Señora de las cuatro décadas

A unas horas de que mi primogénita llegue a la edad de “la amalgama perfecta entre experiencia y juventud” me siento muy emocionada. Y traigo a mis recuerdos el día en que arribó a mi mundo y el de la familia. Mi primera hija, la primera nieta de mis padres, sobrina de mis hermanos, la querida, la adorada. Primera niña en su familia paterna. Después, cada una de las tres que fueron llegando, ocuparon ese lugar en el trono del amor…

La hija lleva como primer nombre el de su madre -por imposición de su padre- yo le llamo Marlen -su segundo nombre- así como la familia pero, su vasto y prolifero círculo de amistades, le llaman Nora. Y creo que a ella le gusta. Ella es una hija muy solidaria y me ha acompañado de manera especial en muchas de mis aventuras.

Cuando tuve mis dos floristerías por veintidós años, ella estuvo a mi lado e hizo lo que yo no: Aprendió a hacer hermosos y delicados arreglos florales. Su gusto exigente y  exquisito se funde con la vanguardia y, todavía mejor, impone moda. Así lo hizo con

las flores y así lo hace en su desarrollo profesional de la carrera que estudió: Negocios Internacionales con maestría en Mercadotecnia.

Después de tener un rato su propio negocio de floristería, aceptó el llamado de una universidad particular en Veracruz y se fue a crear y dirigir un buen equipo de mercadólogos y publicistas. Años después, regresó a nuestra bella capital a dirigir la misma área, en un Colegio de los más altos estándares en el país, donde hace un gran trabajo -según la opinión de su jefa y beneficiarios-, además de los cursos y talleres que le solicitan.

Sí, tiene usted razón, estoy muy orgullosa de mi hija primera, y de las otras tres. Cuando uno ve florecer a sus hijos, de manera que hacen lo que aman, que se preparan continuamente para ello, que son honestos, útiles a la sociedad, que tienen y practican los valores humanos y universales, puede uno sentirse satisfecho y agradecido.

Para hoy, ya lleva varios festejos ¡y los que le quedan! A las 12 en punto de la noche, su ramo de rosas, mañanitas, besos, abrazos y los mejores deseos para que su vida continúe transitando por caminos de servicio, bondad, regocijo, fe y amor. Mis parabienes y bendiciones a la que “deja huella por donde camina y la hacen dueña de cualquier lugar”, según reza la canción de Ricardo Arjona, que hiciera famosa el recién extinto cantante veracruzano José José. ¡Felicidades hermosa, la vida te sonríe…

xalapaflorida@hotmail.com           

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