“Es mejor que caigan diez culpables y no un inocente.” – . Sir William Blackstone.
La detención de Emilio Lozoya Austin, ex director General de Petróleos Mexicanos (Pemex) tiene verdaderamente nerviosos a más de uno en Veracruz.
Y es que la trama de esta historia, misma de película, novela, u obra de ciencia ficción parece que no pudo librar a los mexicanos.
Si, la realidad es que desde la aparición de la investigación Lava Jato, uno a uno de las piezas del ajedrez y entramado han caído, incluyendo incluso a algunos que optaron por quitarse la vida para evadir la prisión, como fue el caso del ex presidente de Perú, Alán García.
El nerviosismo que envuelve la detención del otrora poderoso Emilio Lozoya –en tiempos de Enrique Peña Nieto- es la evidencia palpable de como todas las ratas siempre terminan abandonando el barco.
El distanciamiento de los priistas, el silencio de otros más, confirmaría que las cadenas de complicidades a gran escalan tocaron a más de uno en nuestro país.
Hoy ex presidentes mantienen silencio total, ex gobernadores prefieren no emitir opiniones –y eso que al menos uno, se la pasaba tuiteando a diestra y siniestra, desde su penal de reclusión- sus correligionarios literalmente le dan la espalda.
Ya desde 2017 en este mismo espacio dimos cuenta en diferentes entregas de los nexos de veracruzanos con la familia Odebrecht y los negocios que al amparo del poder consumaron.
Ahora que la justicia alcanzó al mismo ex director General de Pemex, la posibilidad de cambiar su versión por impunidad ha puesto a muchos con los cabellos de punta.
Por lo pronto se sabe, que la posible salida de prisión de Javier Duarte será congelada pues sobre de él pesarían serios señalamientos, al haber mantenido relaciones estrechas y cercanas con los principales personajes brasileños del entuerto.
Las investigaciones de empresas vinculadas y relacionadas con Odebrecht en Veracruz, abrirían un argumento suficiente para crear de nueva cuenta un entramado que hará temblar a más de tres en la entidad.
Esperemos que la verdadera justicia alcance a imperar, y no resulte todo esto, un nuevo montaje para distraer la caída abrupta en la popularidad y en la confianza al presidente de México y al gobernador del Estado, misma que ya los puso nerviosos también a ellos.
Ahora bien, para los integrantes del nuevo régimen, será indispensable traerlo extraditado cuanto antes, pues el riesgo de que suelte la sopa le quita el sueño a muchos más.
Solo el tiempo habrá de darnos la versión real y no la oficial, que como siempre deberá convenir al Gobierno en turno.
Al tiempo.
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