INMERSOS EN LA CORRUPCIÓN.

López Portillo en su época, emitió un slogan: “La solución somos todos”, mismo que de inmediato y por todas partes fue cambiado por: “La corrupción somos todos”.

Algo que ha encantado a todos los mexicanos, ha sido la creencia de que se lucha contra la corrupción, pero así como existen personas que creen que el actual presidente no maquilla cifras de violencia, que no adquiere deuda y mantiene estable la economía; que ha maximizado los recursos para atender a los olvidados; que busca acabar con la corrupción;  y que, por supuesto es todo lo contrario, pero basta con ser palero o tapadera y cegarse a la realidad y convertirse en cómplice, para ser parte también de la corrupción que se está cometiendo ya sea con todo propósito, por error, o por ignorancia.

Si analizamos el significado de corrupción, es la acción y efecto de corromper, depravar, echar a perder, sobornar, pervertir, dañar, abusar, abusar del poder, el provecho indebido o de funciones para obtener ventajas económicas, o también para dañar a terceros.

Además, existen varios tipos de corrupción, pero va desde nuestro comportamiento de prepotencia, constatándolo con la forma de conducir obstruyendo el paso de peatones, estacionándonos indebidamente, sobre todo en los merenderos y con la ayuda de la autoridad que lo tolera y que no pinta los pasos peatonales, y ni se preocupa por educar la vialidad. Podemos señalar la corrupción literaria y lingüística; corrupción de menores” que puede aparecer desde el momento en que se perturbe la paz y tranquilidad de algún menor y le pueda causar algún malestar.

Tratándose del almacenamiento de datos en informática, si los “bits” alteran su presentación, o por una mala transmisión de los datos, se considerar que es un archivo corrupto.

El tipo de corrupción que al parecer más aqueja y duele a los ciudadanos, es el que conocemos como corrupción política, que se refiere a todo abuso de poder para obtener provecho, generalmente económico, pero también, aunque no exista la utilidad monetaria, tan solo actuar con prepotencia, “porque me canso ganso”, sin analizar la gravedad del caso o sus consecuencias, como la cancelación del aeropuerto de Texcoco, con una consulta a modo, y cuya anulación se calcula con un costo mayor a los 10,500 millones de dólares. La dizque venta del avión presidencial, que sin ningún estudio se manda a E. U., en donde se ha pagado más de 30 millones de pesos y se siguen pagando más de once mil pesos diarios por su estancia en E. U., así como la rifa de dicho avión, que no se va a rifar, y tanta cosa más,  que si analizamos honestamente, conlleva en todo corrupción, pero desgraciadamente, el pueblo bueno y sabio, no lo sabe considerar de ese modo, pero se está convirtiendo en cómplice de francos y flagrantes actos de corrupción si es anuente a ellos.

Somos deseos todos que no exista corrupción, pero a diario nos sometemos a muchos actos de ella, podemos hablar del tráfico de influencias, al que todos buscamos para la obtención de algún proyecto, o como se está haciendo en el gabinete presidencial, en que se ha colocado a familiares y personal muy allegado en puestos sumamente claves, aunque no tengan capacidad ni experiencia.

Todos los Códigos Penales de los Estados, señalan determinados actos de corrupción. Nuestro Código Penal para el Estado de Durango, contempla un capítulo denominado Delitos por Hechos y/o Actos de Corrupción, en la que se contemplan 28 artículos que tratan desde la intimidación, abuso de autoridad, peculado, concusión, tráfico de funciones, etc.

La extorsión, tan sumamente favorecida en todas partes, muy socorrida por los policías y de la que no creo nadie haya estado exento.

La falsificación de adjudicaciones públicas, con contrataciones falsas y fuera de las vías legales. De sobra conocido han sido las adquisiciones del gobierno federal sin licitación alguna y, sobre todo, a un precio mucho mayor y a personas con las cuales se sabe ya existe una estrecha relación.

La corrupción se presenta tanto en la función pública como en la privada, con consecuencias completamente negativas para la mayoría que no sabe combatirlo, o que cierra los ojos ante la corrupción que en su cara se comete, pero que, por favorecer a una persona, a su dirigente, a su partido, a su mesías, y al tolerarla, redunda en la reproducción de las burocracias, reduce los recursos para el trabajo honesto y va naturalizando estos hechos como cotidianos y, lo más degradante para la sociedad es que, la justicia se va perdiendo en todos los ámbitos y todos los sentidos.

Al darse a conocer la compra hecha por el IMSS al hijo de Bartlett, de ventiladores para coronavirus a un precio sumamente excesivo y que, aunque es suposición mía, al haberse mandado investigar la concusión que se cometía, ahora los devuelven para tratar de “taparle el ojo al macho” que, aunque supuestamente se habrá de investigar, de la misma manera que fue investigado Manuel Bartlett, por ser enriquecimiento ilegítimo, no se encontrará nada.

Todo se encuentra preparado, hasta con los paleros que se sientan en las sillas principales de las mañaneras y son a quienes dan la palabra para que pregunten y den pauta a que exhiba su megalomanía el presidente, que es también corrupción, de tal manera que, no se está combatiendo corrupción alguna, si analizamos correctamente el significado de dicha palabra en toda su extensión.

En síntesis, este gobierno, por mucho que culpe a los anteriores de los errores que comente y su incapacidad, se ha distinguido hasta la fecha, en muchos más actos de corrupción que cualquiera otro; pero es conveniente también, estar conscientes que cotidianamente todos cometemos actos de corrupción, y si deseamos se terminen, es preciso conocerlos y evitarlos, por nuestro bien y el de nuestros hijos.

 

 

 

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