El Día de la Marina Armada de México mueve a reflexión obligada. Los marinos mexicanos, que son ejemplo de honestidad y disciplina, son un símbolo inamovible de nacionalismo. Su tarea es permanente, porque desde el momento en que no están en tierra firme, las responsabilidades se vuelven constantes; es decir, están acostumbrados a estar alerta aun descansando.
Es por ello que la conmemoración del Día de la Marina se convierte en tema obligado para tener presente que ahí están los marinos para defender el territorio nacional desde los litorales del país que suman 11,592 kilómetros, esto sin contar las más de 3 mil islas que hay en el país y de las cuales están habitadas 114.
Expulsar al enemigo extranjero del territorio nacional, hacerlo desde Veracruz que también es tierra sin la cual no se entendería nuestra historia nacional, y, sobre todo, hacer del castillo de San Juan de Ulúa en el puerto de Veracruz, el último bastión del enemigo, pero también el primer fuerte que mira vigilante hacia el océano.
El fuerte de San Juan de Ulúa fue construido por Hernán Cortés en el año de 1519, un 22 de abril, y ahora es el sitio donde los enemigos de México se van para no regresar.
Las mujeres y los hombres de la Marina son ejemplo para los mexicanos, su puente de salvación y también su camino hacia la historia. En los puertos mexicanos los marinos mueven conciencias, fortalecen la memoria, nutren el patriotismo.
A pesar de la gran extensión de nuestros litorales, en el centro del país hace falta saber todo lo que se refiere a la vida en el mar y todo lo que esto implica para los héroes cotidianos de la Marina. Son jóvenes cuya vocación los hace seres humanos fuertes y mexicanos de una conciencia sólida.
Los marinos mexicanos son una fuerza de paz y en ellos los mexicanos se identifican y les guardan respeto. Son quienes salvan las vidas de quienes sin ellos perecerían en los desastres, en la furia de la naturaleza, en la inesperada y violenta reacción del planeta.
Es por ello que la inseguridad interna del país no puede ser ni ponderada sobre otros problemas ni minimizada ante la contundencia de sus expresiones más violentas. Ahí también está la Marina, pero mejor sería que no estuviera, porque la tarea original de los marinos mexicanos tiene fines más nobles sin que esto sea menospreciado.
Lo cierto es que deberá resolverse el problema en la instancia responsable, es decir, con las corporaciones policiacas. Porque hablar del auxilio que brindan los soldados de la Secretaría de la Defensa Nacional y los marinos de la Armada de México, es hablar de que la delincuencia rebasó a las instancias originalmente destinadas a estos fines.
Porque la proliferación de la violencia en el país es un peligro para los mexicanos, pero más lo es para los marinos y los soldados que deben estar concentrados en el resguardo de la soberanía nacional y actualmente hay muchos grupos interesados en vender la patria con el pretexto del alto índice delictivo.
Llaman a las fuerzas estadounidenses, como si en Estados Unidos no hubiera inseguridad ni delincuencia. Esto llega al absurdo, pero así es la reacción de una clase resentida que hace de la derrota electoral un rencor enconado que puede mover a impulsar desestabilizaciones.
Ojalá que los marinos marquen de nuevo su responsabilidad y su rigor disciplinario en todo momento por fuerte que sean los vientos de la oposición y por contundentes que parezcan los embates de la delincuencia. PEGA Y CORRE. – Los panistas deben estar felices con la amenaza de Trump de designar a los líderes de los cárteles de la droga como si fuesen terroristas. Ellos fueron los primeros en solicitar la entrada del FBI a territorio nacional por el suceso de la familia LeBaron, ellos magnifican el problema de la inseguridad, ellos, los panistas, insisten en abrirle las puertas del país a las corporaciones policiacas de Estados Unidos. La derecha en Bolivia vendió su patria, ¿y en México?.. Esta columna se publica los lunes, miércoles y viernes.
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