Quien no quiera ver, escuchar, sentir está en su derecho. Los gobiernos son todos iguales, solo imprimen el sello personal del presidente en turno. Se componen de la misma mezcla, donde tranzan a placer e impunidad rojos, amarillos, verdes, azules, anaranjados en un arcoíris que sólo brilla para ellos. La partidocracia, que se niega a morir y perder todas sus millonarias canonjías , que los incluyen en el porcentaje mínimo de la población más beneficiada del país. A quienes los ciudadanos, la clase trabajadora, mantiene como una monarquía que se dan vida de reyes, por los años de los años. Nada cambia: las mentiras, cinismo, hipocresía, soberbia, prepotensia, despotismo, totalitarismo y hoy dogmatismo. Así que hay que empezar a exigir y no deidificarlos, porque ése es el problema. Los billones de pesos de extracción del erario, por miles de sujetos corruptos, no han podido hundir al país aún. Pero si no estamos alertas, podríamos en un tris perder la libertad en todos sentidos, a manos de nuestros enpleados. No pagamos, para que nos peguen, diría un clásico priistas. Mucho ojo!
ENMOLADAS
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