La alianza con la que Morena se va

“Hay que recuperar, mantener y transmitir la memoria histórica, porque se empieza por el olvido y se termina en la indiferencia.” – José Saramago.

 

Es evidente que no es lo mismo “ser borracho que cantinero”, citaría el refrán popular y es que en Veracruz el ejercicio del poder público desgastó antes de lo estimado a todos los representantes populares emanados de la corriente transformadora que promovió el presidente López Obrador.

Así el resultado histórico de la elección de 2018, podría ser totalmente diferente de cara al proceso intermedio del 2021.

La esperanza fijada en todos los órdenes de gobierno por una ciudadanía habida de resultados ha llevado al actual régimen a desmoronarse en el nivel de aceptación y aprobación.

En el horizonte la construcción de una coalición conformada por los tres partidos políticos antagónicos a Morena, se comienza a definir, en el afán de revertir la serie de acciones emprendidas con la única finalidad de arrebatar la elección por venir.

Y es que está más que documentado que el actual Gobierno Federal y Estatal fraguan a fuego lento un intento de mega fraude con el que se puedan perpetuar en el ejercicio del poder, atentando contra todos los principios que tanto pregonó el mismo caudillo tabasqueño defender.

Pero quien es el, para ir en contra de las aspiraciones naturales que dan las mieles del Poder, si en México han existido ejemplos previos de intentos por perpetuarse.

Ya en su momento las aplicó Juárez bajo el argumento de una guerra civil (conservadores vs liberales) y después ante la intervención francesa que trajo a México al archiduque Maximiliano de Habsburgo y su querida Carlota de Bélgica.

Y que dejó al principal prócer del actual presidente por 13 años en el ejercicio del poder, sin que jamás ganara ninguno de sus periodos por la vía democrática, pues en la única intentona por esta vía, se dio mediante menudo fraude electoral.

Lo mismo hizo el reformista Miguel Lerdo de Tejada a la muerte del oaxaqueño, intentar perpetuarse en el poder, hasta que el mismo Porfirio Díaz le arrebato la presidencia con base en la máxima “sufragio efectivo, no reelección”.

Aquel resultado del 2018 en el que Morena alcanzó un millón 465 mil votos logrando que Cuitláhuac García alcanzara la gubernatura, es posible que no se vuelva nunca más a repetir.

Y es que el nada despreciable millón 285 mil 308 votos alcanzados por la coalición PAN, PRD, MC confirmaron que unidos junto al PRI y sus 419 mil 411 votos, podrían convertirse en el factor que expulse para siempre a un proyecto sin pies ni cabeza como lo es Morena.

La alarma provocada ante la inminente construcción de esta posible coalición electoral, acalambra al otrora poderoso mapache electoral de Morena, quien, instalado desde la secretaria de Gobierno, mueve todos los hilos para impedir les arrebaten el poder.

El argumento que de manera provisional los unió, sería la de tramitar de forma paralela diversos juicios de inconstitucionalidad ante la SCJN por la aprobación de una Reforma Electoral que desaparece de golpe y porrazo los consejos electorales municipales, dejando vulnerable dichas acciones para entonces tener campo libre para robarse la elección del 2021.

Quizá así se explique la abyección de los legisladores locales, que cuales títeres hacen cuanto les indica dicho personaje desde Palacio de Gobierno.

Tan mal operan las cosas, que en la última intentona por arrebatar el control del Poder Judicial cometieron el error de impedir que los magistrados pudieran continuar en sus encargos por un periodo de cinco años contemplado en la misma Ley Orgánica del Poder Judicial.

El fallo de un juez federal podría llevar a la denuncia penal ante el ministerio público federal de los integrantes del Congreso Local, los cuales acumulan una raya más al traje que habrán de utilizar tan pronto concluyan con sus encargos.

 

Al tiempo.

 

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