Cuando ya no tuvieron material para imponer el terror en la población, los medios se dedican ahora a anunciar el Apocalipsis. No cabe duda de que las crisis colocan en su lugar a cada quien y ubican en la historia a quienes la impulsan y señalan a los que quieren detener el tiempo para vivir en el pasado.
Los mexicanos tenemos perfectamente ubicado a los periodistas, articulistas, analistas, líderes de opinión, editorialistas, que buscan en el comentario desgastar o simplemente engañar al público para desinformar sobre la realidad del país.
Esto en tiempo de una epidemia resulta criminal, como en México la percepción de la manera en que el coronavirus afecta a la población está muy clara, algunos medios y sus secuaces alarman a los mexicanos, o intentan hacerlo, con lo que sucede en otras latitudes.
Hablan acerca de que en tal o cual país habrá millones de desempleados, que en otro país los cadáveres están en las calles, que la epidemia es eterna, que viene el fin del mundo.
Para estos personajes que ya son muy repetitivos y hasta aburridos, el coronavirus acabará con la humanidad y como si fuera un mal irremediable y eterno, el Sector Salud del país no tiene la capacidad para atender a todos y que finalmente moriremos.
Ciertamente desde hace muchos años México está dividido en dos grupos, los ricos y los pobres. Cada vez la brecha que los separa es mayor y día tras día hay más pobres y menos ricos, lo que quiere decir que, si viviéramos los sexenios del pasado, sólo había salvación para los ricos y no sólo para estar el contagio sino para sobrevivir a la crisis económica que acarrea una crisis sanitaria de estas dimensiones.
Y ese es problema que tienen los medios y sus escribanos, quienes parecieran tomar sus comentarios del mismo catecismo que les dictan sus patrones, defendiendo los intereses del Fondo Monetario Internacional, al que hicieron caso incondicionalmente priistas y panistas, y lo siguen haciendo. Nada menos, hace unos días el expresidente Calderón aseguró que México debe solicitar créditos para salir de la crisis. A la antigüita.
Lo que quiere es que se salve a los ricos y se descuide a los pobres como se hizo por muchos años.
Es por ello que ante el terror que anuncian los agoreros del desastre que el coronavirus será eterno. Con ello no sólo muestran su mala intención sino el desconocimiento total de la historia a la que seguramente nunca han acudido para escribir sus columnas, porque de haberlo hecho sabrían que en su momento hubo enfermedades que mataban mucha gente, se encontró el remedio, se elaboró la vacuna y se solucionó el problema.
Pero como tampoco tienen visión, no se han dado cuenta de que en China, donde el coronavirus brotó de manera generalizada y con mayor fuerza, ya se superó la emergencia. Hasta los cines están abiertos. La vida volvió a la normalidad. En el resto del mundo sucederá lo mismo, incluyendo México. Parecieran desconocer esa parte de la historia de la Humanidad, sólo conocen la mala intención y la desinformación de la que han vivido, y vivido muy bien.
A pesar de que esto ha sido suficientemente difundido, los aferrados enemigos de la actual administración pública preguntan obsesivamente a las autoridades sanitarias del país la fecha exacta del final del coronavirus en nuestro territorio. Quieren día y hora, porque envían a las conferencias de la mañana a sus reporteros a exigir información sobre lo que nadie sabe, con el firme propósito de alarmar a la población. Preguntan por el número de muertos a futuro, el día y la hora en que entrará la Fase 3, el porcentaje de muertos, el porcentaje de personas salvadas, etc. Es decir, quieren adivinos y no profesionales de la salud.
La banalización de la información va acompañada de la desinformación. No sólo distrae a los mexicanos de sus problemas centrales sino impide que el público esté debidamente informado y así segmenta las noticias hasta hacerlas incongruentes. Logrando, de esta manera, dar su verdad a medias o poder imponer criterios propios como verdaderas absolutas. Esto sucede no sólo en tiempos de crisis, pero en estos tiempos se hace evidente y debe ser sancionada en todo momento.
Ahí tenemos las mentiras vertidas por un columnista que debió huir del país para poder encontrar en otras tierras credibilidad, quien dijo que el IMSS recomendaba guantes de cocina para prevenir el coronavirus.
No es sólo falta de profesionalismo sino una especie de coraje contra los mexicanos, cuya salud y vida parece no importarles con tal de descalificar a las autoridades sanitarias del país. No se cansan de ser descalificados, desacreditados, insultados, marginados, despedidos, etc. Ellos siguen su camino criminal hasta lograr sus cometidos que no son otros más que volver a recibir el subsidio que recibieron durante toda su vida laboral, a cambio de mentir. PEGA Y CORRE. – El presidente del Consejo Coordinador Empresarial, sigue aprovechando la antigua división entre empresarios y pueblo al pedirle a sus colegas que voten contra López Obrador en la revocación de mandato; al mismo tiempo el Presidente de la república le envió una lista con el nombre de 15 empresarios que no pagan impuestos, para que los convoque a pagarlos, así como los convocó a votar contra la continuidad en la Presidencia del país. Esta deuda al fisco supera los 50 mil millones de pesos, porque se trata de empresas muy grandes, poderosas, y con enormes ganancias… Esta columna se publica los lunes, miércoles y viernes.
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