Cacarear y no poner, no es bueno.
Anónimo.
Todos en la vida procuramos allegarnos de un gran número de amistades que, aunque disímbolas en su hacer y quehacer, llegan a ser parte de las personas con las que logramos tener alguna afinidad, sin descartar las convivencias con las cuales nos enteramos de las actividades y hasta de la forma de pensar de otros, procurando también, aprender de la sabiduría y comportamientos de los demás.
De las amistades con quienes llegué a tratar en ocasiones, algunas fueron de la clase política, de quienes aprendí algunos de sus lemas: – “Cuando llegues a poner un huevo, cacaréalo y presúmelo”; que por cierto lo hacen todos los políticos de nuestro país, si están desempeñando un cargo y llegan a realizar algo, por mínimo que sea, lo inauguran hasta varias veces, pagan grandísimas cantidades en publicidad solo para demostrar que hicieron algo, que en realidad no tiene ningún mérito, o ninguna gracia, puesto que para ello fueron electos o nombrados, y quizás lo deberían hacer mejor por estar cumpliendo con el deber de administrar en forma correcta los impuestos que pagamos los ciudadanos y otorgarnos los mejores servicios de calidad y eficiencia.
Extrañamente, conozco un político que no ha podido cacarear ningún huevo que haya puesto, que lo pueda exhibir y lucir en todas sus facetas, pero aunque no lo demuestre, sí presume de honradez, por cuidar mucho cierta apariencia, también se ufana que está luchando contra la corrupción, aunque antes fanfarroneaba que acabaría con ella en menos de lo que canta un gallo, hoy solo presume que terminará con ella, pero dentro de su gabinete y familia se está comprobando que ahí opera ese mal en forma considerable. Pero al parecer, algunos incautos le creen y le ha resultado bueno cacarear esta apariencia.
Cómo no ha puesto ningún huevo digno de lucir, pero habiendo tomado clases de cacareo como todo buen político, se ha dedicado en cuerpo y alma a hacer de una hormiga un elefante de cualquier detalle, aunque no compruebe nada, sino solo con su chisme, y que pueda señalar de malo de las anteriores administraciones federales, con excepción de la de Peña Nieto.
Cuando tuvo conocimiento que las autoridades de EE. UU., aprehendieron a Genaro García Luna, por supuestos nexos con cárteles, el político que menciono y sin siquiera saber más de lo que se le imputa a García Luna, no ha parado en cacarear, que todos, incluyendo al expresidente Calderón estaban coludidos, y que fue un “narco estado”. Pero como aún son especulaciones, pues la fracción I del apartado “B” del artículo 20 constitucional señala que toda persona imputada tiene derecho “a que se presuma su inocencia mientras no se declare su responsabilidad mediante sentencia emitida por el juez de la causa”, tratando de ocasionar con estos chismes, sembrar cizaña y cacarear en grande para tener a sus feligreses absortos en el sensacionalismo.
Pero extrañamente, el 17 de julio del año pasado, lamentó la sentencia de cadena perpetua que recibió Joaquín “El Chapo” Guzmán por asociación delictuosa, por la comisión de los delitos de homicidio y narcotráfico, considerando el castigo como “algo muy doloroso”.
Al no poder presumir el político del que hablo algún huevo que pueda exhibir, por no haber puesto ninguno y tal vez no lo haga por su falta de capacidad, cacarea lo que pueda en excusas, culpas, ocurrencias y en autoalabanzas, se dice: humanista, idealista, austero, honesto, humilde, y en sus cacareadas apariencias, se dice ahorrativo con el dinero del pueblo, que no usa el avión presidencial como lo han hecho la mayoría de los expresidentes, y no tan solo de nuestro país, sino de la gran mayoría, pero se pudo constatar que cuando lo llamó Trump para que le engordara el caldo para sus próximas elecciones, él se fue en la línea comercial aérea correspondiente, pero su demás sequito, así como los periodistas que cubrirían la nota, se fueron en dos aviones contratados en forma especial para ello. Y, ahora que estuvo por acá en la región lagunera, de igual manera llegó él en avión comercial, pero poquito después llegó su comitiva en otro avión, y los de los medios informativos en otro, ninguno de estos de línea comercial. Nada le costaría haber viajado también en uno de esos aviones, pero el cacarear la apariencia era lo importante.
Por lo que respecta a la multitud de viajes a varios lugares de la república, otros lo hacían precisamente para cacarear algo que se les hubiera atribuido y así levantarse el cuello y presumir que el dinero del pueblo se está aplicando para algún servicio, pero este político al que me refiero, como no tiene que cacarear, hace campaña cacareando lo que físicamente no puede comprobar, señalando sin pruebas lo malo, nefastos, corruptos que fueron los anteriores; echando culpas de lo que no ha podido ni podrá hacer por su falta de capacidad; lo bueno, honesto, humanista y simpático que es él, aunque no pueda ocultar la corrupción que se ha manifestado en gente de su equipo y su familia; las violaciones manifiestas que hace por desconocimiento a la ley, y lo que es peor, la ignorancia con lo que manejan todo; las ocurrencias realizadas que no han tenido efecto benéfico, y sobre todo que no tiene ninguna obra por presumir.
Se aparenta tan humano, que hasta es capaz de violar la ley para decirle al núcleo que escoge como su pueblo bueno y sabio, a quienes les consulta, como si estuviese en el circo romano, a fin de
que ellos digan si desean llevar a juicio a los expresidentes, porque considera que ese núcleo que escoge como su pueblo bueno y sabio sabe más que las leyes que se encuentran establecidas y por ello es capaz de violarlas y que ellos sean entonces los que decidan, mediante una consulta a modo, si quieren la cabeza de los expresidentes a fin de lincharlos sin problema, aunque él hipócritamente diga que votará para que no se lleve a juicio a los expresidentes. Tal vez, nos tengamos que acostumbrar a que, en la actualidad, el múltiple cacareo que hace es de lo que no pude hacer ni hará, un cacareo a la inversa.