No lo dicen los opositores políticos, no lo dice la prensa crítica e independiente (que molesta mucho al presidente), no lo dicen los “conservadores” ni los “neoliberales”, lo afirma un funcionario federal de Morena, Manuel Espino Barrientos: “dentro de tres, cuatro o seis meses”, una vez que se normalice la situación “podemos pasar por una etapa muy ruda de inseguridad”.
Entrevistado para el diario El Universal, se le preguntó si por el desempleo. “Claro, mucha gente va a regresar y no va a encontrar trabajo, pero va a tener hambre”, fue su respuesta inmediata.
Por eso sugiere que quienes están en el diseño prospectivo —es decir, los que, a partir de lo que está sucediendo, deben ver lo que podría pasar dentro de tres, cuatro o seis meses— “tienen que ir considerando la herencia que la pandemia va a dejarle al país en materia de seguridad, porque es muy complicada”.
El expanista precisa que la suya es una estimación de sentido común que debe tenerse en cuenta, esto es –interpreto–, que no se necesita ser un experto para prever lo que puede pasar, aunque, en su caso, aparte de su sentido común también tiene los elementos que le da ser comisionado del Servicio de Protección Federal (SPF).
De acuerdo a su Reglamento, el SPF es un órgano administrativo desconcentrado de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana que tiene a su cargo la prestación de servicios de protección, custodia, vigilancia y seguridad de personas, bienes e instalaciones a las dependencias y entidades de la Administración Pública Federal, así como a los órganos de carácter federal de los Poderes Legislativo y Judicial, organismos constitucionalmente autónomos y demás instituciones públicas que así lo soliciten.
A eso me referí el lunes cuando comenté: “Como van las cosas, podría venir un problema todavía mayor (al del desempleo y la pobreza): una crisis social de grandes proporciones en la que el gobierno termine reprimiendo a la población. No soy agorero del desastre, pero no se descarte. Quienes andamos a ras de tierra constatamos que la pradera se seca cada vez más y bastará una sola chispa para incendiarla”.
Espino expresa que la gente va a tener hambre. No, ya la tiene y está desesperada. Por eso las manifestaciones frente al Palacio Nacional y al Palacio de Gobierno en Xalapa y a los palacios municipales, lo mismo de meseros que de taxistas, de payasos que de músicos y sonideros, de empleados despedidos de sus fuentes de trabajo y un largo etcétera.
Con un dato adicional muy preocupante: de acuerdo con datos del IMSS publicados el lunes por El Financiero, de los 685 mil 840 empleos que se destruyeron entre marzo y abril (cuando apenas comenzaba la epidemia en México), 375 mil 714 plazas, el 55% de ellos, eran de jóvenes trabajadores de menos de 29 años.
Muchos de estos jóvenes y sus familias no van a tener hambre, seguro ya la tienen y ante la falta de fuentes de trabajo son carne de cañón natural para la delincuencia organizada. Van a buscar la forma de tener un ingreso seguro y los únicos que se los pueden ofrecer son los grupos delincuenciales, y cuando mejor les vaya tendrán que salir a asaltar o a robar, a delinquir para tratar de llevarles el sustento diario a sus familias.
O cuando no, serán familias enteras las que saldrán a protestar para que se les ayude; no será raro que bloqueen calles, caminos, carreteras, y ahí es donde entrarán las fuerzas policiacas a desalojarlos.
Esto es lo que, en otras palabras o en forma no abierta, seguramente para no molestar al presidente, fue lo que dijo Espino Barrientos, por eso habla de una etapa “muy ruda de inseguridad”.
Nombramiento de fiscales, la suerte está echada
Como dijera Julio César, en el caso del nombramiento de las nuevas fiscales General del Estado y Anticorrupción, la suerte está echada.
La tarde de este miércoles, en la reunión previa de la Junta de Coordinación Política (Jucopo), se presentarán ternas en las que van los nombres de Verónica Hernández Giadáns y Aillet García Cayetano.
La voluntad política se decantó a favor de ellas y la operación política en el Congreso local negoció y aseguró los 34 votos para lograr la mayoría calificada que se requiere en la votación de mañana jueves.
Nada extraordinario que altere lo que –lamentablemente– ha sido la normalidad desde que se creó la Fiscalía General del Estado: la imposición del titular por parte del gobernador en turno.
Cosa de recordar que Javier Duarte impuso a Luis Ángel Bravo Contreras y Miguel Ángel Yunes a Jorge Winckler Ortiz. Incluso en el caso de este último ni convocatoria hubo.
La Jucopo, bajo control entonces del PAN, delimitó una lista de diez candidatos que envió a Yunes, quien a su vez seleccionó su terna en la que iba Winckler, hicieron el circo de que los entrevistaban pero el tamal ya iba cocido a favor del abogado oaxaqueño.
En el caso actual, operadores de la fiscal general argumentan que los resultados hablan por su trabajo, como la detención el lunes de cuatro secuestradores en un lugar conocido como La Encantada, en Sihuapan municipio de San Andrés Tuxtla, distrito de la funcionaria, quienes tenían en su poder al hijo de un ganadero por el que pedían un rescate de 15 millones de pesos.
Que no lo renunciaron, que se hizo “a un lado”
Me escribió Juan Carlos Espino Reyes, de quien comenté ayer que había sido renunciado en el DIF Estatal Veracruz. Me solicitó le publicara su versión:
“… primero que nada me gustaría decir, que mi familia y yo venimos de la cultura del esfuerzo, así me lo inculcaron, quienes nos conocen, saben que hemos estado ligados a distintos rubros empresariales como lo son el turismo, hotelería, restaurantero, el autotransporte, entre otros.
Somos gente de bien, auténticos xalapeños que datan desde, nietos del Gral Jara, Directores de una preparatoria emblemática del centro de la ciudad, iniciadores del transporte público en la ciudad y la región, fundadores de líneas de autotransporte y reconocidos servidores públicos municipales.
¿Porque le digo esto?, porque en su columna señala que se me separó de un cargo, por el hecho de haber sido funcionario de una administración estatal muy cuestionada sí, como si eso borrara de un plumazo toda la trayectoria laboral y de vida de una persona convirtiéndola en cómplice o artífice de algún crimen o irregularidad.
No voy a negar, haber trabajado bajo las órdenes de Arturo Bermúdez, tampoco podría negar mi trayectoria laboral en la legislatura Federal, en la Secretaría de Gobierno, en la Dirección Gral. de Aeronáutica Civil, en administraciones pasadas, así como tampoco podría negar que ahora he colaborado en campañas electorales a favor de Morena en 2018, y que a principios de 2019 se me dio la oportunidad de estar nuevamente en la SSP, adscrito al área de Transporte Público.
No podría negarlo, porque es de bien nacido ser agradecido y siempre lo he sido con la gente que me ha dado la oportunidad de trabajar, no se me puede acusar de ser observado, señalado o investigado por ninguna autoridad estatal o federal y como no existe el delito de ex jefe incómodo, hasta el día de hoy puedo ver a la gente a la cara.
Efectivamente, me hice a un lado, del cargo que hasta la semana pasada honrosamente ejercía al interior del DIF y me quité de en medio al no encontrar el espacio de desarrollo oportuno para desenvolverme, preferí dar las gracias.
No tengo conocimiento de que el Gobernador Cuitláhuac García, hubiese pedido mi renuncia, estoy seguro de que el mandamás veracruzano tiene temas prioritarios que atender en la entidad, más allá de cazar a funcionarios de administraciones pasadas, porque habría que decirlo, seríamos muchos los sentenciados y estoy seguro de que, en el nuevo gobierno de la 4T, se priorizan las capacidades personales”.
Su trayectoria nadie la cuestionó, que yo sepa, en el DIF, sino que se quejaban de su forma de proceder, tomándose atribuciones que no le correspondían, invadiendo áreas, ordenando sin conocer el funcionamiento interno y tratando con falta de tacto al personal, lo que le estaba creando mal ambiente a la Directora; quejas que generaron críticas en diversos espacios periodísticos a su persona.