La estrategia opositora para debilitar a AMLO

Me pareció exagerada la marca de agua (el trasfondo) “confidencial” que la Presidencia puso ayer a las dos hojas de la estrategia que, dijo, es de un presunto “Bloque Opositor Amplio” (BOA) para debilitar al presidente.

Como si se tratara de los famosos “papeles del Pentágono” (los Pentagon Papers) los presentó y leyó ayer Jesús Ramírez Cuevas, coordinador general de Comunicación Social y vocero de la Presidencia.

En general, la estrategia “Rescatemos México” de un presunto BOA, no plantea más que lo obvio que plantearía cualquier oposición: quitar a Morena la mayoría de la Cámara de Diputados en 2021 y luego lograr la revocación del mandato de AMLO en 2022.

El objetivo de todo partido político es conquistar el poder. Luego entonces, que la oposición lo pretenda es algo normal, natural.

Diría que más bien el presidente quiso que se hiciera público el asunto como para enviar un mensaje a la oposición: sé lo que pretendes y te estoy vigilando, o como dirían en el pueblo, “ya te vi he, ya te vi”.

Tal vez para que no lo acusaran de que espía a la oposición –Felipe Calderón reviró de inmediato diciendo que “es un delito que la espíe”—, dijo que los documentos se los había hecho llegar “el mismo pueblo que me entrega cosas”. Mjú.

Él mismo sintetizó el contenido de la “estrategia”: “quiénes participan, sus vínculos en el extranjero, cómo se contempla el hacer campaña a través incluso de la prensa internacional en contra nuestra”.

Fue cuidadoso: comentó que no sabía sobre su validez, pero que no estaba de más darlos a conocer. No estuvo de más.

Lo único novedoso fue saber que la estrategia, si es que existe, que creo que sí, se llama “Rescatemos a México” y que el proyecto es de un llamado Bloque Opositor Amplio (BOA).

¿Cuál sería el objetivo del presunto bloque opositor? Promover el desplazamiento de Morena de la mayoría de la Cámara de Diputados en 2021 y revocar el mandato presidencial en 2022.

En realidad, nada que no se pueda esperar de la oposición, llámese como se le quiera llamar a cualquier estrategia. Es una aspiración natural de toda oposición lograr o rescatar el poder. Aquí el ingrediente adicional es que iría unida, en un bloque amplio.

El diagnóstico de la presunta estrategia no está equivocado: a un año de las elecciones federales y locales de medio sexenio, el presidente mantiene aceptación arriba del 50 por ciento y Morena, aunque ha perdido terreno, se proyecta como la primera fuerza en la Cámara de Diputados y al menos en 10 de las 15 gubernaturas a renovarse en el 2021.

Con base en dos encuestas diferentes, en este espacio he comentado algo parecido, porque me parece obvio. Nada que requiera de una ciencia en especial. Es de sentido común.

La argumentación opositora estaría planteando: “El gobierno ha logrado mitigar el impacto económico de la crisis sanitaria del coronavirus regalando grandes cantidades de dinero público entre los afectados, a través de los programas sociales. Es dinero sin ninguna utilidad efectiva contra la pobreza, pero con beneficios político-clientelares inmediatos. No obstante lo anterior, es posible desplazar a Morena en las próximas elecciones federales y locales si se aplica desde ahora una estrategia en dos frentes”.

Las dos cosas son ciertas. La última, posible, aunque no fácil.

¿Qué estaría planteando el BOA? Por un lado, potenciar las debilidades y limitaciones de Morena como partido en el gobierno, más las administraciones locales, pugnas internas, debilidad organizativa y alejado del presidente de la República.

Insisto, eso es lo único que se puede hacer.

El BOA, si se concreta, integraría al PAN, al PRI, al PRD y a MC, “partidos emergentes como México Libre, gobernadores, alcaldes de las principales ciudades, grupos empresariales locales, medios de comunicación comunicadores a fin (sic), redes sociales orgánicas y organizaciones de la sociedad civil”.

¿Alguien duda que los programas sociales tienen un objetivo clientelar-electoral? Tampoco, nada que el gobierno no pueda esperar que no se piense o no se crea. No se requiere ser estratega o tener alguna estrategia para pensar que así es.

En este espacio he venido comentando cómo, por ejemplo, los panistas del sureste del país están convencidos que nada tienen que hacer ante la imagen y aceptación de AMLO, por lo que su estrategia está enfocada, desde el año pasado, a explotar las debilidades y las limitaciones del gobernador para abajo.

Desde mi perspectiva, solo un bloque opositor amplio, pero muy amplio, podría derrotar a AMLO y su partido. Pero leamos cuál sería el plan de acción del BOA, según la presidencia.

“Uno. Acordar con las dirigencias nacionales de PAN, PRI, MC, PRD y organizaciones afines la postulación de candidatos únicos en los distritos electorales federales de mayor rentabilidad.

Mediante encuestas, determinar las fortalezas y posibilidades de triunfo de cada partido y promover candidaturas únicas del BOA, ya sea de jure o de facto.

Número dos. En los estados gobernados por el PAN, PRI, PRD y MC acordar con los mandatarios una alianza para apoyar el BOA tanto en los distritos electorales federales como en los locales, de acuerdo a las posibilidades reales y al peso específico de cada partido”.

Hasta donde he platicado con algunos dirigentes partidistas opositores, por lo menos en Veracruz, desde el año pasado vienen pensando en ello, e incluso algunos ya se han reunido. Se ve factible pero no es fácil.

No porque, según he advertido, les gana la ambición. Ninguno acepta con realismo y hasta humildad que su partido no tiene nada para ganar y que sus candidatos no son los mejores. Va a ser una olla de grillos entre ellos si finalmente pactan un posible acuerdo.

Sigamos: “Encargar a las cámaras empresariales locales que apadrinen a los candidatos del bloque opositor con recursos, personal, propaganda, manejo de redes, movilización, organización y capacitación electoral”.

Esto pudo ser antes. Ahora, salvo los que verdaderamente tienen finanzas boyantes, la mayoría anda de capa caída viendo cómo sobreviven. No van a invertir un peso si además no tienen ninguna seguridad de que van a ganar. Y le tienen miedo al SAT. Apoyarán pero mínimamente.

“Cuatro. Cuidar el perfil de los candidatos del bloque opositor, seleccionar jóvenes y mujeres de la sociedad civil con buena fama pública preparados en temas de políticas públicas identificados con los valores empresariales de libre mercado distintos a los políticos profesionales o clientelares de Morena, apoyarse en egresados del Tecnológico de Monterrey, el ITAM, la Universidad Panamericana y la Iberoamericana”. (Mmm).

“Cinco. Centrar el discurso del bloque opositor en dos ejes: desempleo o inseguridad, responsabilizar a la Presidencia de AMLO y de la 4T del ahondamiento de estos dos males del país”.

Aquí sí creo que hay mucha tela de dónde cortar, pues, además, la realidad es palpable, sufrible y lacerante. Este, creo, es el gran filón que cualquier opositor puede explotar. Si lo sabe hacer ganará terreno.

“Seis. Contratación de grupos de redes sociales, influencers y analistas para insistir sobre la destrucción de la economía, de las instituciones democráticas y el autoritarismo político del gobierno de la 4T”.

Es posible. Hay quienes, además, están preparados para ello y muchos lo harán con gusto si además les pagan.

“Siete. Desde ahora, campañas del bloque opositor en medios de comunicación y redes sociales cuestionando los resultados del gobierno, desempleo, pobreza, inseguridad y corrupción”.

Esto se está haciendo desde hace mucho sin necesidad de bloque opositor.

“Ocho. Cabildeo del bloque opositor en Washington, Casa Blanca y Capitolio para destacar el daño que está haciendo a las inversiones norteamericanas el gobierno de la Cuatro T”.

Esto sí es peligroso y, haya o no bloque, es algo que no debe perderse de vista. Se dará con o sin bloque, tarde o temprano. Merece comentario aparte. Para mí, es lo más preocupante. Ya argumentaré por qué.

“Más que compararlo con Venezuela, el bloque opositor debe subrayar la altísima migración masiva de mexicanos hacia Estados Unidos si se profundiza la crisis de desempleo e inseguridad”.

“Nueve. Replicar esta narrativa en la prensa norteamericana y europea.” No. La prensa extranjera, profesional e independiente, altamente ética, no se presta a nada de esto. Hace periodismo de investigación, de análisis serio y se apega a la verdad

“Diez. Campaña de negativos contra Morena, destacar su rijosidad crónica, su divisionismo interno y su incapacidad para gobernar Baja California, Ciudad de México, Chiapas, Morelos, Puebla, Tabasco, Veracruz, así como ciudades importantes. Es tan negativo Morena que hasta AMLO se ha deslindado y distanciado de su propia criatura. Bueno, dice: ‘creatura’”.

Contra Cuitláhuac no hay necesidad de ningún bloque. Desde que arrancó, la mayor parte de la prensa lo critica y le critica que no tiene capacidad.

Después, salvo otro párrafo, vienen nombres de medios, de gobernadores, de encuestadoras, de empresas, de periodistas, columnistas y comentaristas, de expresidentes, de instituciones y de quienes serían los promotores y actores del bloque.

Lo que dice el otro párrafo: “Doce. Una vez que inicie el proceso electoral, el discurso del bloque opositor debe martillar dos tesis: Morena es perfectamente derrotable en las urnas el 6 de junio del 2021; dos, ganando la mayoría de la Cámara de Diputados el bloque opositor cerrará la llave del presupuesto a la Cuatro T, bloqueará las reformas legislativas lesivas, habrá un contrapeso real al presidencialismo de AMLO y crecerán potencialmente las posibilidades reales de revocar el mandato presidencial en marzo del 2022.”

No sé si exista el BOA. Lo que sí, que en Veracruz los opositores tratan de negociar e ir en bloque. Pero que, algunos, no se despojan de sus  ambiciones personales o de grupo.

 

 

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