“Aunque digan la verdad, los mentirosos no son creídos.” – Marco Tulio Ciceron.
Tras la tremenda exhibida que le propino la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, al proyecto transexenal del presidente López Obrador, aparecieron los fantasmas.
El tabasqueño sabe que su doble moral ha sido descubierta a los ojos de todo el pueblo de México, su promoción abierta a la violación sistemática de la Constitución lo coloca en un terreno en que el que pudiera ser tachado de alta traición.
El hierro cometido durante la semana en su conferencia matutina, al revelar el nombre del Coronel del Ejército Mexicano en cargado de construir, supervisar y verificar el operativo de captura contra Ovidio Guzmán López, es visto ya por los militares, marinos y el pueblo mismo como una acción de alta traición para con su tropa.
Por eso, en plena temporada de Día de Muertos y Fieles Difuntos el presidente echa mano de la construcción de una nueva Caja China, una en la que desentierra demonios imaginarios, construidos en la mente donde la dualidad del escenario y del discurso lo colocan en el terreno de la esquizofrenia pura.
Acusar en su cuenta de Facebook que conservadores preparan un intento de golpe de estado, es absurdo, ridículo y a la vez tramposo.
Nadie en este país más que el crimen organizado, pudiera tener en determinado momento la fuerza de reacción para intentar si quiera poner en jaque al Estado Mexicano, como ya quedo comprobado en Culiacán.
En la realidad, la obsesión enfermiza del presidente por emularse prócer de la patria y elevarse a la altura de un Juárez y un Madero, resultan verdaderas muestras de desequilibrio mental.
La respuesta inmediata del gobernador de Veracruz, Cuitláhuac García Jiménez confirma que la política propagandística del régimen orilla a algunos a repetir y seguir al líder como lo hicieran el pueblo en la Alemania Nazi.
¿De donde saco el gobernador de Veracruz eso de que seis gobernadores estarían dispuestos a impedir un golpe de Estado?
La evidencia de la ineptocracia convertida en gobierno ha logrado llevar a una nación pujante y en desarrollo, al estancamiento total de su economía, en aras de construir un modelo decadente, decantado, e inoperante.
Ante ello, recordé que el pasado 26 de abril escribí una entrega denominada “Gobierno incompetente e incapaz” en donde explicaba que una forma de corrupción muy frecuente en la presente administración federal y estatal es afirmar que todos son honestos e incapaces de atentar contra la sociedad, dejando de lado de que estas dos acciones son también formas de engañar a la población al no reconocer que por muy honestos son incompetentes para la función de gobierno e incapaces de reconocer que no saben y no pueden.
Ahí explique que lo que actualmente ocurre en las esferas gubernamentales es lo que se denomina “Efecto Dunning-Kruger” el cual se define como un “sesgo cognitivo”, según el cual los individuos con escasa habilidad o conocimientos sufren de un sentimiento de superioridad ilusorio, considerándose más inteligentes que otras personas más preparadas, midiendo incorrectamente su habilidad por encima de lo real.
Este sesgo se explica por una incapacidad metacognitiva del sujeto para reconocer su propia ineptitud. Por el contrario, los individuos altamente cualificados tienden a subestimar su competencia relativa, asumiendo erróneamente que las tareas que son fáciles para ellos también son fáciles para otros.
Los autores de este estudio que refleja a cabalidad lo que ocurre en el gobierno de Andrés Manuel López Obrador y en el de Veracruz son David Dunning y Justin Kruger de la Universidad de Cornell quienes concluyeron que: “La sobrevaloración del incompetente nace de la mala interpretación de la capacidad de uno mismo. La infravaloración del competente nace de la mala interpretación de la capacidad de los demás.”
El fenómeno fue demostrado en una serie de experimentos realizados en la Universidad de Cornell (Nueva York, EE. UU.) en 1999. Sus resultados fueron publicados en el Journal of Personality and Social Psychology de diciembre de ese mismo año. https://www.youtube.com/watch?v=QF4nKxivTZY&feature=youtu.be
Kruger y Dunning determinaron que “La ignorancia genera confianza más frecuentemente que el conocimiento”, como ya en su momento lo habría previsto el propio Charles Darwin.
Su hipótesis es que, en una habilidad típica que los humanos poseen en mayor o menor grado:
Los individuos incompetentes tienden a sobrestimar su propia habilidad.
Los individuos incompetentes son incapaces de reconocer la habilidad de otros.
Los individuos incompetentes son incapaces de reconocer su extrema insuficiencia.
Si pueden ser entrenados para mejorar sustancialmente su propio nivel de habilidad, estos individuos pueden reconocer y aceptar su falta de habilidades previa.
Ahí pues la explicación científica a la grave crisis de gobernabilidad y seguridad que enfrenta México y Veracruz.
La ignorancia es atrevida, la incompetencia se protege bajo el escudo de la incapacidad, y con ello, confirmamos que también es una forma de corrupción el decirse tan honestos e incapaces de faltar a la sociedad, cuando lo verdaderamente grave es no reconocer que no saben, no pueden y están sobrados para ello.
Ahí es a donde nos llevan los fantasmas del presidente, de sus golpes imaginarios, de sus teorías conspirativas, de sus esquizofrénicas salidas para justificar lo verdaderamente grave, que, en su mente, es el mismo López Obrador quien pretende construir a toda costa su propio “der Putsch” –golpe de estado- para entonces reorganizar al Gobierno y perpetuarse en el poder.
Al tiempo.
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Reducing the Dunning Kruger Effect