¿5 AÑOS Y LOS 43?

El 26 y 27 de septiembre del 2014 se efectuó un operativo que involucró a jóvenes pseudoestudiantes de la escuela normal rural de Ayotzinapa Guerrero, policías municipales, estatales y el ejército, además de un grupo delincuencial, en el que murieron 9 personas, multitud de heridos y desapareciendo 43 jóvenes de esa escuela.

Al respecto se crearon infinidad de hipótesis, líneas de investigación incluso con la participación de peritos extranjeros, sin que hasta la fecha haya una conclusión fidedigna respecto que pasó con los desaparecidos.

Hay que recordar que dicha escuela ha sido cuna de guerrilleros, terroristas y delincuentes, entre ellos Genaro Vázquez y Lucio Cabañas y que sus estudiantes, expertos en crear caos, secuestros de autobuses, pintas en las calles y otros actos delictivos, exigiendo a los gobiernos, dormitorios y alimentos gratuitos, incendiando camiones y hasta una gasolinera en la carretera del Sol, donde muriera quemado un empleado de la misma.  Esa noche, más de 100 jóvenes se apoderaron de 5 autobuses con lujo de violencia, para dirigirse a la marcha del 2 de octubre a la Ciudad de México, siendo interceptados en Iguala tras causar pintas y desmanes durante el informe de actividades del DIF y al parecer daños en la casa de un jefe del cártel, por lo que el alcalde Abarca y su esposa, ligados al capo y amigos de López Obrador, ordenaron la detención de los estudiantes, desatándose la balacera y con los resultados mencionados, que si bien en la detención de los primeros camiones detuvieron a sus ocupantes y los dejaron ir, estos pidieron refuerzos a otros alumnos, que motivaron siguiera la gresca y llevándose los policías a los 43 desaparecidos.  Se mencionó que fueron entregados al cártel, muertos e incinerados en el basurero de Cocula, lo que nunca se demostró. Otra versión dice que los mataron y los tiraron a un río, aunque nunca se encontraron cuerpos. Ha habido denuncias de haber visto a varios de los desaparecidos, participar en actos vandálicos en la Ciudad de México y otros lugares, la realidad es que hasta hoy día no se sabe cuál fue su destino, aunque se piensa que a 5 años del suceso, estén muertos y probablemente en una fosa clandestina.

Es justo que sus familiares y compañeros exijan justicia, pero no se vale que su protesta afecte a terceros como lo acaban de hacer en Chiapas que no tiene nada que ver con el conflicto. Durante este gobierno se ha creado una comisión llamada de la verdad, para esclarecer los hechos, aunque seguramente pasará con las otras líneas de investigación y no se llegue a saber la realidad de lo que pasó ni el paradero de esos jóvenes, que lejos de ser mártires, la realidad es que fueron interceptados durante un acto delictivo como los muchos que los alumnos de esa escuela han cometido por años sin recibir ningún castigo ni cerrar definitivamente ese centro que ha sido cuna de guerrilleros y delincuentes que no benefician a la sociedad. Finalmente, cierto, vivos se los llevaron, pero no volverán y difícilmente se sabrá que les pasó aunque suponemos cual fue su destino.

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