El 9 de octubre de 2014 publiqué en “Prosa aprisa”: “El pasado domingo, 5 de octubre, en la sección Regional del Diario del Istmo de Coatzacoalcos, se publicó que el flamante secretario de Desarrollo Agropecuario, Rural y Pesca (Sedarpa) del Gobierno del Estado, Manuel Emilio Martínez de Leo, sufrió, en lo que califican como su ‘opulento rancho’, una mortandad de vacas canadienses lecheras de alto registro, debido al ¡calor!, no obstante que para tratar de salvarlas había acondicionado corrales especiales ¡con aire acondicionado!”
Preguntaba yo: “Pues cuánto dinero posee este señor, de qué tamaño es su fortuna económica personal que se da un lujo para sus animales que la mayoría de los 7 millones y pico de veracruzanos no lo tienen ni nunca en su vida lo tendrán”.
Agregaba: “La nota del Diario del Istmo, firmada por Pedro San Juan, de la corresponsalía de Acayucan, está acompañada por una fotografía donde, sí, se ve una enorme mansión. Dice que fueron introductores de ganado de la región quienes filtraron la información”. El periodista había ido para tratar de tener un testimonio de primera mano pero, obvio, no lo dejaron pasar.
Remataba mi comentario: “Lo que sí ya es preocupante, más allá de su ámbito, es que el señor Martínez de Leo habría comprado los semovientes sin la asesoría adecuada, por lo cual no resistieron las altas temperaturas que azotan al sur del estado. Y eso nos llevaría a cuestionar que si con ese conocimiento del campo, de la ganadería, maneja el agro veracruzano, entonces se explica porque está hecho un desastre y hay quejas al por mayor en contra de su gestión prácticamente de todos los productores de todas las ramas”.
Como ya se lo puede imaginar, el entonces funcionario era miembro de la pandilla del gobernador Javier Duarte, uno más que estuvo acusado del desvío de recursos (en este mismo espacio comenté en otra ocasión el señalamiento de una agricultora de Chicontepec que exhibió documentos que probaban que habían cobrado en Finanzas el dinero de una cosecha que les había entregado pero nunca se lo habían pagado) pero quedó impune.
Ayer el secretario de Finanzas, José Luis Lima Franco, dijo que interpondrán una denuncia contra exfuncionarios que desviaron 96 millones de pesos que la Federación dio para contratar seguros agrícolas y que le cobran ahora al gobierno de Cuitláhuac.
El pasado 30 de junio la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) ordenó que el gobierno de Veracruz devuelva al gobierno federal 96 millones 470 mil 817 pesos con 15 centavos, más intereses, que se entregaron durante la administración de Duarte para contratar seguros agrícolas, pero cuyos recursos fueron desviados.
El 18 de febrero de 2014 el gobierno de Veracruz firmó un convenio con la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa) para contratar seguros que cubrieran las pérdidas en caso de desastres naturales, en beneficio de los campesinos de 208 municipios del estado. El titular de la Sedarpa, quien los debía aplicar, era Manuel Emilio Martínez de Leo.
Un año después, la Auditoría Superior de la Federación (ASF) detectó que los fondos nunca se emplearon pues aunque se firmaron las primas correspondientes no se cubrió su pago, por lo cual las empresas aseguradoras terminaron cancelando los contratos.
Y congelan cuentas a Tarek
A otro pájaro de cuenta duartista, Antonio Tarek Abdalá Saad, el gobierno le congeló sus cuentas bancarias e incluso lo incluyó en el operativo “Agave Azul” en el que autoridades de México y Estados Unidos detectaron movimientos de dinero vinculados al Cartel Jalisco Nueva Generación.
La información exclusiva la dio a conocer Univisión Investiga y el abogado de Tarek la confirmó aunque negó su vínculo con la delincuencia organizada. Después de que sirvió de testigo para hundir a Duarte, el exdirector del DIF Estatal y extesorero del Estado se niega a carearse con su exjefe y protector. El congelamiento de sus cuentas sería una forma de presión para obligarlo a que señale en persona a Javier.
Ni corrupción ni impunidad. La sociedad veracruzana, que se siente agraviada, sin duda aplaudirá si se castiga ejemplarmente a estas fichitas.
Morenos harán una purga en el gobierno
A menos de un año de las elecciones, hay factores que preocupan al interior de Morena, aparte de que esta vez no estará en la boleta Andrés Manuel López Obrador.
Uno de ellos, por ejemplo, es el de los servidores públicos como el alcalde de Xalapa, Hipólito Rodríguez Herrero, quien con su decepcionante administración se ha convertido en el principal promotor del voto de castigo contra su partido y sus candidatos en la capital del Estado.
Durante las últimas reuniones partidistas estatales ha quedado de manifiesto que está más viva que nunca la preocupación por el daño que les causan también funcionarios estatales de todos los niveles por la manera en que se desempeñan en la administración pública.
Por ello, se le ha sugerido a la cúpula política que haga un sondeo del grado de empatía que tienen los empleados de base con los titulares de las áreas de trabajo que arribaron durante esta administración, para comprobar que no la hay y que además los rechazan.
Aseguran que se llevarían una desagradable sorpresa al descubrir que a un año y medio de gobierno los detestan no solo por su inexperiencia y soberbia sino también por el retroceso que causan a las instituciones por su nula capacidad para innovar o continuar al menos como estaban antes.
Les preocupa que morenos muchos de ocasión siguen sin la intención de aprender e improvisando con ocurrencias y que ni siquiera han podido ganarse la simpatía de sus empleados incluso para que los ayuden a promover el voto entre sus familiares, vecinos, amigos y conocidos.
No les pasa desapercibido que muchos funcionarios que llegaron por pago de compromisos, tampoco están sumando nada al proyecto de la 4T y que a su llegada no solo despidieron a personal con años de experiencia, a los que se pudieron haber ganado, sino que con el paso de los meses han despedido también a colaboradores que decidieron sumárseles y promover el voto en la pasada campaña.
Tienen detectado que a cambio han estado contratando amigos de la infancia o compañeros de la escuela, priistas, panistas o apartidistas, quienes creen haber sido tomados en cuenta por méritos propios y por lo tanto consideran que no tienen necesidad de “quemarse” promoviendo la causa de Morena o difundiendo el trabajo del presidente y el gobernador.
Morenos fundadores de su partido, activistas que ayudaron a consolidar el movimiento que ganó en 2018 y que fueron ignorados dejándolos fuera del gobierno, pero que se mantienen fieles, reclaman a sus dirigentes por haber tolerado la situación que los puede llevar a la derrota.
Pero no solo en el gobierno. Morenos enviados de la Ciudad de México especialmente para analizar la situación real en Veracruz están preocupados por el pobre nivel de los posibles candidatos que postulan para la elección del próximo año, incluidos diputados locales y federales que intentarán seguir mamando de la ubre en otros cargos.
A estas alturas ya les entró la urgencia de tratar de evitar una catástrofe electoral, pues temen que se repita el caso de los Yunes Linares-Márquez que perdieron la gubernatura en apenas un periodo, por lo que se disponen a hacer una purga para despedir a jefes y los amigos que llevaron pero que no tienen ni sienten ningún compromiso con la 4T.
Igual, buscan con lupa los mejores perfiles para postularlos como candidatos, pero se están llevando un chasco al comprobar que no tienen mucha tela de dónde cortar. Y el tiempo corre.