Como si el país estuviera para regalar dinero a un grupo de personas con ambiciones políticas, el INE, que ahora es parcial y se encuentra sin credibilidad, les da la bienvenida a cuatro partidos políticos cuando menos.
En México se suspende todo menos la ampliación de partidos políticos que implican millones de pesos para sostener las actividades de un grupo de personas, con el pretexto de la pluralidad ideológica. Quienes apoyan la idea de ampliar el número de partidos políticos son partidarios de que las obras faraónicas se suspendan, a pesar del avance que implican, pero sobre todo de la intención de reactivar la economía mexicana en el sureste, en el caso del Tren Maya, y de reducir considerablemente el gasto en energéticos en el caso de la refinería de Dos Bocas.
Los partidos políticos crean empleos con salarios muy bajos, su gasto mayor se va a las televisoras privadas a las que les hace falta también un apretón de cinturón porque, con la pandemia, a los anuncios de los remedios para curarla les va muy bien.
Por qué no se suspendió en esta ocasión la incorporación de los partidos políticos si la crisis económica así podría mitigarse un poco. El INE ahora trabaja como un órgano militante, con definidos rasgos conservadores y si da la bienvenida a cuatro o cinco partidos no será para ampliar el abanico ideológico como oferta política a los mexicanos sino a quienes cubrieron una serie de requisitos que nada tienen que ver con la ampliación de la oferta partidista.
Está el PES, que ahora se llamará Grupo Social Promotor de México, donde ya sabemos que las religiones quieren adueñarse de la política en organizaciones como esta. También viene el partido del yerno de Elba Esther Gordillo, Redes Sociales Progresistas, partido que sería el único con cierta solidez social y eso por el corporativismo magisterial.
Felipe Calderón amenaza con volver con México Libre, y como tiene más de un amigo entre los consejeros electorales, lo más seguro es que le den su registro.
Otro oportunista furtivo es Pedro Haces, quien llegará con su partido Fuerza Social, cuya ideología es precisamente eso, el oportunismo, y buscará conservar su registro para aliarse a cualquier otro partido en tiempos de elecciones, como ahora lo hacen algunos otros partidos para no perder su registro.
La realidad es que son muchos partidos y así fueran más el abstencionismo sigue creciendo. A quienes habrá que preguntarles sobre las ideas y propuestas que deben prevalecer en la política es a esos millones de abstencionistas que tienen mucho que decir, aunque en las urnas guarden silencio. Porque los partidos disfrazan de lucha social el hambre de presupuesto.
Es verdad, tenemos partidos de oposición que sólo trabajan para ellos y no para sus electores. Quieren recuperar el poder y en eso se les va todo el presupuesto, cuando deben, por ley, contribuir al bienestar del país.
La política, que hasta hace unos meses todavía era un gran negocio, sigue siendo muy cara para un país con tantas carencias como México. No podemos continuar con un gasto tan alto para resultados tan parciales, ni seguir con una autoridad electoral que es lo mismo que un árbitro vendido en un partido de futbol de campeonato.
Así también la persistencia de 500 diputados, sus dietas, sus asesores, los gastos de reyezuelos dentro de la Cámara, y todo lo que implica su manutención, es un exceso para un país pobre. Debemos recordar que las curules de representación proporcional surgieron cuando no había partidos de oposición, ahora los hay de sobra, por lo tanto, también sobran 200 diputados, por lo menos.
La política debe reducir sus gastos considerablemente, para que quien quiera ocupar una curul lo haga por vocación y no por interés. Si quieren contribuir a la transformación del país deben adaptarse a vivir con austeridad, así como viven las personas que representan o dicen representar. Porque de nada sirve que el representante de los pobres sea millonario y les pida el voto a cambio de cemento y despensas, para que después ni siquiera entienda las necesidades de quienes votaron por él, porque esa persona está muy lejos de tener las necesidades de los que dice apoyar.
Los mexicanos ya no quieren más partidos políticos, lo que quieren es que trabajen los que existen, con eso sería más que suficiente.
Lo que sí exige una cirugía mayor es el Instituto Nacional Electoral, cuya estructura se convirtió en una verdadera carga para los mexicanos y no sólo en los económico, el mayor daño que han hecho los consejeros electorales es en el campo político, engañan, manipulan, extorsionan, venden triunfos, eligen candidatos, escogen los medios para darles más dinero, etc. Son un obstáculo para la consolidación de nuestra democracia.
Tenemos una autoridad electoral sin calidad moral. El activismo de los consejeros electorales los derrota. El INE no es un instituto que fortalezca la democracia sino todo lo contrario, y sobre esto, nos cuesta mucho dinero a los mexicanos. Partidos y consejeros del INE deben refundarse, desde la forma en que deben empezar a operar hasta sus atribuciones bien definidas y precisas. El cambio en esas entidades políticas es urgente, mientras no suceda no habrá democracia en México.
No podemos tener una clase política millonaria, con árbitros millonarios y pueblo pobre, miserable. PEGA Y CORRE. – Es inexplicable la postura de personas como Francisco Cervantes, presidente de Concamín, quien dice que hay prohibición de que los niños consuman alimentos y bebidas con alto contenido calórico, y que eso generará un mercado negro y representa un linchamiento a la industria. No hay prohibición de consumo sino de compra. Es decir, los niños podrán ingerir los alimentos chatarra que quieran, pero no podrán comprarlos. Si así entiende las leyes este señor, ya sabemos las razones de su posición y los errores al frente de los industriales… Esta columna se publica los lunes, miércoles y viernes.
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