Hugo López-Gatell Ramírez, Subsecretario de Prevención y Promoción de la salud, declaró recientemente que en México no hay una emergencia de salud, al tiempo que pidió a las personas que no realicen compras de pánico. Sin embargo, México y gran parte del mundo tiene una epidemia mayor. La desinformación.
Los medios de comunicación juegan un papel tan importante en el ideario colectivo que son los responsables de que productos como las toallas desinfectantes, el gel antibacterial y los cubre bocas se agotaran en distintas partes de la República. Al momento de escribir este artículo hay cuatro casos confirmados de COVID-19. Afortunadamente ninguno ha sido mortal, son de sintomatología leve, por lo que las autoridades declararon que es poco probable que el virus se expanda de manera alarmante. En cambio hay otras estadísticas de nuestro país que deberían generar mayor alarma que la propagación de un nuevo virus.
Diez mujeres mueren al día en feminicidios, en el transcurso de un año mueren alrededor de 98 mil personas debido a la diabetes, en el mundo mueren más personas por Ebola y aumentan los contagios de VIH, sin embargo como los medios no le dan cobertura prioritaria a estas cifras no nos alarmamos e ignoramos las medidas de prevención en cada uno de los padecimientos. En el caso de los feminicidios nos estremecen según la edad de la víctima, el sensacionalismo con el que se difunde la noticia, pero nos olvidamos del impacto en su magnitud general, ignoramos las alertas de género en gran parte de los estados y dejamos que los perpetradores evadan sus condenas.
¿Y después queremos creer que no se nos manipula fácilmente? Con lo anterior no quiero decir que no se requiera de precauciones necesarias ante una posible epidemia mundial. En efecto la aparición de un nuevo virus siempre trae consigo pérdidas y terror ante el desconocimiento para poder controlarlo, pero lo más dañino para la población es el pánico, paralizar industrias, hacer caer la economía de los países y en el peor de los casos olvidar la empatía humana.
El coronavirus en su variante COVID-19 es algo que debe preocuparnos y sobre lo que hemos de informarnos para prevenir. La cultura de prevención en México es un área de oportunidad para la sociedad y los gobiernos, tendemos a actuar de forma reactiva una vez suscitadas las tragedias y en medio del caos nos olvidamos de certificar la información que recibimos e incluso podemos llegar a ser partícipes en la propagación de datos falsos.
Un claro ejemplo de ello son las medidas de prevención para evitar el contagio de este nuevo virus. Llegó a mí una lista de recomendaciones supuestamente emitida por el Tec de Monterrey, en la que se recomendaba alcalinizar el cuerpo y otras medidas que si bien podrían ayudar a combatir este o cualquier virus, ni siquiera eran algo científico y mucho menos emitido por la institución. Sin embargo era un mensaje que constantemente recibía de todo tipo de contactos, lo vi replicado en el muro de diversas personas y poco faltó para que se propagara en medios de comunicación.
Difundir este tipo de información, sólo nos hace más propensos a contagios y mayores problemas. Este patrón de comportamiento se presenta también en temporada electoral o para contrarrestar el impacto de movimientos sociales, donde el objetivo es difundir información falsa que disuada el pensamiento colectivo, tal como ocurrió con el 9 de marzo al cuál se quisieron sumar partidos políticos con tal de tomar ventaja.
Ante el Coronavirus lo más importante que debemos saber es que ya existen virus de este tipo que quizás todos hemos tenido al menos una vez, en esta ocasión la variante del mismo es nueva, de ahí la preocupación a nivel mundial por contenerla y conocerla. Las muertes presentadas al momento han sido debido a complicaciones, mismas que se presentan en cualquier tipo de enfermedad. ¿Qué podemos hacer con impacto real? Al igual que en el surgimiento de la influenza A H1N1, lo principal es mantener hábitos de higiene, tener prudencia y modales básicos que nos dictan evitar el saludo de beso o mano. Además de una buena alimentación que ayude a fortalecer nuestro sistema inmune. En caso de presentar sintomatología lo más importante es buscar atención médica y no auto medicarse.
Reitero que si bien hay que tomar medidas, también es imprescindible dejar que los científicos se ocupen del virus, no depositar nuestras esperanzas en la capacidad del sistema de salud pública, pero sí enfocar nuestra energía en lo que ocurre de manera general en el entorno. En estos momentos el virus que se propaga de manera letal es el de la inseguridad y no está recibiendo ni la atención ni las medidas necesarias. Es ahí donde debemos sumar esfuerzos, exigir y proponer para erradicar esa plaga que nos persigue desde años atrás. Al igual que cuando surge una nueva cepa, requerimos de verdaderos especialistas, la participación de la industria, el gobierno y la sociedad. Esto requiere de análisis profundo, educación y ciencia.