¡Juguemos Basta!, empezamos con la letra C, si la primera palabra que viene a tu mente es Coronavirus, quedas descalificado. En eso piensa la mayoría, sin embargo, nos hemos olvidado de creatividad, construir, comentar, colectividad, compartir, conocimiento, crear, compañerismo, calor…La lista es inmensa y tenemos que empezar a considerar más estas palabras, no porque sea necesario olvidarnos del tema, sino por la necesidad de repensar nuestro entorno, tomar las riendas de ese futuro incierto desde nuestro presente.
Aún no sabemos cuándo acabará esta situación, desconocemos los resultados, pero sin duda no volveremos a ser los mismos. Cuando el mundo entero enfrenta una crisis, la sociedad ha de transformarse. Desde lo espiritual, las crisis son necesarias para el crecimiento y los grandes aprendizajes. En lo económico a todo periodo de crisis le llegan las etapas de cambio, nuevos modelos surgen a la par de los líderes, quienes deben corroborar si realmente merecen ese lugar o han de ser reemplazados. En las aplicaciones cotidianas de las empresas, la comunicación y las instituciones, la crisis requiere del uso de la creatividad.
Esta palabra resuena mucho, la mencionan desde el control del gobierno, donde se exige a los empresarios hacer uso de la misma para seguir cumpliendo con todo, pagar los impuestos, pagar las cuentas, buscar obtener ganancias en medio de la cuarentena. Tal parece que en la actualidad los empresarios son nuestra esperanza, ellos han de sostener al gobierno y a la par a sus colaboradores. Pero si no lo hacen, ¿podremos culparles? Ellos no son los responsables de nuestro cuidado, a ellos no los elegimos, al gobierno sí. No obstante, su colaboración es indispensable, pero también requieren de esa solidaridad que tanto se les solicita en los discursos mediáticos.
La creatividad debe ser conjunta, surge desde cada una de las esferas, sociedad, iniciativa privada y gobierno. Andrés Oppenheimer mencionaba en “Crear o morir” que América Latina va muy atrás en la cadena de innovación, esto se debe en parte al sistema de enseñanza, pero también a que las leyes castigan a todo aquel que en sus intentos fracasa. De acuerdo a varias entrevistas realizadas por el autor, las leyes dificultan que alguien que fracasa haga nuevos intentos.
Desgraciadamente la creatividad y el fracaso van de la mano, los errores son una de las principales lecciones para descubrir cuáles son los caminos acertados. Y los grandes inventos en más de una ocasión traen a cuestas múltiples historias de los errores previos. La diferencia es que no es lo mismo un fracaso en países que brindan todo el apoyo a la industria donde los costos son menores, que fracasar en un lugar donde los impuestos te hunden.
La contingencia sanitaria ha puesto en evidencia cuáles son nuestras áreas de oportunidad, nos ha recordado que las palabras que más deben importarnos en estos momentos son colaboración conjunta, cuidado y comunicación. Este es el momento de acelerar el cambio, de olvidarnos de antiguas estructuras para poder generar oportunidades más equitativas. En medio del caos he visto de cerca el interés de pequeñas y medianas empresas en apoyar a sus colaboradores, sin embargo, hasta el día de escribir este artículo no he visto en los gobiernos el interés de apoyar a quienes representan un gran porcentaje de la fuerza económica de nuestro país. En cambio, he escuchado conferencias exigiendo se brinden meses de salario, se cumplan con garantías laborales.
Tengo la certeza de que no nos queda más que confiar como fruto de la incertidumbre, pero es urgente que nuestros dirigentes brinden esas mismas garantías que exigen de los contribuyentes a la sociedad. Tenemos que repensar cómo se está distribuyendo el erario público, qué proyectos verdaderamente son necesarios y exigir a nuestras autoridades que hagan uso de su creatividad para nuevos planes y programas. En la actualidad no he visto sistemas innovadores, todo lo contrario, un retroceso en modelos de antaño que se aplicaban en campañas políticas y ahora se hicieron parte de la operatividad continua. Dar al pueblo pan y circo.
Para que la innovación se fortalezca en cuanto llegue la calma y que de las cenizas resurja el ave fénix tenemos que comenzar a modificar ideologías, entender que quienes han tenido conocimiento y otras oportunidades tienen la obligación de ayudar a quienes no. Tenemos que estar dispuestos a enseñar, pero también a aprender y cambiar ideologías que quizás considerábamos como certezas. Desde nuestros espacios grandes o pequeños todos podemos hacer algo, de momento yo brindaré algunas capacitaciones gratuitas en distintas áreas a través de mis plataformas digitales: @ZairaRosasL. ¿Cómo te vas a sumar tú?