La nueva edición de EL PAIS México publicó ayer una extensa entrevista con el exsecretario de Hacienda y Crédito Público, Carlos Urzúa, en la que habla de la ignorancia económica del presidente Andrés Manuel López Obrador, al que califica de autoritario y de quien recuerda que fue un priista “setentero” que tenía ideas de Echeverría y de López Portillo.
Afirma que el estado de nuestra economía es mala y que el covid-19 nos hundió pero que ya se venían enfrentando problemas desde el año pasado.
Expresa que entender lo que está pasando, en términos económicos, no es difícil porque está muy bien diagnosticado desde tiene mucho tiempo: esencialmente, que no hay dinero porque la recaudación es muy baja, pero también porque la inversión pública ha ido reduciéndose por falta de confianza en el Gobierno federal.
Sobre la baja recaudación, aterriza: “López Obrador ha sido muy claro desde siempre. Él no quiere impuestos. Creo que no lo debía haber dicho, pero lo dice y lo repite todo el tiempo. Una de las razones por las que lo hizo fue obviamente para ganar votos”.
A la pregunta sobre cuáles son los mayores riesgos que enfrenta México en materia económica, responde que lo que se nos viene encima va a ser sumamente complejo por muchas razones.
El mayor riesgo que ve es el enfrentamiento, que está germinando pero que eventualmente se va a dar muy pronto, entre el Gobierno federal y los estatales por la falta de dinero.
Argumenta: La gran mayoría de sus ingresos provienen de las participaciones federales, pero estas dependen de cuánto se recauda y eso depende de la dinámica que tiene la economía, y en este momento todo se está cayendo.
“Todavía no hay cifras respecto a mayo, por ejemplo, pero seguramente el impuesto sobre la renta y el IVA, se desplomaron. Eso, desde un punto de vista de la Ley de Coordinación Fiscal, significaría que también las participaciones disminuirían de manera dramática, no solo las del Gobierno federal”.
Reconoce que hay dos fondos, uno de estabilización de ingresos estatales, de 60 mil millones de pesos, y otro federal, de unos 150 mil millones que pueden ayudar a paliar un poco la situación, “pero no mucho”. Un segundo riesgo que ve, “muy preocupante”, y del que estaban muy conscientes desde el inicio, es el asunto de las pensiones, “que a final del día es una bomba de tiempo que va a estallar”.
A su juicio, hay falta de conocimiento económico en el Gobierno federal, pero sobre todo de solidaridad social. Afirma que el gasto que tiene dedicado el Gobierno a paliar este problema “es cualquier cosita, básicamente nulo”.
Señala con contundencia: “la política fiscal ha sido muy mala”, no se ha cuidado, y señala que todavía no se ha entendido la importancia del sector formal en México. “Estamos castigando la formalidad en México, y ahora a los empresarios y a los trabajadores”.
Sustenta: “seguimos insistiendo en que deben estar cotizando en la seguridad social cuando no tienen dinero, cuando muchos de ellos no tienen capital de trabajo, están mermando su propia riqueza, la poca que van a tener en el futuro, y posiblemente pongan en riesgo incluso su situación de servicios médicos cuando estén viejos”.
Para él, se debió haber subsidiado el empleo formal, el Gobierno hubiera pagado las contribuciones del trabajador y del empresario hasta cinco salarios mínimos, y también ayudado a la gente que está acudiendo a sus afores, dándole lo que está retirando, o al menos cambiando la ley para que no se necesiten tener 1,250 semanas para poder tener servicios médicos cuando esté en su vejez.
En cuanto a la decisión de no endeudarse, lo atribuye al estilo personal de gobernar del presidente: “es muy autoritario y él, en particular, creo que tiene menos interés en escuchar a economistas que el que mostraban muchos presidentes anteriormente”.
Recuerda la época de Luis Echeverría, cuando llegó un momento en que la presidencia decidía en materia económica. “Algo así está sucediendo ahora. Creo que es un poco por ignorancia, con todo respeto para el presidente, él no tiene por qué saber mucho de economía, la verdad”.
Pero también cree que porque fue una de sus banderas: no alzar impuestos y porque: “’No se apuren, todos estos déficits y deuda que hemos tenido es simplemente porque hay una corrupción dentro del Gobierno federal, porque se dan unos lujos que nosotros no vamos a tener’. Entonces, es susceptible a creer en estas ideas que no tienen mucho fundamento”.
Comenta que López Obrador está confundido con respecto al Fobaproa al no distinguir entre banqueros y “casa bolseros” y que en la actual crisis no entendió realmente la petición de las empresas. “Una cosa es que venga a pedirte el sector financiero que lo rescate y otra cosa es que venga el sector real a decirte: ‘¿Sabes qué? Ayúdame a que no tenga que despedir a tanta gente. Ayúdame con costos de seguridad social, costos laborales’”.
Sobre el enfrentamiento con el sector privado, expresa que sería casi la puntilla para la economía si se entra en el camino de no retorno. Comenta que la baja de la inversión privada es el signo más desalentador y más peligroso, aparte del asunto humano, el desempleo y la pobreza.
“Es una cifra dramática porque eso explica la falta de confianza por parte del sector privado. Yo tenía una gran esperanza en que pudiera ser un buen Gobierno y por eso acepté integrarme de nuevo a su equipo”.
Cree que el momento en que todo cambió fue en la decisión que tomó AMLO de detener el aeropuerto de Texcoco. “Creo que esa fue una idea errónea. Nosotros se lo decíamos dentro del Gabinete”.
“Es algo que yo creo que nunca se debió haber hecho. ¿Por qué lo hizo? La verdad, no sé, pero fue una muy mala decisión. Creo que fue la peor decisión de todas, junto con su discurso, que la verdad también… Él ya había ganado y ya era presidente. No entiendo todavía este discurso diario que es tan polarizante, tan maniqueo, ¿no?, que simplemente no le ayuda a un presidente en ningún lado, ni siquiera a Trump en Estados Unidos”.
Sobre el tema del desprecio por la energía limpia, del que ha escrito, apunta que cuando el presidente y la gente de la Secretaría de Energía hablan de autosuficiencia energética, hay una ignorancia absoluta.
Se refiere a Manuel Bartlett. “Creo que él es un político muy astuto”. Señala que es una persona que tiene un desconocimiento absoluto acerca de la CFE, pero que es un hombre sumamente astuto, un hombre que, en cierta medida, refleja parte de lo que siempre fue López Obrador.
“López Obrador fue un priista cuando era joven, pero un priista setentero, que tenía estas ideas de Echeverría, de López Portillo. Creo que Bartlett ha jugado muy bien su juego”.
“Uno de los mayores desplantes que usa no solo el presidente, sino buena parte de su gabinete o afines, es acusar de neoliberal, de conservador, a todo el que discrepa, pero, ¿acaso la economía mexicana no es neoliberal también?”, le hacen la última pregunta.
“Claro. Yo diría que él usa la palabra ‘neoliberal’ como un insulto. Es decir, en lugar de decir ‘pendejo’ o ‘chinga tu madre’, dice ‘neoliberal’ porque él generalmente no dice malas palabras. Creo que es absurda la manera en cómo él y cómo Morena, en general, emplean el término. La economía mexicana es muy neoliberal… es totalmente neoliberal”.