En algunas frases motivacionales he visto que la ansiedad tiene sus orígenes en el exceso de futuro, es decir en la incertidumbre de no saber qué pasará, en el miedo a lo desconocido, las expectativas e ideas que nos preocupan de manera constante. Si lo anterior es cierto, ya podremos imaginar el caos que enfrenta la humanidad actualmente.
A lo largo de la historia siempre han existido modelos económicos que predicen distintos panoramas en escenarios positivos o negativos, pero tengo la certeza de que ni en el peor escenario imaginábamos semejante contingencia a nivel mundial. Ahora todos los países han tenido que modificar sus estructuras, por ende, la forma de vida de todos también se ha transformado.
En México y América Latina, nos encontramos en vías de desarrollo en cuanto a tecnología se refiere, pero en países asiáticos nos llevan una gran ventaja. Basta con mirar cualquier documental sobre sus inventos, visitar algún sitio turístico en Japón o China, para sentir que estamos viviendo en el futuro, pero no. Es un presente al que no estamos acostumbrados porque hasta el momento las condiciones de vida no nos lo habían exigido, por ello íbamos aprendiendo poco a poco, a nuestro propio ritmo.
Alrededor de 126 millones de personas viven en nuestro país, de los cuales más de 74 millones son usuarios de internet, es decir más del 50% de la población. Desafortunadamente aún existe un rezago en casi 40% de los habitantes, todos ellos van aún más atrasados en las demandas del presente. La contingencia sanitaria ha hecho que todo se realice desde casa. Esto ha demostrado que diversos trabajos son igual de productivos desde el hogar que en una oficina. Lo que podría ahorrar grandes cantidades a las empresas.
La tecnología ha jugado un papel indispensable en estos días, pero ¿cuántos saben ocuparla? ¿cuántos estaban preparados para estos retos? En medio de esta pandemia, la resiliencia es una cualidad indispensable, porque solo quienes aprendieron a diversificarse, utilizar la creatividad e innovar en medio de la crisis, son los que no han sufrido mayor estrago en su economía.
Más allá de los negocios y la tecnología, este es un momento clave para revalorar la educación en todas sus formas y vertientes. Es evidente que el modelo educativo requiere fortalecer los conocimientos, desarrollar desde temprana edad el interés en campos científicos, pero también prestar atención al desarrollo emocional.
En medio de cualquier crisis lo indispensable es saber mantener la calma, para poder decidir, pero también para actuar. ¿cuántos podrían dirigir un equipo en estas condiciones? ¿estaban preparados los gobernantes para algo así? Probablemente muchos de ellos no, por ello vemos medidas en comunidades que parecen ridículas, pero repito. ¿quién puede culparles?
Después de esta pandemia es probable que lleguen otras, no podemos regresar a lo que conocíamos como normalidad, porque de hacerlo nuevamente nos veríamos afectados ante los cambios inesperados. Es necesario que todo lo vivido sea un precedente para entender mejor al mundo, si lo vemos desde la perspectiva económica y el desarrollo humano, las crisis son áreas de oportunidad. Nos alcanzó el futuro y vino a decirnos que tenemos que ser mejores, más conscientes de lo que pueda ocurrir sin necesidad de vernos afectados emocionalmente. Urge un trabajo constante personal, pero también urge saber reconocernos en los demás.
Llegó mayo, llegará junio, quizás julio y no tenemos la certeza de que esto vuelva a ser cómo antes. ¿Qué pasaría si esto realmente se prolongara por años? ¿cuántos podrían subsistir? Ante esta incertidumbre es necesario vislumbrar nuevos panoramas, dejar de esperar que todo vuelva a ser como antes, ser flexibles y sin duda cambiar todos los hábitos. El planeta y nosotros necesitamos recobrar el equilibrio. ¿Qué harás hoy para lograrlo?