Expresa Ahued respeto por Cuitláhuac

A menos que alguien me corrija, en Veracruz la única vez que un gobernador no terminó su mandato, por un ascenso en su carrera política, fue cuando don Fernando Gutiérrez Barrios se integró al gobierno de Carlos Salinas de Gortari como secretario de Gobernación.

En 1988 entró en su relevo Dante Alfonso Delgado Rannauro, quien como gobernador sustituto concluyó los últimos cuatro años de ese sexenio. Antes había sido subsecretario de Gobierno (1983-1985) y enseguida secretario general de Gobierno (1986-1988).

Como no había hecho campaña, realizó de inmediato un recorrido por todos los municipios, como una forma de legitimarse, que no lo necesitaba porque ya le había dado varias vueltas a la geografía estatal como delegado de la SEP y como secretario general de Gobierno.

Treinta y dos años después, en circunstancias totalmente diferentes, hay voces que hablan de un relevo del gobernador Cuitláhuac García Jiménez una vez que cumpla dos años de su mandato, en noviembre próximo. Pero el único que sabe si existe realmente esa posibilidad es el presidente Andrés Manuel López Obrador.

Cuitláhuac fue elegido legítimamente por un millón 665 mil 885 veracruzanos, cifra histórica, que le otorgó una gran legitimidad. A diferencia de Dante, llegó sin ninguna experiencia administrativa, pues su trayectoria política se reducía a una diputación federal y a dos campañas como candidato a  la gubernatura, la primera sin éxito.

En el primer año de su administración quedó de manifiesto su inexperiencia, lo que le valió críticas y que naciera la versión de que no terminaría su mandato. Apenas iniciado el segundo año de su gobierno, esa versión recobra fuerza en algunos medios, en algunas columnas políticas y en las redes sociales.

Por mi experiencia a mi paso por el servicio público, en el gobierno del estado, sé muy bien que la prensa (en la que me incluyo) nunca ha decidido una sucesión gubernamental y ni siquiera la designación de un candidato.

El caso del famoso “tapado” es el mejor ejemplo. La prensa, los columnistas y comentaristas siempre se han concretado a tratar de adivinar quién es o será el “bueno”, pero hasta ahí. El único que decide es el presidente en turno.

Casos excepcionales fueron los triunfos de Vicente Fox en 2000 y de Andrés Manuel López Obrador en 2018, porque eran de otros partidos políticos ajenos al presidente en turno, Ernesto Zedillo y Enrique Peña Nieto, respectivamente.

Hoy no hay duda de que el próximo candidato presidencial del partido en el poder lo decidirá el tabasqueño, así como las candidaturas de su partido a los gobiernos de los estados.

El pasado 21 de enero comenté en este espacio (“Cuitláhuac, ahora sí”) que aunque nunca he creído firmemente que llegue a suceder, soy de los que cada vez más se convence de que el gobernador Cuitláhuac García Jiménez terminará su gestión de seis años, en contra de quienes vaticinan que dejará su cargo al cumplir dos años al frente del gobierno.

Cuitláhuac no es el mejor gobernador que haya habido, hasta ahora, aunque habría que esperar el resto de su sexenio. Sin duda, si se  ponen en una balanza sus aciertos y sus desaciertos, en algunas áreas importantes el platillo se inclinaría más por lo negativo.

Pero pienso que en Palacio Nacional no lo quitarían solo porque hay problemas, pues otros estados los tienen igual o peores y sus gobernadores se mantienen, o los mantienen.

Tal vez, eso creo, lo único que le movería el piso sería si a mitad del sexenio o hacia el final del año las encuestas le son totalmente negativas, lo que se tradujera en la posibilidad real de que Morena pudiera perder en las elecciones de 2021.

Pero si hay fallas en la administración estatal, como indudablemente las hay, el gobierno de AMLO está reforzando la presencia de su partido, de la marca, con sus programas sociales en gran escala, en un trabajo bastante aceptable que está realizando el súper delegado Manuel Huerta.

Creo yo que antes de pensar en quitar a Cuitláhuac le removerían a los secretarios que no pasaran una rigurosa evaluación. Pero hasta ahora, pese a las críticas y señalamientos, le siguen dando voto de confianza al sostenérselos.

Ayer en Córdoba, entrevistado por los reporteros, el secretario de Gobierno, Eric Patrocinio Cisneros Burgos, salió al paso de  las versiones que dan por hecho la salida de su jefe político.

Dijo que se quedarán esperando quienes auguran la salida de Cuitláhuac y lo integran al gabinete presidencial. Dio argumentos, que no habría por qué desdeñarlos.

“Nosotros vemos un gobernador que fue elegido por seis años, por voluntad de millones de ciudadanos, libre, sin presiones; creo que es la primera elección de Veracruz que se da sin coacción del voto en la historia de este estado; tenemos no solo un gobernador legal, sino legitimo, legítimamente elegido por el pueblo”.

“Esos que hacen esos señalamientos se van a quedar con las ganas. Siempre los cambios han sido complejos en las transformaciones de nuestro país y ahora no es la excepción”.

He sido crítico de Cisneros y lo seguiré siendo cuando haga las cosas mal o diga sinsentidos, pero si alguien conoce el fondo de la olla, porque está adentro, es él. Afuera se dice que desea destronar a Cuitláhuac, pero este lo jala para arriba y para abajo. Por lo que observo, le tiene toda la confianza. Si no, ya lo hubiera alejado o incluso destituido.

En el Congreso local, pese a todo, Morena está fuerte, tanto que ya tomó el control político y hasta se va a dar el lujo de cortar cabezas a un diputado local y a dos ediles.

Y la noche del miércoles, el senador Ricardo Ahued Bardahuil, salió al paso de las versiones que ya lo colocan en el sillón principal del Palacio de Gobierno, a raíz de unas declaraciones que hizo y en las que fue claro: aceptaría participar en el proceso electoral del próximo año, nada que ver con una sucesión gubernamental anticipada.

En sus redes sociales publicó:

“El encargo que el Sr. Presidente nos encomendó en la Administración General de Aduanas, es de una gran responsabilidad y desde hace siete meses me mantiene ocupado para dar los mejores resultados al país.

Es lamentable que los enemigos de Veracruz pretendan utilizar mi nombre para denostar y crear escenarios de confrontación que no existen, soy un hombre respetuoso de quien gobierna, destaco los aciertos y señalo constructivamente los desaciertos.

Desde mi posición mi compromiso siempre será dar lo mejor de mí y nunca defraudar la confianza que han depositado en mi persona”.

No, hasta ahora no veo ninguna posibilidad de una posible licencia de Cuitláhuac.

 

 

 

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