Muchos funcionarios públicos del pasado empiezan a tener síntomas de una nueva pandemia que contagia al más sano, a esa enfermedad le temen más que al coronavirus y se llama Emilio Lozoya, por eso acuden a los amparos por si acaso alguien les tose cerca y se contagian de corrupción.
Todo hace suponer que el gen de la corrupción lo traen en la sangre, y ahora quieren encontrar en el amparo la vacuna para librarse de sus culpas, pero todo hace suponer que se morirán con la enfermedad. Algunos dicen que es incurable y que se la llevan hasta la tumba.
Hay quienes huyen del país como si estando lejos la pandemia no les afectara, es el caso del excandidato a la Presidencia de la República, Ricardo Anaya, quien no sólo aparece en las declaraciones del exdirector general de Pemex, Emilio Lozoya Austin, sino que un notario público, Salvador Cosío Gaona, lo demandó hace tres años por falsificar su firma y alterar un sello de su notaría en beneficio particular del panista.
Ahora, el excandidato a la Presidencia no está en México, al igual que otros como Carlos Salinas de Gortari huyen, cada uno a su estilo y conveniencia, del país. Carlos Salinas de Gortari solicita la ciudadanía española para alcanzar el fuero que en su momento perdió junto con todos sus privilegios al ganar la Presidencia de la República el actual régimen.
En las mismas circunstancias se encuentran panistas y priistas involucrados en la aprobación en el Congreso de las reformas estructurales, donde se señala a Ricardo Anaya, de nuevo, de haber recibido 6.8 millones de pesos para repartir entre sus correligionarios.
Se habla de que personajes de la política del pasado buscan cualquier pretexto para salir del país, tal y como sucedió con la senadora Vanesa Rubio, quien dice haber encontrado un trabajo mejor en el Reino Unido, luego de ser una cercana colaboradora de quien fuera candidato del PRI a la Presidencia de la República.
Así hay varios panistas, priistas y hasta morenistas que se ven involucrados en el negocio de la aprobación de la reforma energética, para lo cual sólo consultaron su estado de cuenta, pero no el contenido de la reforma.
La guerra de acusaciones a la que tanto temen viene de varios frentes, las declaraciones de Lozoya son sólo parte de las acusaciones que lo mismo pueden venir del exdirector general de Pemex, de Genaro García Luna, de César Duarte, de Zerón, de otros que por salvarse descubren a sus cómplices y crean una lista interminable de vinculados que, como si se tratara de una enfermedad contagiosa, surgen en cada momento, entre quienes se encuentran Videgaray, Luis Miranda, el fallecido Gerardo Ruiz Esparza, Beltrones, Cabeza de Vaca, Cordero, entre otros.
Los mexicanos esperamos un castigo ejemplar para quienes saquearon el país y no sólo eso, sino que regresen a las arcas del gobierno lo que estaba ya en sus bolsillos y sus cuentas dentro y fuera del país.
Se habla de tres países sede de las huidas de los funcionarios del pasado, Reino Unido, España y Cuba, donde se han precipitado algunos exfuncionarios públicos a llegar para desde esos territorios ganar el tiempo suficiente para negociar concesiones a cambio de señalar a sus cómplices. PEGA Y CORRE. – Los panistas, en voz de la diputada Laura Rojas, piden que los hechos judiciales no se politicen, porque hay muchos de sus compañeros de partido en las declaraciones de Lozoya, pero nunca exigió que los políticos no se metieran en las áreas de la justicia para enriquecerse personalmente. La politización de la conducta de los políticos es inevitable.
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