- La naturaleza se recupera y nos brinda un gran regalo
- Se debe de aprovechar para atraer al turismo
- Lo que se tendría que hacer para mantenerlas así
Por Miguel Angel Cristiani Gonzalez
Un fenómeno de la naturaleza que se registró en plena pandemia del COREVID-19, que constituye una buena noticia, en medio de tantas malas que circulan por las benditas redes sociales, es que en el puerto de Veracruz, de manera asombrosa, las aguas de las playas adoptaron un color azul turquesa, semejantes a los de Cancún.
Las imágenes que se transmitieron por las redes, muestran un espléndido mar azul, como posiblemente nunca antes se haya podido admirar.
La explicación que dieron los biólogos marinos, es simplemente, que como ha bajado la actividad de los seres humanos, que ahora tenemos que quedarnos encerrados en casa, las aguas no se contaminan y en un estado natural, alcanzan esa tonalidad.
Se imagina amable lector, lo que pasaría si las aguas del mar frente a las costas veracruzanas se quedaran así, con ese color azul turquesa paradisiaco.
Además no solo es el agua del mar, también la fauna marítima y terrestre, han vuelto a aparecer en distintos sitios de las costas.
Posiblemente lo más notable, sean las aves y peces, que han vuelto a ser apreciados en mar y tierra. Hay que recordar las capturas de enormes cardúmenes por pescadores veracruzanos.
Pues lo más seguro, es que ahora sí, -no como nos lo han hecho creer en la imaginación de las autoridades de turismo- el estado de Veracruz lograría atraer la atención y las preferencias de los turistas no solo nacionales, sino incluso a nivel internacional.
Hay que tener en cuenta, que precisamente uno de los atractivos que hacen de la llamada Riviera Maya uno de los sitios predilectos para vacacionar de propios y extranjeros, son sus aguas transparentes y pintadas de azul.
Estamos conscientes de los sacrificios que ha costado para toda la industria turística veracruzana, el tener que cerrar sus puertas y actividades durante la pandemia.
Pero también, tal vez sería conveniente, el pensar en alguna fórmula, que permitiera mantener limpias y coloridas las aguas del Golfo de México, como lucen ahora, porque ese sería el mayor y mejor atractivo para miles de turistas, que como es bien sabido, son los que generar los ingresos para toda la industria sin chimeneas, la cual ahora también debería empezar a ser llamada como la industria sin contaminación ambiental.
Se trata de una labor conjunta de todas las partes involucradas, no solamente los particulares, hoteleros, restauranteros, agencias de viajes, taxistas, comerciantes y transportistas, sino también de las autoridades federales, estatales y municipales.
No se debe de desaprovechar esta oportunidad que la naturaleza nos está reglando a los veracruzanos, por la apatía y desinterés demostrado hasta la fecha, algo se tiene que hacer para conservar las aguas azul turquesa del mar de nuestras playas.
La solución y respuesta no es fácil ni sencilla, por eso es que se tienen que reunir todas las partes involucradas en el sector turismo, para acordar que es lo más conveniente y posible, para preservar y aprovechar lo que la naturaleza ha logrado en unos pocos días.
Y lamentablemente, tendrían que ser medidas un tanto drásticas, tal vez, por ejemplo, como se tuvo que hacer ahora, prohibir -entre semana solamente- el acceso a las aguas en las playas.
Pero tendrían que ser los especialistas profesionales, no las ocurrencias de políticos, los que dictaminaran primeros las causas reales de que el mar haya adoptado ese extraordinario color azul, si se trata de un fenómeno temporal o si se tienen que tomar determinadas acciones para que se vuelva permanente.
Finalmente, el regalo de la naturaleza ahí está, falta que lo aprovechemos con inteligencia y como dirían los clásicos, con moderación.
Contáctanos en Facebook: Miguel Ángel Cristiani G.
En Twitter: @bitacoraveracru
Página web: http://bitacorapolitica.com.mx