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Corrupción, refrescos y escuelas.

by Julio Alonso

El Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, define la palabra corrupción como: Delito grave. Acción indebida o reprensible.

Funcionarios de organismos internacionales han mencionado que en México existen buenas leyes, sin embargo el problema es que no se aplican. Un ejemplo lo tenemos en la legislación federal, de manera específica me refiero a la Ley General de Educación. Que indica que está prohibida la venta de productos ultra pasteurizados en escuelas, dicha prohibición está desde el 2011.

Lo anterior es que el gobierno estatal busca obtener beneficios con un convenio con una empresa refresquera a cambio de una cantidad ínfima de dinero, y a cambio se dañará la salud de la niñez y juventud veracruzana, cuyo costo en materia de salud representará al erario público y a la sociedad veracruzana miles de millones de pesos. Es lamentable ver que la diputada estatal Ana Miriam Ferráez Centeno, defienda el reciente convenio entre la Secretaria de Educación de Veracruz y la empresa refresquera Pepsico. Y más increíble que al mismo tiempo participó en  el segundo Foro denominado “Epidemia de Sobrepeso y Obesidad Infantil Corresponsabilidad Social y Ética, por lo que se aprecia la incoherencia cínica de esta persona, que habla según sus intereses económicos en perjuicio del pueblo veracruzano.

Se aprecian intereses empresariales a expensas de la salud de la niñez Veracruzana y el nivel de corrupción de funcionarios estatales y de diputados, de manera particular de los que brincan de un partido a otro (oportunistas) que solo velan por sus propios intereses y al pueblo le dan atole con el dedo.

De nada sirve tener leyes si no se aplican y por otro lado no se fincan responsabilidades de carácter penal, ya que en este caso se daña la salud y por lo mismo se atenta contra la vida humana.

Al respecto el secretario de Educación de Veracruz (SEV), Zenyazen Escobar García confirmó que si existe la intención de realizar un convenio de exclusividad con la empresa refresquera. Además precisó que mientras que Pepsi les dará 4 millones de pesos y 2 millones más en imagen, mencionó que de todos modos se venden al interior de esas tiendas escolares. La pregunta es: ¿estarán consientes de que el combate a la diabetes e hipertensión costará cientos o miles de millones de pesos? De no ser así este caso sería por ignorancia extrema, en el caso de saber esto, entonces es no tener progenitora el titular de la SEV y la diputada Ferráez.

Otro ejemplo que confirma la falta de capacidad cerebral de los que dirigen la SEV lo tenemos en la subsecretaria de Educación Básica, Maritza Ramírez Aguilar que también defendió el convenio con la empresa refresquera al considerar que los menores de entre 12 y 15 años ya cuentan con la capacidad para decidir si comprar un refresco o consumir agua. Por ello, expuso que lo que se tiene que hacer es conciencia entre los niños, y que los maestros y padres de familia deben educar a sus hijos para que se privilegien los productos saludables (de risa, sin comentarios).

Es lo mismo que proponer la venta de drogas y otros psicotrópicos en las escuelas y decir que los alumnos a su edad ya saben que no deben consumir drogas y que los maestros y sus padres hacer ver que sus hijos privilegien los productos saludables

Otro pésimo ejemplo de cinismo lo tenemos en la delegada de la Secretaría de Educación de Veracruz, Diana Santiago Huesca quien se sumó a la polémica como el borras es que afirmó que “la responsabilidad de aceptar o no la introducción de los productos chatarras y refrescos es de los padres de familia” y aseguró que se debe “considerar que son estos los primeros responsables de cuidar la alimentación de los niños. De nada sirve prohibir la venta de esos productos en las escuelas, si en casa caemos en la tentación de consumir el refresco”.

Con estas palabras de los responsables de la educación veracruzana y de la formación en materia de salud, y de diputadas chapulines, poco se puede esperar que Veracruz salga adelante.

La reflexión es suya, hasta la próxima.

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