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LOS LOGRADORES DE LO IMPOSIBLE.

by Luis Alberto Zavala Ramos

Así los logradores de lo imposible, siempre han aparecido aprovechando la ignorancia y necesidades de otros, y, además de los citados la semana pasada, vale la pena comentar la historia de Brian David Mitchell, quien nació en 1953 en Estados Unidos, quien fue participante de la Iglesia de Jesucristo de los santos de los últimos días, de la cual fue expulsado. Se cambió de nombre para llamarse “Emmanuel” y posteriormente “Hephzibah”.  Con antecedentes de consumo de drogas y alcohol, comenzó a tener una serie de visiones en las que Dios lo señalaba como uno de sus elegidos. Siguiendo los designios divinos, Mitchell y su esposa Wanda se deshicieron de sus bienes materiales.

Indicaba que Dios le había encomendado tener siete esposas, terminó en la cárcel ante el rapto de una menor a quien violó por espacio de nueve meses.

Todos recordaremos a David Koresh, de la secta llamada los Davidianos quien se autonombraba “Mesías”, que llevó al magnicidio alrededor de 70 personas, en el rancho de Waco, Texas; quien les predicaba mientras mantenía relaciones sexuales con las esposas de sus congregantes y aún con las hijas de los mismos. Él enseñó esto a sus seguidores: “No debes juzgar a un líder por su conducta moral”.

William Miller, un agricultor de Nueva Inglaterra, fundador del Movimiento Millerista y del Movimiento Adventista de los años de 1830 y 1840 en Norteamérica, según él, Cristo aparecería por segunda vez por los cielos, afirmado que esto sería el fin del mundo y solo se salvarían los que profesaran la religión que él enseñaba; pero al no haber ocurrido un día determinado que ya había señalado, posteriormente indicó como fecha el día 21 de marzo de 1844, y como se suponía  aparecería por los cielos, sus seguidores permanecieron en las azoteas de sus casas esperando la venida de Cristo y, al no haber sucedido, muchos de sus seguidores perdieron la fe y abandonaros sus creencias.

Todos estos ejemplos históricos, es a causa de ególatras fanáticos que crean sus sectas en donde son ellos los iluminados. Señalo sectas por ser una organización, no necesariamente religiosa, que se aparta de las doctrinas tradicionales u oficiales y toma carácter exclusivo para quienes pertenecen a ella, consideran en ellas la existencia de enemigos que les harán daño, si no se protegen en ellos mismos, que el mundo es corrupto, y pretenden poseer la verdad como su patrimonio y supuestamente tienen la solución para todos los problemas de la humanidad.

Los miembros de las sectas son generalmente sometidos a un régimen autoritario, impuesto por un líder “iluminado”.

Los fanáticos se creen dueños de la verdad, son totalmente extremistas, se manifiestan por el frenesí de sus discursos en donde defienden sus creencias e ideologías. Creen ciegamente en su líder, pero renuncian a pensar y razonar sobre los proyectos que les impone su mesías.  Por lo regular se alteran fácilmente, son obsesivos, autoritarios, no escucha opiniones diferentes a las suyas, pero no someten sus pensamientos a lo razonable; se rodean solo de fanáticos y discriminan y no toleran a quienes piensan diferente a ellos.

Y así como David Koresh, les prometió el cielo y condujo a la muerte a cerca de 70 personas, y como William Miller, firmemente indicó a sus seguidores la segunda venida de Cristo y el fin del mundo, como muchos otros “iluminados”, que por razón de espacio, no es posible citar, así también dentro de la política, se llegó a hacer el ofrecimiento que, a partir del día primero de diciembre de 2018, se acabaría la criminalidad, que los narcotraficantes dejarían sus lanzacohetes, AK-47, ametralladoras Uzi, fusiles Galil, granadas de fragmentación, fusiles Barret, fusiles AR-15 y demás, cambiándolas  por herramientas de agricultura y todos los demás enseres propios para el trabajo del campo. Que ya no habría huachicoleros, que se acabaría con la corrupción, que no subiría el precio de la gasolina que, a partir de ese primero de diciembre, viviría el país entero en una paz increíble, pero constatamos que, de lo prometido nada se ha logrado y los males se están agravando y en lugar de acabar con la delincuencia, crece en forma impresionante, a tal grado que, los países vecinos tampoco lo pueden considerar como cierto.

También, esta situación política se señala como una secta, pues se ha dicho que se intercederá ante los obispos y pastores para que, la apropiación de las cosas que reparten los partidos políticos, sean bien o mal habidas, no sea pecado, y que, el gran iluminado por su gran humanismo, se equipara a Jesucristo;  los diálogos diarios, no es otra cosa que sermones dirigidos a la feligresía, en donde se habla solo de las virtudes de la que sueña el iluminado, defender sin razón lo que los seguidores deben aceptar con fe.

Y considerando que el sectarismo es la intolerancia, discriminación u odio que surgen de dar importancia a las diferencias percibidas entre diversos grupos sociales, políticos o religiosos. Las bases ideológicas, actitudes y comportamientos son evidentes, señalando a fifís, neoliberales, contras, la oposición, los adversarios, los de cuello blanco, los corruptos, etc., además de culpar de todo a todos y a nadie, puesto que a nadie y a ninguno les han probado algo, sino todo lo contrario, pues exculpan hasta las violaciones cometidas flagrantemente a nuestra Carta Magna, y lo actos delictivos, negativos y corruptos que se les han comprobado a sus miembros, como al mismo Bartlett, por dar un ejemplo.

Y por cuanto a la feligresía política que vive en la actualidad el país, al igual que los seguidores de muchos iluminados, o como el mismo William Miller, se tiene el riesgo de estar en la espera de algo prometido que por lógica nunca sucederá; o de estar predispuestos para un gran magnicidio, como el ordenado por David Koresh, en Waco, Texas, que es susceptible que suceda  al estar esperanzados de una vida mejor, cuando ya no se pueda hacer absolutamente nada contra la delincuencia y el crimen organizado, que no se pueda frenar a normalistas y pseudo profesores (que son verdaderos vándalos); de alimentar el crecimiento de los sociópatas, que ante el consentimiento de destrucción y ataques hasta a los mismos guardianes del orden, por haberse abandonado a las creencias de los logradores de lo imposible, se puede rematar como concluyó la secta de los “Davidianos”.

Tal vez el desconocimiento de innumerables cosas es propio de nuestra cultura, así como las grandes necesidades y deseos, de honestidad, orden y disciplina, pero el fanático debe proponerse a analizar con el cerebro y no con el corazón las cosas, aceptar la lógica de lo que se presenta con visos de posibilidad y, además, que es preciso sean dirigidas por una persona con conocimientos, con capacidad de razonar, procediendo sin distinción alguna y dejar sermones a un lado y presentar realidades y no operativos fallidos.

 

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