El avión presidencial ha sido tema constante aún previo al sexenio del gobierno actual. En el gobierno de Enrique Peña Nieto el avión llegó a suelo mexicano, sin embargo la compra del mismo se aprobó durante el mandado de Felipe Calderón. ¿De dónde surge la idea de adquirir un medio de transporte que costó 218.7 millones de dólares? y ¿por qué seguimos pagándolo? ¿es o no es nuestro? ¿cómo que lo rifan pero no me lo llevo? ¿qué está pasando?
Desde la adquisición del avión hasta nuestros días, los titulares han evolucionado a la par de la desinformación promedio de los mexicanos, comenzamos con encabezados que hablaban del costo del transporte, pasamos a la especulación sobre la venta, luego al traslado a Estados Unidos para exhibirlo a posibles compradores, continuamos con la falta de los mismos y terminamos con un siempre sí habrá rifa. No fue un chiste, pese a la infinidad de burlas respecto a la posibilidad de rifar un avión, la imposibilidad legal de ofrecer un premio en especie y la inconformidad de algunos mexicanos, la rifa se hace porque se hace.
Pero no se preocupen, los ganadores de la rifa no necesitan investigar sobre mantenimiento de aviones, ni buscar en dónde mantener al medio de transporte, la rifa gira en torno al avión pero no será del avión. Será de un monto económico como cualquier sorteo de la Lotería Nacional. Es otra forma de adquirir dinero de los mexicanos de forma voluntaria, a quienes amablemente nuestro Presidente solicitó apoyo para ganar tiempo en lo que alguien se anima a comprar el avión.
La rifa será del avalúo del transporte, el avión seguirá a la venta y si consideramos que en México somos más de 129 millones de habitantes, sólo se requiere de la buena voluntad de 6 millones de los mismos para poder resolver algunos de los problemas que aquejan al gobierno. El más mediático ha sido el avión, porque da risa hablar de un gasto estratosférico que realizaron los gobiernos anteriores, da risa que se justifique el gasto con el uso de al menos 5 presidentes posteriores a Enrique Peña Nieto, nos da risa que el Presidente actual no lo quiera utilizar, que pretenda rescatar lo que aparezca de lo perdido y que si no se puede organice su rifa.
Jajaja diría Ana María Olabuenaga, experta en publicidad y propaganda. Mientras morimos de risa, dejamos de conocer la realidad que realmente afecta a los mexicanos. El sorteo del avión será uno más de la Lotería Nacional, participa quien quiere y gana el de mayor suerte. Pero ni la suerte ni la voluntad son suficientes para aquellos en espera de medicamentos y material médico, mismo que se supone saldría del restante de la rifa. El problema es que las cuentas no salen.
De acuerdo a las mismas cifras presentadas en la mañanera del pasado 7 de febrero, se prevé obtener 3 mil millones de pesos, mismos que serán repartidos de la siguiente forma: 2 mil mdp en premios, 500 mdp van para completar el avalúo del avión, 250 mdp van a la fuerza Aérea para el mantenimiento de dos años del avión, otros 250 mdp van para los billeteros. ¿Entonces con qué se compra el equipo médico y todo lo prometido, si en realidad no hay un restante para tales gastos? Afortunadamente existe el Instituto Para Devolver al Pueblo lo Robado y ellos van a donar el dinero de los premios, entonces de acuerdo a declaraciones de la mañanera “vamos poco a poco sino ya no vamos a tener tema”, “las cuentas sí alcanzan”. Así que paso a paso vamos informándonos para decidir mejor.
En conferencia AMLO dijo que la posibilidad de que no se vendieran los boletos suficientes no estaba contemplada, que él conocía bien los sentimientos de los mexicanos y en eso no se equivoca. Constantemente queremos ayudar, como dirigente nos ha hecho ver cuán fuertes somos unidos, logramos alternancia y transformación. La diferencia es que la transformación no llega con el gobierno, llega con su gente y si en vez de unirnos para salvar las deudas de los dirigentes previos nos unimos para salvar la nación, la transformación será segura. Quizás si los 500 que piensan destinar a un billete de sorteo los enfocamos en proyectos locales de impacto directo veremos más resultados. Mientras se vale reír, pero no sin antes estar bien informados.