¡Vaya! Por fin alguien habla con la verdad.
En declaraciones a la reportera Isabel Ortega, la Contralora General del Estado, Mercedes Santoyo Domínguez, acaba de confirmar lo que todos suponían: que la inexperiencia de los funcionarios de la administración que está por cumplir un año ha llevado a cometer irregularidades que pueden caer en delitos.
En un acto de honestidad y hasta de valentía reconoció que en todas las dependencias la oficina a su cargo ha detectado que en algunos casos hicieron adjudicaciones directas de obras y servicios cuando lo que procedía era hacer licitaciones (agencia AVC Noticias).
Reveló que se han detectado en todas las áreas de gobierno casos de adjudicaciones de contratos que no cumplen con los requisitos de ley, lo que atribuyó a la “curva de aprendizaje”.
Lógicamente se refirió al rezago “inmenso” de todas las posibles irregularidades de gobiernos anteriores, que dijo que tienen que “sacar” a la brevedad porque los tiempos legales para actuar contra los responsables están por expirar, pero no dejó de señalar que también investigan a funcionarios de la actual administración.
Dijo que la Contraloría ya investiga algunas denuncias por omisión contra funcionarios encargados de los procesos de licitación y que ya tienen evidencias en documentos aunque cuentan con tiempo para trabajarlas bien.
Para ella, ya se venció el plazo de la “curva de aprendizaje” y en todos los casos de las áreas donde se ha detectado la recurrencia en la asignación de contratos están poniendo especial atención. Aseguró que si la acción es para beneficiar a algunos empresarios se fincarán responsabilidades.
La incredulidad ciudadana causada por la impunidad de los gobiernos pasados así como por los intereses que se dan en cada administración, por más que se diga que no existen, hace difícil creer que de veras se va a actuar, pero por lo pronto ya es un avance que la contralora misma denuncie lo que está pasando.
Se supone que actuó con cautela sin ir a fondo por los posibles intereses que se pueden ver afectados y que pueden actuar contra ella o por el enojo que puede causar su declaración en algún alto funcionario, pero quiero creer que a eso se debió que citara como causa de los posibles ilícitos la “curva de aprendizaje”, esto es, la inexperiencia.
Pero su revelación es aire fresco que hace guardar la esperanza de que el gobierno de Cuitláhuac García hará efectivo uno de sus lemas de promoción de su Primer Informe, que por primera vez un gobierno trabaja con honestidad.
La honestidad hasta ahora es la de la contralora y su declaración abre la sospecha de que funcionarios de todas las dependencias pueden estar echando el gato a retozar cuando licitan al margen de la ley, lo que son manchas que ponen en entredicho el eslogan cuitlahuista.
Si de veras se actúa en caso de confirmarse que las irregularidades se han dado con toda intención para sacar algún provecho personal o de grupo, el gobernador ganaría mucha confianza y credibilidad entre la población pero, claro, primero tiene que demostrar con hechos que va en serio. Ya habremos de ver si se estira más el manto de impunidad, que cubre por lo pronto los casos de nepotismo denunciados con nombres y apellidos.
Gobernador tiene empleado de lujo en el Congreso
No, no saben y no aprenden y por lo mismo ni siquiera guardan las formas para disimular.
Primero ha sido el alcalde de Xalapa, Hipólito Rodríguez Herrero, y ahora acaba de imitarlo el presidente de la LXV Legislatura del Estado, Rubén Ríos Uribe, en su abierto sometimiento al gobernador Cuitláhuac García Jiménez, sin respetar sus autonomías ni las instituciones que representan y sin darse su lugar y a respetar.
El sábado pasado a raíz del asesinato del diputado local Juan Carlos Molina Palacios el gobernador se vio obligado a emitir un mensaje que transmitió mediante un video a través de las redes sociales. Estuvo acompañado de tres personas.
Todos reconocieron a dos: el secretario de Gobierno, Eric Patrocinio Cisneros Burgos, y el secretario de Seguridad Pública, Hugo Gutiérrez Maldonado, pero había un tercero atrás a su izquierda, que casi nadie reconoció, por lo que en las redes sociales empezaron a preguntar quién era.
Se abrió entonces una trivia para dar con la identidad del personaje. Hubo quienes dijeron que era el que el que le sirve y lleva café, otros que un ayudante de su oficina, algunos que algún familiar de la víctima, algunos que uno de sus guaruras, en fin. Por lo menos hasta donde estuve al tanto, nadie dio con quién era.
Pues resulta que era nada más y nada menos que el mismísimo presidente de la Cámara de Diputados, Ríos Uribe, quien no tenía porqué estar ahí ya que es el titular del Poder Legislativo, de otro poder, no un canchanchán del gobernador.
Pero por lo que se vio, es tal el sometimiento que los lleva a no cuidar las formas, algo que ni siquiera ocurrió en los gobiernos priistas cuando todos los diputados eran unos títeres del gobernante en turno.
Muchos tricolores eran capaces de arrastrarse ante su jefe político o hasta de servirles de tapete pero siempre en privado, jamás lo hacían de cara al público.
Los titulares de los Poderes Legislativo y Judicial siempre se cuidaron de acompañar al gobernador en turno a actos públicos pero en igualdad de condiciones, uno a la derecha y otro a la izquierda en el mismo nivel, nunca atrás en posición que demeritara sus investiduras.
El flamante presidente de la Cámara de Diputados es profesor del COBAEV y tiene estudios de licenciatura en Derecho pero no se sabe si la terminó porque titulado no está ya que no exhibe su cédula profesional. Esa es toda su trayectoria. Acaso desconoce cómo tiene que actuar, con el decoro al que lo obliga su alta representación, y no tiene justificación el papel segundón que juega ahora porque la curva de aprendizaje ya terminó, se supone.
Finalmente, la imagen del sábado exhibe a todo el grupo de Morena que gobierna.