Esta es la novena ocasión en que inicio el año con usted y eso me da mucho gusto. En este espacio dedicamos tiempo a reflexionar acerca de lo que significa sembrar, regar, cultivar plantas, observar su crecimiento, aspirar el aroma de las flores. Sembrar la semilla de lo que será un árbol, disfrutar su sombra y recoger sus frutos. O crear jardines minúsculos ya en contenedores de cristal, en troncos o en pequeñas macetas y en otras formas, tal vez impensadas de multiplicar la naturaleza como las semillas en cascarones de huevo.
¿Y qué decir de recipientes originales para las plantas? Frascos, botellas, llantas, bañeras, latas de conservas, cajas de leche, peceras, focos, cajones, jaulas para pájaros (que cada día me convenzo más de que los pájaros tienen alas para volar y no para tenerlos en cautiverio. Este es un sin sentido, ¿qué noo?).
Esto me hace recordar que cuando llegué a vivir a Xalapa (enero de 1974), necesité cerca de mí las plantas entre las que había vivido desde niña y que ayudaba a cuidar. Por lo que, al poco tiempo, comencé a coleccionar minúsculas macetas -algunas hasta de dos centímetros- que colocaba en el filo de la ventana de mi cuarto de pupila. Las tuve por cinco años, hasta que ya en mi propia casa, me hice de un gran capital planteril.
A la fecha, en el estrecho patiecillo de casa -más bien pasillo-, lucen verdes mis plantas en este invierno que, por cierto, no ha “apretado”, pero escasean las flores de los Geranios y Capotes, del Cyclamen, de los Aretes o Aretes de la reina y Kalanchoes. No obstante, este año ya obsequié la primera planta: una macetita con un Kalanchoe amarillo muy prometedor. Regalo de año nuevo a mi entrañable amiga Charito, una de las personas más amantísimas de las plantas que conozco. ¡Y mire usted si conozco!
Lo que captó mi interés produciéndome gran alegría es que para el día 2 de enero, en el vivero que me queda muy cerca de casa, no habían quedado más de diez plantas floridas, pues todas las demás ¡fueron vendidas! Esto me indica que en la bella capital veracruzana, seguimos prefiriendo y fortaleciendo nuestra vocación por “las bellas”.
Y hablando de “bellas”, le comento de una flor mexicana que se da lo mismo en invierno que en verano, se llama Solandra. Semeja una trompeta, es de color amarillo oro, vistosa y alegre. Época esta también del alhelí y de los jazmines…Así como también del chocolate caliente y las noches frías, entrando en calor con la charla en familia o con los amigos…Y a usted, ¿ya le cayó el ’20? xalapaflorida@hotmail.com