La historia contemporánea de éste país, principalmente, nos muestra la clase despreciable, avariciosa, corrupta que hemos padecido. Cada que aparece un escándalo como el de Lozoya, salen a relucir los miles de millones que estos ratas se han llevado. No es posible tanta ambición y cinismo. Llegan, ven, saquean y se van impunes. Uno que otro responsable tras las rejas, para taparle el ojo al macho. Los responsables directos, están protegidos por acuerdos previos como Enrique Peña Nieto. Soltó la presidencia, cuando le faltaban 6 meses y en un acto de cobardía, se hizo a un lado. La negociación estaba consumada. Dejó que AMLO, manejará la agenda pública a placer. Son miles los infractores y muy pocos los llamados a cuenta. Qué hicieron con estas sumas estratosféricas, que han empobrecido a la Nación? Estemos vigilantes, para que no se repita. No se puede permitir- en este régimen supuesto anti corrupción- las mismas prácticas pues hoy estamos muy mal económicamente y el dinero del erario, no puede ser derrochado ni extraído impunemente. Se demuestra palpable que todos los gobiernos son iguales, aunque propaguen lo contrario. El poder y la riqueza, son adicciones difíciles de evitar. Por eso hay que frenarlos, estamos a tiempo. La historia empieza a registrar hechos al respecto vergonzosos, en esta nueva administración. Negarlo es ceguera o complicidad.