Somos la mitad, queremos paridad

El Congreso de Veracruz acaba de aprobar una ley para promover la paridad de género en los cargos de los ayuntamientos, con una reforma a la Ley Orgánica del Municipio Libre. En principio, es una iniciativa bienvenida, porque siempre es importante contar con el respaldo de un marco jurídico en la exigencia de derechos.

El problema siguiente es: cuándo veremos que se cumpla la letra de la ley. En junio del año pasado el Congreso de la Unión aprobó una reforma constitucional para hacer obligatoria la paridad de género en la designación de cargos en el Poder Ejecutivo Federal y en las 32 entidades. Al día siguiente, el Congreso veracruzano aprobó una reforma en concordancia con la ley federal para armonizar los cambios constitucionales.

Si del dicho al hecho hay mucho trecho, de la ley a la realidad hay un abismo. Aunque ya está en la ley, en Veracruz hay un gabinete mayoritariamente masculino, de las doce secretarías estatales sólo tres de ellas tienen al frente a mujeres, y no las más importantes o las más “políticas”. Turismo, Medio Ambiente y Trabajo son las carteras para mujeres. No Seguridad Pública, Finanzas o Gobierno que son las “pesadas” y al parecer, sólo las puede “cargar” un hombre.

No señalo a las personas que ocupan actualmente los puestos ni descalifico sus credenciales para desempeñarse en los cargos, señalo simplemente un hecho reiterado en la política mexicana.

Es algo parecido a lo que sucedía antes en los noticiarios, donde a las mujeres les dejaban dar el estado del tiempo y los espectáculos. Hoy, se debe señalar, eso está cambiando. En Televisa, por lo menos, los tres principales noticiarios son conducidos por mujeres y, por lo menos en un caso, el clima lo da un hombre. No pasa nada. La población se va acostumbrando a que las mujeres pueden saber y opinar de política. Al paso del tiempo ya no es inaudito que una mujer dirija un noticiario con verdadera investigación periodística como lo hace Carmen Aristegui, tanto es así que la hemos visto padecer la ira del poder. Denise Maerker se vuelve una figura familiar, Danielle Dithurbide todavía está luchando con el peso de la figura de Carlos Loret, por eso la empresa ahora sólo denomina al noticiario Despierta, sólo en los anuncios dicen con Danielle Dithurbide y Enrique Campos, todavía no le entregan la estafeta completa. Paola Rojas si tiene el espacio que lleva su nombre.

¿Y en el gobierno? ¿Cuándo? No es que no haya candidatas, lo que no hay quizá son muchas mujeres que hagan política “a la mexicana” y se ganen los cargos como pago de favores. Tiene sentido que un gabinete se forme no sólo de credenciales académicas y administrativas, sino también de lealtades y concordancias, las cuales deben tener un límite para ser verdaderamente útiles tanto a quien los nombra como a la población a la que deben responder, pero los acuerdos políticos son los menos transparentes y en esa opacidad es donde se deciden muchos cargos.

La paridad tampoco ha llegado al nivel federal, que tiene siete secretarias de veinte carteras. Lo que sí se debe decir es que hay mujeres en Gobernación, Economía y Energía, tareas tradicionalmente encomendadas a varones. Lo destacable es que la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, es la primera mujer en ocupar ese cargo en nuestro país.

Será sin duda un camino largo y tortuoso para lograr que las mujeres accedan a los cargos en los municipios. Veracruz tiene 212 municipios y el deshonor de tener a algunos de los más pobres del país. Entre más atraso, más válidas las tradiciones y costumbres que hacen a un lado a las mujeres en el desempeño público. Pero está puesta la primera piedra y lo que seguirá será la lucha de las mujeres para hacer valer la ley, de eso no hay duda, porque aunque un argumento elemental como el que han defendido las mujeres debería ser suficiente: “Somos la mitad, queremos paridad”, quienes están acostumbrados a las mieles del poder no lo van a soltar por las buenas.

Muestras hay muchas, pero no vayamos lejos, hace apenas cuatro meses el diputado morelense José Casas afirmó, refiriéndose a sus colegas diputadas “eso pasa por sacarlas de la cocina y darles una curul”.  Lejos de disculparse añadió no importarle si sus compañeras se molestaban por “hablarles al chile pelón”. Allí si se cumplió, literalmente, el principio de que cualquiera puede aspirar a un cargo de representación popular.

Nadie da curules, hay que ganárselas y las mujeres han ido abriendo brecha. Aunque personas como el diputado Casas (¿a quién representa?) no lo entiendan “Somos la mitad, queremos paridad”.

ramirezmorales.pilar@gmail.com

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