¿Los infiltrados vs la UNAM y los medios de comunicación?

    Hace algunas semanas en este espacio abordamos el espinoso y delicado tema para la actual administración federal, del problema que representan el abuso sexual y los feminicidios en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y lo que se nota hay atrás de este.

    Problema que lamentablemente no se presenta solamente en la Máxima Casa de Estudios del país, sino que es de presencia general a lo largo y ancho de nuestra actualmente mancillada nación.

    Lo que se nota por la serie de manifestaciones que a diario hay en diferentes ciudades de todas las entidades federativas de México, poniendo en evidencia el hartazgo de las mujeres mexicanas de todas las edades y condiciones sociales, en relación a tan graves delitos que son: el abuso sexual y el feminicidio.

    Situación ante la que el actual gobierno federal y la mayoría de los estatales ha tomado una actitud tibia y en algunos casos, se puede considerar casi nula. Pues están muy ocupados en hacer todo lo posible para no perder el poder, invirtiendo en el aparato represivo en que seguramente convertirán a la desprestigiada Guardia Nacional y tratando de convertir al Instituto Nacional Electoral (INE), en un organismo, sí autónomo, pero similar a lo que convirtieron a la invisible Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH).

    Pero el motivo de abordar nuevamente esta problemática se debe además de la falta de interés o capacidad de las autoridades correspondientes para resolverlo, a lo que caca vez que hay una manifestación por estos temas por parte de mujeres, se ha notado cuando hay presencia de provocadores infiltrados y cuando no.

    Como ejemplo claro podemos citar la marcha que hicieron la semana pasada alumnos del Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH) de Azcapotzalco, en la Ciudad de México, del Parque de la Bombilla al edificio de la Rectoría de la Ciudad Universitaria (CU). Recorrido que se llevó a cabo por la avenido Insurgentes Sur hasta CU y finalizo en la parte exterior del edificio de Rectoría. Llamando la atención que durante todo el recorrido los verdaderos estudiantes que solo querían entregar un pliego petitorio a las autoridades universitarias, no efectuaron ningún atropello a transeúntes, automovilistas. No causaron destrozos en los negocios que estaban a su paso y caminaron acompañados de los reporteros, fotógrafos y camarógrafos de los medios de comunicación. Y lo más importante, sin oponerse a que se grabara la manifestación, porque el que nada debe, nada teme. En otras palabras los verdaderos estudiantes no tienen nada que esconder.

   Días después las manifestaciones que se llevaron a cabo también en la Ciudad de México, para manifestarse por el mal manejo del feminicidio de Ingrid en algunos medios de comunicación, la situación fue totalmente distinta. Pues la tónica de estos movimientos fue la destrucción de lo que estaba a su paso, lo que no tiene ningún sentido, pues el vandalismo nada solucionara y solamente causara caos. Pero en estas manifestaciones, principalmente la que se llevó a cabo frente al edificio del periódico La Prensa, los medios de comunicación y las verdaderas manifestantes presente detectaron a infiltrados, hombres encapuchados como si fueran mujeres, que cuando se percataron de que fueron descubiertos, se retiraron, siendo grabados por algunas televisoras y señalados por las verdaderas manifestantes, pero las autoridades policiales ahí presentes, no hicieron nada por detenerlos y pudieron huir. Esto es precisamente lo que permite especular sobre qué hay detrás de estos movimientos, que no son parte de los verdaderos estudiantes y mujeres manifestantes. ¿Qué hay en contra de la UNAM y ahora también de los medos de comunicación? Usted qué OPINA, estimado lector. Hasta el viernes. noti-sigloxxi@hotmail.com (Fech. Púb. Miér. 19-febrero-20)

 

 

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