Cinco días antes de que un juez de control determinara retener en prisión al exgobernador Javier Duarte de Ochoa, la decisión prácticamente estaba cantada.
El 30 de diciembre del 2019 recién concluido, El Financiero publicó que el Congreso de Estados Unidos mostraba “preocupación” por la relación de una veintena de gobernadores y exgobernadores con el crimen organizado, uno de ellos Duarte, el de Veracruz.
El diario especializado en finanzas, economía y negocios, basaba su nota en el informe “México: Crimen organizado y organizaciones de tráfico de drogas”, elaborado por el Congressional Research Service.
La última semana de diciembre se publicó el documento y en él se dijo: “La participación criminal de los gobernadores estatales y otros delincuentes refleja el alcance de la corrupción en las capas del gobierno y en todos los partidos en México”.
Según El Financiero, entre los “ejemplos notables” de exgobernadores corruptos se incluye el nombre de Duarte, quien gobernó Veracruz entre 2010 y 2016 y fue arrestado en Guatemala y extraditado a México en agosto de 2017.
La nota recibió poca o nula atención de los medios estatales, quiero creer que porque el 30 de diciembre todo mundo no solo estaba de vacaciones sino que andaba ya enfiestado por la cena de fin de año, pero sin duda teniendo la fuente que se cita era relevante.
Por eso, tal vez solo sus pocos amigos y sus beneficiados esperaban que el domingo el juez Juan Carlos Ramírez Benítez determinara que continuara cumpliendo su sentencia en su casa bajo la figura de prisión domiciliaria y saliera de la cárcel.
Pero no. Desechó todos los argumentos de su defensa. Duarte está sentenciado a nueve años de prisión por los delitos de lavado de dinero y asociación delictuosa.
El juez consideró que el exgobernador de Veracruz tiene los medios para escapar si lo saca de la cárcel y lo envía a su casa, pero no se puede desestimar que pudo haber sido decisiva la presión del Congreso norteamericano para su decisión.
Si así hubiera sido, entonces Duarte está en desgracia porque ya no pesan en su contra solo las acusaciones de la entonces Procuraduría (hoy Fiscalía) General de la República ni de la Fiscalía General del Estado (Miguel Ángel Yunes Linares-Jorge Winckler Ortiz), sino que está señalado y bajo la lupa de los poderosos congresistas gringos.
Y si bien se dice que hay autonomía de poderes en México, el gobierno de López Obrador para nada permitiría que se molestaran los legisladores del vecino país cuando tiene que firmarse de nuevo el Tratado México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) para que pueda entrar en vigor.
Para Javier debió haber sido un duro golpe. Por allegados suyos supe que confiaba en que se iría a su casa. Quién sabe que le habían ofrecido. No contaba con los gringos.
¿Qué información tienen los congresistas de Estados Unidos sobre el exgobernador de Veracruz?
Llama la atención que en cambio no se mencionaran los nombres de Fidel Herrera Beltrán y de Miguel Ángel Yunes Linares.
Reducen tamaño del acto “agrario”
De cinco mil campesinos que habían anunciado para este lunes en el acto conmemorativo de la expedición de la Ley Agraria de 1915, en la Macro Plaza del malecón del puerto jarocho, el acto se redujo a solo unas seiscientas o setecientas personas, que son las que caben en el teatro Francisco Javier Clavijero, a donde se cambió.
Se repone Dante de operación
El exgobernador Dante Alfonso Delgado Rannauro se recupera bien de una operación en la garganta a la que fue sometido el fin de año recién pasado. Se alista para la jornada electoral que viene. Otro exgobernador, Miguel Ángel Yunes Linares, se mantiene bien de salud (recibí su saludo el viernes pasado en el puerto de Veracruz). En su casa también, Fidel Herrera Beltrán, todavía recuperándose del derrame cerebral que sufrió en marzo de 2018. De Javier Duarte no se tienen noticias de su salud.
Tratan de molestarme
No soy de los que se queja ni le gusta estarse quejando, ni trato de hacerme la víctima ni caer en la paranoia de ver, hacia donde volteé, moros con tranchetes, pero desde el fin de la semana pasada sufro bloqueos para acceder a mi propio portal referente.com.mx, que con grandes esfuerzos y con mi escaso presupuesto tengo desde hace cinco años con dos de mis hijos.
Desde las computadoras de mi biblioteca, donde habitualmente trabajo, no puedo acceder ni al portal ni al sistema para subir información, a todo lo demás sí menos a mis espacios, lo que nunca antes me había pasado. Curiosamente, he pedido a otras personas que accedan a nuestra página y me dicen que lo hacen con toda normalidad. O sea, quiero creer que el cerco es solo alrededor mío.
Con ayuda de amigos estoy tratando de resolver el problema. No quiero tomarlo como un mensaje de nada ni de nadie. Continuaré escribiendo como lo hago habitualmente y publicando en todos los espacios posibles (me publica la mayoría de los portales más importantes de todo el Estado y una buena cantidad de impresos, además de que en el caso de esta columna está disponible en las redes sociales).
La única vez que sufrí una represalia por mi línea editorial fue por parte del entonces gobernador Javier Duarte de Ochoa, hoy en prisión, con el apoyo de su coordinadora de Comunicación Social, Gina Domínguez Colío, quien también estuvo en prisión y sigue bajo proceso en su domicilio, hoy afectada por una enfermedad de la que le ruego a Dios que la libre y la salve.
Yo aquí sigo y lo haré mientras Dios me lo permita. Es inevitable. El hombre de poder político tiene caducidad en el cargo. El periodista nunca. Mientras me pueda mover difundiré mi columna desde cualquier otro espacio que escape al bloqueo del mío habitual. ¿A quién afecto? ¿Quién me manda a decir que está molesto por lo que digo o como lo digo? Descarto al gobernador Cuitláhuac García Jiménez. ¿Quién pretende que crea yo que él es el causante?