“La ambición es el último refugio del fracaso.” – Oscar Wilde.
Cuando los políticos no asumen su papel como corresponde, las naciones enfrentan severas crisis.
Casos y ejemplos existen muchos, Hitler se asumió como guardián de la preservación de la raza aria, nadie en su país se lo pidió, y mire lo que provocó, nada más y nada menos que la peor barbarie del Siglo XX.
Mao Tse Tung se erigió como el padre de la República Comunista China, masacro y acabó con millones de chinos a los que el responsabilizaba de todos los males en su nación, tampoco nadie le pidió enfundarse en esa casaca.
En Italia, Benito Mussolini y sus camisas negras instauraron un régimen de terror bajo el empleo del fascismo, otra mal entendida filosofía que simplemente lo llevó a instaurarle en el “Salvatore de la Patria”.
En todos los casos, la historia al final dejó simplemente muestras de autoritarismo y cerrazón, cargados todos en preceptos socialistas y nacionalismos ramplones, dejando de lado el valor de ser humano.
En nuestro país, el actual presidente de México, el señor López Obrador, se cree facultado con todos los derechos para autonombrarse “guardián de la democracia”, al menos fue lo que espeto en la conferencia matutina de este lunes 22 de junio.
Pero lo que al señor presidente se le olvido, es que nadie lo nombró, ni lo contrató para dicha tarea, para ella, se crearon en México los organismos públicos autónomos que inclusive le llevaron al poder, como el Instituto Nacional Electoral (INE).
Claro que, a pesar de ello, es tan grande su encono, su coraje y su rencor, porque en su momento a su parecer no le reconocieron sus triunfos anteriores, que ya ha hecho manifiesta su intensión a través de sus legisladores de ir por esos órganos y desaparecerlos, o cuando menos controlarlos.
El presidente López busca a todo lugar cooptar la democracia de este país, para garantizar la continuidad no de su partido, sino de su propio encargo, el cual buscará a como dé lugar mantener cual dictador.
Se equivoca señor presidente, usted no es guardián de nada, usted es el titular del Poder Ejecutivo y responsable de la operación del Gobierno, el cual por mucho que intente distraer, no ha sabido conducir en los últimos 18 meses.
Por el bien de esta nación y por el bien del pueblo de México, más le valdría concentrarse en lo verdaderamente importante que es atender tres cosas, combatir sanitariamente el Covid-19, garantizar el repunte de la economía –con sus implicaciones, generación de empleos, generación de inversión de capital, etc.- y garantizar la seguridad pública, hoy entregada a sus socios los criminales.
Cuando cumpla con esas tres cosas, quizá y solo entonces, pueda tomarse el tiempo para pensar de qué forma se puede mejorar la custodia de la democracia en México, antes ni lo sueñe.
México y los 120 millones de compatriotas lo estamos observando.
Al tiempo.
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