El día de ayer nos encontramos con la noticia que los gobernadores del PRI apoyaron al Presidente Andrés López en su proyecto de operación –porque de hecho ya está creado–, del Instituto de la Salud para el Bienestar (INSABI), lo que particularmente a su servidora –a título personal—me provocó indignación.
Y ante la posición de los gobernadores de inmediato, se dejaron sentir también las críticas de la población en general y desde luego en el propio PRI en voz de su militancia que no está de acuerdo con adoptar una posición sumisa ante una nueva trampa que pone el Gobierno de la República. Porque es claro que ese proyecto que viene a sustituir el anterior Seguro Popular, ha dejado muchos vacíos al implementarlo sin reglas de operación y de administración y han puesto en riesgo la vida de millones de mexicanos y veracruzanos (especialmente a niños y personas con cáncer y VIH Sida) a los que se les ha negado la atención y/o se les ha mermado la calidad en la misma, lo que pone en riesgo también al propio sector.
Pero ¿Qué es el INSABI? Sin tanto tecnicismo se puede decir que el Instituto de la Salud para el Bienestar (INSABI), es una nueva institución creada por el gobierno de la 4T, y que toma el lugar del Seguro Popular, programa que funcionaba desde 2003 y que otorgaba atención médica a la población más vulnerable del país aquella que no cuenta con seguridad social.
Dicho Instituto, nació carente no solo de reglas de operación sino de falta de información para el personal médico-clínico que opera en los centros hospitalarios afectando a los usuarios y afectando también los derechos laborales de miles de trabajadores que funcionaban en el anterior programa. Además de que es incongruente que se crea una nueva institución con menos presupuesto que el que tenía el anterior seguro popular y con proyección a atender –no solo a 50 millones de personas que antes atendía—sino un 30 % más para 2020.
Es decir 65 millones de usuarios del servicio de salud para este año, con el mismo número de clínicas, mismo número de médicos y enfermeras, con reducción de sueldos, con desabasto y menos presupuesto. Pues solo que seas mago podrías cumplir.
Y lo que hemos visto en estos primeros días de este 2020, es: gente y familias sin acceso a tratamiento, hospitales y doctores que no entienden cómo funciona el nuevo programa, y falta de comunicación generalizada. Y lo más grave: mayor desabasto de medicinas que el normal por falta de dinero en la administración del INSABI, pues no se presupuestó bien la transición y, los enfermos en general pero en particular los vulnerables (con cáncer y enfermedades crónicas degenerativas) sin atención terapéutica ni medicinas. Ante todo ello, solo podemos pensar: que existe una falta de capacidad, de sensibilidad y de humanismo, al arriesgar la vida y negar servicios a la población solo por hacer realidad un capricho más de la figura presidencial. Y aunque el propio Presidente ha dicho que esto es cuestión de tiempo para adaptar el nuevo sistema, le recordamos a éste que en materia de salud, los días y horas son cruciales para la vida de un enfermo, y que de Enero para acá, han muerto muchos por cáncer en particular niños y sobre todo ha incrementado el riesgo epidemiológico pues no hay dinero para este tipo de programas y estamos frente a enfermedades virales graves en el medio ambiente, en Veracruz, México y el mundo.
Y como una muestra de que se colocan en las titularidades a personas que son afines por la cercanía con el Presidente, en lugar de poner a la gente adecuada con los perfiles idóneos, el INSABI se estrena encabezado por un antropólogo Juan Antonio Ferrer Aguilar,–que sabe de salud lo que yo–, lo que aumenta aun los riesgos de que lo rebasen por no saber nada del manejo de este proyecto. Por ello no es gratuito que también los exsecretarios de Salud, Julio Frenk y Salomón Chertorivsky, asi como Mercedes Juan, José Narro, etc., médicos con alta capacidad y experiencia en su medio, hayan dejado clara su posición y declarado en sus entrevistas las deficiencias muy serias que padecerá el sistema de salud, si las cosas siguen como están en la improvisación y la incapacidad.
En el caso de Veracruz, la situación es de pensarse. Tan solo baste recordar, lo que ha sucedido en nuestro estado en el 2019, al haberse disminuido 295 millones en medicinas y a partir del mes de Julio del año pasado las compras se centralizaron en la federación. Y el desabasto empezó porque a nivel federación se confrontaron con los proveedores y dejaron de suministrar los medicamentos dejando a las entidades desahuciadas. Por otra parte resulta imposible creer que con una reducción del presupuesto estatal en infraestructura de 496.9 millones de pesos que tenía en 2019, a 340 millones aproximadamente con el que se operará en 2020, se puedan satisfacer las necesidades de los veracruzanos ávidos de atención de salud con calidad.
Pero en esos recortes, los rubros que llaman la atención son particularmente: lo que corresponde al régimen veracruzano de protección social en salud, que bajó de 6,767.3 millones a 5,194.7millones, es decir, una reducción de 1,572.6 millones de pesos. Sin embargo rubros como servicios operativos de administración, tuvieron un aumento del 266 %, comparado con el rubro de prestación de servicios de atención medica que es el rubro prioritario del sector, que disminuyó de 6,120 millones a 2,477 millones, es decir 60% menos.
Luego entonces no es falta de sensibilidad es falta de capacidad para planear, organizar, operar y seguramente en adelante, de evaluar un sector en el que Veracruz ha sido modelo para la nación en décadas anteriores y que hoy,- verdad de Dios-, da miedo enfermarse o tener algún familiar que requiera atención o rehabilitación clínica urgente.
Y en función de ello toman relevancia las declaraciones del Presidente del CDE del PRI Marlon Ramírez Marín, al decir categóricamente: “No comparto la postura de los señores gobernadores, entiendo que ellos son responsables en cada una de sus entidades, pero en Veracruz las cosas son distintas”.
Y miles de priistas y no priistas, se lo aplaudimos. Porque como bien dice: nosotros estamos del lado de la gente…y es lo que no vamos a dejar de hacer” Y la razón de sus declaraciones tienen fundamento: ha escuchado en sus recorridos por Veracruz los reclamos de los veracruzanos, por la desaparición de programas que eran de utilidad para las familias, que vienen afectando a los ciudadanos y a los más pobres, los desempleados, los cesados, etc.
Luego entonces, crear el INSABI desprogramado y desfasado a la realidad de cada entidad, era de esperarse que habría de afectar severamente la salud y la actitud de cada mexicano y veracruzano. Porque, mientras no se resuelva en los hechos, el problema de infraestructura hospitalaria, del presupuesto, del incremento de profesionales y especialistas de la salud mejor pagados que los “ninis”, y el abasto de medicamentos, cualquier cosa que se diga será imposible de creerles a los gobiernos federal y estatal.
Pero ojo, si colapsa el sistema de salud nacional y a ello se suman otros graves problemas como el de la inseguridad y el estancamiento económico, ponen al filo de la navaja a la 4T en el 2020, pero lo peor, ponen contra la pared a nuestro país y a nuestro estado y…esa será su responsabilidad.
Gracias hasta la próxima