Xalapa antigua

En este espacio, estimados lector-lectora, le he dado cuenta de textos y hasta de obras completas que nos dibujan escenas, paisajes e historia que ya no conocieron nuestros hijos: La Xalapa antigua, cuya orografía y clima la definen y que, con el paso del tiempo, se transforma, moderniza y adapta a los cambios que impone la continua modernidad.

Habiendo llegado a nuestra capital en 1974, aún conocí vestigios de su original clima, como la neblina espesa, los aguaceros torrenciales, su consecuente vegetación y su impacto en el modo de vida y  costumbres que narran xalapeños y testigos:

Del libro XALAPA, Costumbres, Relatos y Leyendas del compilador Martín Cerón Cortés, editado por La Rueca Ediciones en 1988, segunda edición; le comparto breves  descripciones y narraciones de algunos xalapeños que participaron, denominados ‘Informantes’:

“La ciudad en ese entonces llegaba hasta Belisario Domínguez, ahí terminaban las casas; después seguían una zona de potreros, otra de cultivos de café, maíz, naranjas, plátanos y otros árboles como chininis, duraznos, ciruelas, naranjas de todo tipo: naranja mandarina, naranja china, naranja de azúcar o la naranja injerta y el naranjo agrio -todavía hasta hace poco había árboles de naranjo agrio en las aceras de la calle Venustiano Carranza. Había muchas plantas de ornato, es decir, diversas variedades de flores de la región, tanto en los jardines de las casas como en macetas colgadas de los techos de las aguaderas. También por estos rumbos se veían muchas aves…gorriones, jilgueros, primaveras, canarios, cotorras y algunas guacamayas. Se podía encontrar mucho animal de monte como el tejón, el armadillo, ardillas y hasta algunos changos, pero todo eso se fue acabando conforme avanzó la urbanización”. (“Casa de Campo” sus alrededores. Sr. Carlos Álvarez Ramírez; pp. 26, 28 y 29).

“En la esquina de la calle Fidel González y Lucio García se hallaban (…) unos árboles de eucalipto muy grandes que en aquellos tiempos lucían frondosos, imponentes, en esa loma (…) toda esa parte se veía muy bonita porque tenía pasto y florecían unas plantas llamadas maravillas, de varios colores encendidos y de aroma agradable” (La Colonia Benito Juárez Norte; Sra. Praxedes Aparicio Burgos; pp. 30 y 32).

Es curioso, mientras esto le escribo a las 9 de la mañana, en el enrejado muy cerca de mi ventana, se para un pequeño pajarito de adusto color y me canta, me acompaña y nos saluda. Continuaremos. xalapaflorida@hotmail.com

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