financiamiento (deuda) por 585 mil millones de pesos. Para julio, deberíamos tener cerca de 60 por ciento de esos recursos (así ocurrió en años pasados), pero no llegamos ni a 50 por ciento. Es decir, estamos 10 puntos por debajo de lo programado. A julio, los ingresos del gobierno deberían estar en 3.6 billones, y apenitas llegan a 3 billones. Faltan 600 mil millones de pesos, comparado con lo esperado.
Para los últimos cinco meses del año no se espera un cambio importante, de forma que habría un faltante, comparado con lo presupuestado, de más de 750 mil millones de pesos. Esto significa que el gobierno debe gastar menos o contratar deuda.
Aunque el Presidente insiste en que han ahorrado y que gastan menos, en realidad el gasto programable va 5 por ciento arriba de 2019, como decíamos, de forma que lo que se empieza a presionar es el déficit. En lugar de estar en 150 mil millones, como en julio 2019 está en 415 mil millones.
Por esa razón, la deuda interna neta del gobierno ha crecido en 300 mil millones de pesos en los primeros siete meses del año, y la deuda externa en 8 mil millones de dólares (equivalentes a 175 mil millones de pesos, más o menos), un total de 475 mil millones de pesos, que son una cifra cercana a lo que el Presidente dijo que había ahorrado. Tal vez eso piense, pero en realidad es deuda.
Y aunque no se quiera reconocer, ya estamos mal y viene peor.
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