En México la violación a los Derechos Humanos fundamentales, ha sido y es una constante. Los mexicanos hemos padecido tal ignominia, por mucho tiempo. Los principales violadores son políticos, elementos de seguridad pública, militares y marinos. Somos racistas y un sector muy afectado es la población indígena. Paradoja al fin, ya que son los dueños de origen de éste país. Se les ha segregado y la pobreza de 62 millones de conciudadanos, es producto de lo que los gobiernos han procurado para sus aviesas intenciones. Es el mercado electoral, que tantos beneficios millonarios les deja. Engañados y ultrajados. Con leyes que lo que menos dan es justicia. Historia muy registrada. Es así, porque los gobiernos son lo mismo. De todos los partidos políticos, que lo que menos les interesa es el bienestar de su comunidad. Velan por sí mismos y los suyos. Para lograr sus más caros anhelos matan, engañan a una población inerme como mujeres, niños, ancianos. Pragmatismo, le dicen. La metodología es la misma: mucha verborrea pocas nueces. Todo tiene registro, pero lo olvidamos y nos seguirán pisoteando. *** Los ciudadanos dejamos de lado principios, nacionalismo, civismo. Nos hundimos en la gran selva, donde sálvese quien pueda. Vemos con indiferencia el dolor, el hambre, la necesidad olvidando nuestros orígenes. Carecemos de fortaleza, valentía para exigir nuestros derechos conforme a la Constitución que nos tutela. Los funcionarios públicos se perciben como majestades, cuando son simples individuos. Hay que entrar en conciencia, de que son nuestros empleados. Los mandantes son quienes pagan sus impuestos. La Salud, Economía, Seguridad, Educación están colapsadas repitiéndose la tradición. Los presidentes se van inmensamente ricos y nosotros quedamos extremadamente pobres y endeudados. Secuestros, desaparecidos, muertos, narcotráfico, victimas del cobro de piso, daños colaterales, robo del erario, delincuencia organizada existirán mientras seamos lacayos. El Covid sacude, pero no puede ser un pretexto. No más excusas a la ineptitud, desconocimiento, inoperancia, estulticia. Quien tenga oídos, que oiga y ojos que vea. Debemos exigir o nos seguirán pisoteando. No hay fórmula para terminar con la pobreza y en el intento fallido se desarrolla más. *** Y para las agruras del mole…usted sabrá que tomar. Hasta la próxima.
DERECHOS HUMANOS
148