Le pandemia del Corona-virus está generando una profunda paralización de la economía nacional. A la distancia se alcanza a ver la catástrofe económica que se avecina.
La necesidad de implementar medidas de aislamiento social como la suspensión de clases en las escuelas y universidades, el cierre de negocios y oficinas públicas está propiciando esa crisis económica que se explica de la siguiente manera:
1.- ¿Que sucede con la economía privada?
- una profunda caída de la demanda de bienes y servicios ya que, en esas circunstancias, la gente que aún conserva su ingreso ha dejado de acudir a centros de recreación y consumo,
- Ha dejado de utilizar el transporte público porque tiene que quedarse en casa, etc.
- Las empresas han visto caer descomunalmente sus ventas y se ven obligadas a cerrar y a dejar en el desempleo a miles de personas.
- El desempleo provoca la desaparición del ingreso de las personas desempleadas, lo que propicia una caída aún más grande de las ventas de las empresas.
- Es claro que las personas que pierden su empleo o aquellas que trabajan por su cuenta y ya no pueden seguirlo haciendo no tendrán ingresos para sobrellevar el cierre de la economía. Es decir, no tienen recursos para sobrevivir.
- Sin ventas, las empresas que venden al público dejan de comprar a otras empresas que son sus proveedores, de modo que también muchas fábricas que producen los bienes que se comercializan al menudeo, se verán obligadas a cerrar. Ello traerá más desempleo, y un desplome mayor de las ventas.
- Hay otras empresas, miles de ellas, (micro, pequeñas, medianas principalmente) que están cerrando por disposición oficial y tampoco tendrán ingresos durante la cuarentena por lo que su existencia está en riesgo. Lo que, otra vez, reduce el empleo y las compras a los fabricantes y empresas que venden al mayoreo.
- Al terminar la cuarentena muchas de las empresas que han cerrado ya no podrán reabrir, lo que representa la cancelación permanente de cientos de miles de fuentes de empleo.
- El hecho de que miles de empresas ya no puedan reabrir una vez concluida la cuarentena propiciará que múltiples cadenas productivas se hayan dislocado por la desaparición de los agentes económicos que las constituyen: proveedores de insumos, fabricantes, productores, transformadores, comercializadores al mayoreo hasta la comercialización con el consumidor final.
2.- Sin actividad económica no hay recaudación de impuestos ni gasto público.
- Al momento que las empresas cierran o se reducen sus ventas, también dejan de tener utilidades y por lo mismo, dejan de pagar los distintos impuestos a los que están obligadas (ISR, impuesto a la nómina, IEPS, etc.).
- También las personas que se quedan sin empleo dejan de pagar impuestos (ISR, IVA, IEPS, etc.)
- Esto representa una dramática reducción de los ingresos públicos de los gobiernos federal, estatal y municipal, que utilizan para financiar el gasto público.
- Lo anterior significa que, sin empleo, sin personas consumiendo, sin empresas vendiendo, con fábricas paralizadas, no hay a quien cobrarle los impuestos, no hay, entonces, ingresos públicos y por tanto no dinero para que el gobierno gaste, justo en este momento en que se requiere que gaste más.
- Por ello es vital evitar que la gente se quede desempleada, es fundamental apoyar a las empresas que cierren para que puedan volver a abrir pasada la cuarentena.
- Es decir, es vital preservar la existencia de consumidores y productores para que la economía no muera.
3.- ¿Qué hacer?
La única manera de evitar que la cuarentena obligada se convierta en una catástrofe económica nacional es a través de profunda intervención de los gobiernos federal, estatales y municipales, que resuelva el doble problema que se ha generado: Una intervención a través del gasto público que ponga dinero en manos de las familias y evite que desaparezcan las empresas de manera definitiva y con ellas las fuentes de empleo.
Una intervención de esta naturaleza requiere un sacrificio fiscal de parte del gobierno. Requiere hacer uso de recursos públicos extraordinarios que bien pueden provenir de reasignaciones que se hagan dentro del presupuesto eliminado o posponiendo algunos programas o proyectos de inversión o bien a través de la contratación de deuda pública que ponga en manos del gobierno los recursos que necesita para financiar los apoyos.