Fernanda Melchor, nuestra García Márquez

Cuando vi por primera vez el libro no le presté mayor atención. Era novedad. Varios ejemplares estaban para exhibición y venta en una librería de Xalapa.

No conocía a la autora. No me decía mucho, o nada, el nombre de Fernanda Melchor. Lo dejé pasar. Era mayo de 2017.

Sin embargo, en pocas semanas Temporada de huracanes (Literatura Randon House) se convirtió en el más vendido y empezó a recibir las mejores críticas.

Me despertó curiosidad y dije que tenía que leerlo, pero para entonces el libro ya estaba agotado. En la librería de Xalapa me dijeron que ni por pedido era posible conseguirlo.

Me propuse entonces ir lo más pronto posible a la Ciudad de México y buscarlo. Así lo hice. Acudí a las más grandes y conocidas librerías, a todas sus sucursales, y en todas me dijeron lo mismo: está agotado.

Anduve todo un día por la gran metrópoli –me muevo en Metro, porque me permite ir a muchos lugares en poco tiempo– hasta que me di por vencido. Me quedaría con las ganas de leerlo de inmediato.

Ya casi al caer la noche terminé caminando en la Zona Rosa y de pronto pasé ante una pequeña librería, casi escondida, y me metí para curiosear qué tenían.

Pronto caí en la cuenta que era una librería para lectores gay pues todas las obras que tenían estaban dedicadas a ese tema. Por no dejar le pregunté a la dependienta, una mujer madura, si tenían Temporada de huracanes.

Para mi sorpresa me dijo ¡que sí!, pero enseguida me aclaró que solo un ejemplar y ya lo tenía apartado. Lo sacó de debajo del mostrador y me lo mostró. Tenía un papel, sujeto con una liga, con un nombre y un número telefónico.

Empecé entonces lo que pocas veces hago en mi vida: a suplicarle para que me lo vendiera. Le expliqué que había viajado de Xalapa con el único propósito de conseguirlo –y era muy cierto–, que había recorrido la gran ciudad infructuosamente y que me frustraría si no lo obtenía.

Ahí estuve insiste e insiste hasta que la mujer se conmovió y de pronto le quitó la liga y el papel y me dijo que estaba bien, que me lo vendería.

De regreso, tan pronto me senté en el ADO inicié su lectura. Me atrapó. Cuando llegué a Xalapa seguí y lo leí casi de un tirón. Me sorprendió el texto. Me dije que, sin duda, estaba ante una obra y una autora excepcionales.

Volví entonces mi atención a la autora y supe que era veracruzana, que había estudiado en la Facultad de Ciencias y Técnicas de la Comunicación de la UV, que era joven, que había hecho periodismo y trabajado en Comunicación Social de la casa de estudios y que ya antes había publicado Falsa liebre (2013) y Aquí no es miami (2013), que no habían tenido mayor resonancia.

Sin embargo, en ese mismo 2013 la revista La tempestad la había reconocido como la escritora emergente del año en el panorama literario mexicano, y en 2015 fue seleccionada como una de las 20  promesas literarias menores de 40 años más destacadas de su país por el Conaculta, el Hay Festival y el British Council.

A partir de Temporada de huracanes todo cambió para ella. En 2018 ganó el Premio del PEN de México a la Excelencia Literaria y Periodística, y en 2019 el Premio Anna-Seghers de Alemania. Traducido al alemán por Angelica Ammar, el 18 de junio del año pasado la traducción ganó el Premio Internacional de Literatura de la Casa de Cultura dotado de 35,000 euros, unos 900,000 pesos mexicanos que se distribuyeron traductora y autora.

De Wikipedia, copio lo siguiente:

“La reseña del diario británico The Guardian, escrita por Anthony Cummins, la calificó como ‘intensa e inventiva’ y como ‘un brutal retrato de la claustrofobia de los pueblos, en donde el machismo es una prisión y la corrupción no es sólo institucional sino doméstica’. Cummins se refirió en gran medida a la violencia de la trama, que tildó de ‘casi distópica’, principalmente en el trato recibido por las mujeres y en las relaciones de poder de los hombres. Esta característica también fue destacada en la reseña de Kirkus Reviews, calificándola como dura sin llegar a ser gratuita. La reseña encomió en particular los capítulos de Norma y Brando y dijo, en relación a Melchor, que ‘tiene profundas reservas de talento y valor’. ​

El énfasis en el tratamiento que realiza Melchor sobre la violencia fue un constante en la mayoría de críticas. Amanda Dennis, en una reseña escrita en el Los Angeles Review of Books, aseveró que varias de las escenas eran tan brutales que hacían a Truman Capote y a Cormac McCarthy  lucir inofensivos, además de afirmar que era justamente esa propensión de Melchor de adentrarse en actos tan violentos lo que la volvía más profunda que la mayoría de la ficción contemporánea. La reseña de The New York Times  escrita por Julian Lucas, que calificó a la novela de ‘impresionante’, se refirió al asesinato de la bruja como un evento que la autora ‘captura en un lenguaje que destila veneno’.

La traducción al alemán de la novela ganó el Premio Internacional de Literatura  en su edición de 2019. En su decisión, el jurado aseveró que Melchor escribió ‘la novela de la pobreza en el capitalismo global del siglo XXI, la novela de la violencia contra las mujeres, contra los homosexuales, contra los débiles, nacida de la pobreza; la novela de la lucha despiadada de los débiles contra los aún más débiles y contra sí mismos’. ​

A finales de 2019, el diario español El País  la ubicó en el puesto 28 en su lista de los 100 mejores libros del Siglo XXI”.

Ahora, y creo que eso debiera enorgullecernos a los veracruzanos, el 2 de abril Fernanda y su Temporada de huracanes fueron seleccionadas entre los seis finalistas al Premio Booker International, el más prestigioso del Reino Unido, dotado de 50,000 libras (más de un millón y medio de pesos) que deberán repartirse entre el traductor y el autor, cuyo ganador se dará a conocer el próximo 19 de mayo.

Su obra compitió entre 124 libros de relatos y novelas traducidas al inglés y ella entre autores de 30 países. De una lista de 13 finalistas han quedado solo seis. El jurado describió su obra como una novela con una “fuerza demoniaca”.

Pocas veces tenemos qué presumir algo o a alguien que verdaderamente valga la pena. Me atrevo a opinar que Fernanda es nuestra García Márquez, una escritora excepcional, cuya obra, en especial Temporada de huracanes, todavía está por ser valorada en toda su dimensión. Desde mi modesta condición de lector principiante –Borges dijo alguna vez: “No sé si soy un buen escritor; creo ser un excelente lector o, en todo caso, un sensible y agradecido lector”– celebro a la autora y su obra, independientemente del resultado final del Premio.

Por cierto, el escenario, el pueblo ficticio La Matosa, donde se desarrolla la novela, me hizo pensar en cualquier pueblo de La Mixtequilla o en alguno alrededor del puerto de Veracruz, donde ambienta todas sus demás obras, y los personajes me hicieron pensar en muchos que conozco de esos lugares. De pronto pareciera estar uno dentro de la obra.

El libro ya ha sido reeditado y es posible conseguirlo en librerías. Vale la pena leerlo, en especial en esta temporada de huracanes: de coronavirus, de cuarentena y de crisis económica.

 

 

 

 

 

 

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