* Yunes y la extorsión * El Peje y Cuitláhuac le cumplen a Duarte * Anularlo para el 2021 * Edel de rodillas y con magistrados carnales * Juez pasó un año en prisión * Alcalde y síndica: que la madriza fue rumor * CMAS: la secretaria, el falso embarazo, la extorsión * 200 mil para evitar el escándalo * El magistrado pederasta está feliz, feliz
MUSSIO CARDENAS ARELLANO
Publicada en mussiocardenas.com
16 de octubre de 2019
Sensible el olfato, percibe Yunes el repulsivo aroma a cárcel —las celdas frías de Pacho Viejo para él y su grupo—, y el asedio implacable de Andrés Manuel y la guerra con Cuitláhuac, avizorando ya la acusación por extorsión.
Siente pasos de animal grande el cazador, los del presidente que en su cartilla moral bis trae la máxima de aplastar a sus enemigos, o usando la jerga del masón, a conservadores y neoliberales, y si son panistas, peor.
A riesgo de ir a prisión, deja Miguel Ángel Yunes Linares los mensajes sutiles de nula efectividad —la foto corriendo en el malecón de Veracruz, el café en La Parroquia, la sonrisa y la frase “el que nada debe”— y trasluce la gravedad de ver a sus funcionarios en prisión o prófugos de la ley y la certeza de que en breve, muy breve tiempo, el perseguido y encarcelado, vejado y en manos de los cárteles, será él.
Cuenta a Ciro Gómez Leyva en su noticiario de Radio Fórmula, el lunes 14, que la denuncia por extorsión va. Y hay otras ya en curso, las del sistema de videovigilancia en la Fiscalía General de la República. Y habrá otras, de las que aún no habla, por desvío de recursos, simulación, daño patrimonial.
Le imputarán extorsión, que presionó y obligó a la pandilla de Javier Duarte a devolver bienes, apretando a los prestanombres y lavadores del gordobés aún siendo gobernador electo, instándolos a devolver lo robado o agravar su situación, obligados a entregar ranchos, aviones, helicópteros, departamentos de lujo, pagados con el dinero que su antecesor extrajo ilegalmente del erario.
Vía Moisés Mansur, Janeiro Rodríguez, Moisés Nava, Rosas Bocardo, Edgar Spinoso, todos con procesos penales en su haber y amparos en curso, u otros prófugos, el ex gobernador Yunes desmembró la red de corrupción del duartismo y recuperó bienes pagados con recursos desviados.
Siguen intocados otros miembros del gang: el Cisne Silva que ahora vuelve cobijado por Morena para ser alcalde de Tuxpan, si es que la sociedad asume y termina por aplaudir que el partido de López Obrador rehabilite al duartismo; Adolfo Mota, que en la Secretaría de Educación generó un boquete financiero descomunal; Karime Macías disfrutando del exilio con muy buena y adinerada compañía en Londres, con ficha roja de Interpol que ni Peña Nieto ni Andrés Manuel hicieron efectiva para consumar la extradición.
O sea, habrá denuncia por extorsión contra el que recuperó los bienes producto del robo perpetrado por Duarte y su banda a Veracruz.
Y Cuitláhuac García, su acusador, es la estampa del patético cómplice y del servil encubridor. Más ofrecido que una doncella en edad de merecer, tiene la misión de devolver todo a la mafia del reo consentido de la Cuarteada Transformación.
De la denuncia por extorsión se encarga Cuitláhuac. Para eso fue el asalto a la Fiscalía de Veracruz y la persecución a Jorge Winckler. Para eso impuso a su fiscal carnala, Verónica Hernández Giádans, alias Juana Gallo, alias La Usurpadora, que es la que se embarra las manos y el alma y comienza a estrechar el cerco a Yunes y los suyos.
Sobre Yunes hay amagos y sobre su gente, órdenes de aprehensión. Bernardo Segura Molina, ex subsecretario de Finanzas, ya está en prisión. Van por la primera titular de Sefiplan, Clementina Guerrero, que dejó el yunismo y se terminó siendo tesorera del ayuntamiento morenista de Xalapa, y por dos subalternos más.
Hay denuncias contra Yunes Linares, su segundo titular de Sefiplan, Guillermo Moreno Chazzarini, y el ex secretario de Seguridad Pública, Jaime Téllez Marié. Y van por Rogelio Franco, Enrique Pérez e Irán Suárez, secretarios de Gobierno, Educación y Salud, y por el coordinador de Comunicación Social, Elías Assad.
¿Qué precipita el aniquilamiento político de Miguel Ángel Yunes? Tres factores: su operación política dentro y fuera del PAN, su rivalidad con López Obrador y la debacle de Morena, producto del desastroso gobierno de Cuitláhuac García.
No lo embisten por llamar “loco” a AMLO en las campañas local y federal de 2017 y 2018, ni por las atropelladas visitas de Andrés Manuel a Veracruz, una de ellas en Xalapa, reventada por los abucheos, la repulsa, las condenas, las mentadas cuando el presbítero de la 4T le otorgó gracia y bendición —exorcismo y perdón— a priistas y panistas, duartistas en su mayoría, obligando al Dios Peje a apremiar la partida.
Ni por el caso Eva Cadena, registrada en video la entrega de dinero de una supuesta empresaria a la entonces candidata de Morena a la alcaldía de Las Choapas, una celada al interior del Movimiento de Regeneración Nacional, que llevó a López Obrador a su punto de quiebre, acribillado en los medios por la evidencia clara de recursos ilegales en las campañas del partido del Mesías tropicoso. Y Yunes atizando el vendaval.
Ni por las afrentas mutuas en la lucha por el poder.
Ni por los agravios personales. Aquello del Peje que nunca ha trabajado y que no justifica sus ingresos ni paga impuestos. Aquello de la monarquía de la moronga azul por el afán de Yunes de heredarle la gubernatura, vía elecciones, a su primogénito.
Ni por aquel huevazo en plena cabeza, en Huatusco, que Rocío Nahle imputó a Yunes, tragándose un fotomontaje en que se veía a la priista rijosa con el entonces gobernador. Luego se mostraría la fotografía original y el que aparecía en ella era el líder estatal del sector agrario del PRI, Juan Carlos Molina, compadre del diputado federal Héctor Yunes Landa.
Habrá cárcel para Miguel Ángel Yunes para neutralizar al único operador político que amenaza con descarrilar a Morena en la elección de 2021. Ya sin el efecto López Obrador, desgastado el presidente por la inacción, cero crecimiento, violencia desbordada, cancelación de programas sociales, combate selectivo a la corrupción —Rosario a la cárcel y Bartlett al reino de Dios—, Veracruz no será una reserva de votos para Morena. 2021 será un infierno comparado con el paraíso que fue 2018.
A Yunes le partieron el PAN en dos, los que lo siguen y los que se fueron con Joaquín Guzmán Avilés, El Chapito de Tantoyuca, que le aplaude a Cuitláhuac García aciertos que nadie ve y a cambio de conformar el PAN-MOR convierten a su abogado en magistrado del Poder Judicial.
Si políticamente no se quebró Yunes con la derrota de su hijo Miguel Ángel Yunes Márquez, hubo que aplicar la persecución, el asedio a sus funcionarios, el asalto a la Fiscalía, las órdenes de aprehensión contra Winckler, las denuncias ante la Fiscalía General de la República, la detención de Bernardo Segura y en breve Clementina Guerrero y otros más. Y al final, cárcel para el ex gobernador. Y luego su hijo Fernando, alcalde de Veracruz.
Yunes huele a prisión y Javier Duarte a impunidad. Son los acuerdos entre Andrés Manuel y el saqueador de Veracruz, el pago de los votos que su pandilla —Silva, Deantes, Spinoso, Lagos— le pudieron operar en la elección de 2018.
Duarte es el reo consentido de Andrés Manuel y al interior de la Cuarta Transformación tiene un alfil de lujo: Julio Scherer Ibarra, consejero jurídico de la Presidencia.
Con Scherer hay química. Con Scherer, desde 2012, hay lazos inconfesables, revelados por un personaje cercano a Javier Duarte, el ex contralor Iván López Fernández, que presume de las razones de peso que lo llevaron a convertirse en el puente con el heredero de Proceso.
Se teje así la reivindicación del sátrapa que provocó la quiebra a Veracruz, resarciéndose lo robado, retornando sus cómplices, buscando alcaldías y diputaciones empuñando la bandera de Morena.
Y en breve, Andrés Manuel consumará la libertad de Javier Duarte.
Yunes, pues, huele a cárcel y el ladrón a impunidad.
De eso y más se va forjando la 4T.
Archivo muerto
De rodillas, Edel entrega el Poder Judicial y anda feliz. A los nuevos magistrados —los magistrados carnales del gobernador— los ve aptos e impolutos, capaces y serviles. Son las eminencias a modo. Una de ellas, Rosalba Hernández Hernández, que operó la sentencia que anuló el triunfo de José de Jesús Mancha Alarcón en la elección interna del Partido Acción Nacional, y otro, Cándido Nicanor Rivera, abogado de Joaquín Rosendo Guzmán Avilés, el virtual líder estatal panista, el más morenista de los del partido albiazul. Con esa escoria se administra la justicia en Veracruz. De perfil bajo, de andar rastrero, plegado a los designios del gobernador Cuitláhuac García, el presidente del Poder Judicial de Veracruz aplaude, sonríe, justifica y calla. Supone que así asegura la reelección y desde ahí, mareando al secretario de Gobierno, Eric Cisneros, sería el poder tras el trono, soñando con los tiempos de Miguel Alemán Velasco cuando su cercanía con el secretario particular, Roberto López Delfín, lo convirtió en el todopoderoso, aliado a Flavino Ríos Alvarado, quien tripulaba al influyente secretario de Seguridad, Alejandro Montano Guzmán, y ambos hicieron fortuna, y ambos consolidaron negocios, y la cadena del Liberal y periódicos de la cadena —incluido el Novedades de Tabasco— creció y les acrecentó la mala fama. Sumiso a todo, Edel Álvarez fue clave en la orden de aprehensión contra el fiscal Jorge Winckler y cuatro subalternos; ahora en la designación de magistrados a propuesta del gobernador y aprobación del Congreso de Veracruz; en breve será el verdugo de Miguel Ángel Yunes, quien lo sacó del basurero y lo trepó a la cúspide del Tribunal Superior de Justicia. En un mes se verá si logra la reelección o si Cuitláhuac lo usó y lo bateó… Carga sobre sí fama de truhán y ya es juez de proceso y procedimiento penal oral en Coatzacoalcos. Alejandro Perea Parra, favorito de Edel Álvarez Peña, pasa del manejo de los dineros, las obras y los remiendos en el área administrativa a la impartición de justicia. Le precede un manchón fenomenal en su historial: un ingreso a prisión imputado de recibir un soborno. Perea Parra era agente del Ministerio Público del Fuero Común en Cosamaloapan durante el chirinismo y al caerle la denuncia el entonces procurador, Eduardo Andrade Sánchez, hoy magistrado en el Poder Judicial de Veracruz, ordenó su cese y que enfrentara la ley. Casi un año pasó en la cárcel. Y de nuevo volvió a cabalgar. Con Edel Álvarez administró los dineros del Poder Judicial en el distrito de Coatzacoalcos y ahora releva a Carlos Enrique Charleston Salinas en el Juzgado de proceso donde es juez ejecutor de sentencia. Y como para abrir boca, horas después le estalló el primer escándalo cuando la familia de un enjuiciado se quejó que los quiso apretar de más. Equipazo el de Edel… Denuncias mutuas, raterías y engaño, corrupción y nepotismo y violación a la ley, y resulta que no era conflicto, era rumor. Al Congreso llegó Víctor Carranza, alcalde de Coatzacoalcos, y con él la síndica Yazmín Martínez Irigoyen. Uno con el acuerdo de cabildo que instruye al juicio político ante el Congreso de Veracruz y ella con la evidencia de que el Comediante Supremo y su pandilla violan la ley. Carranza acusando incumplimiento de la síndica, actas y documentos sin su firma, arrogándose atribuciones que no le otorgó el cabildo y con una denuncia por atropellos al marco legal. Yazmín con mayor evidencia de las trapacerías del presidente municipal: el acta falsa de cabildo, las obras asignadas sin el aval de los ediles, un cuerpo de abogados contratados por el alcalde que operan con un poder notarial revocado, recursos financieros desviados, un cuerpo policíaco que no responde a la autoridad de la síndica, que es quien tiene atribulaciones de seguridad consignadas por la Ley Orgánica del Municipio Libre, y otra denuncia contra el director jurídico, Agustín Jiménez, por incumplimiento de un deber legal. Se pelearon hasta por el balcón para la celebración del Grito de independencia. Y ante la inminencia del juicio político, votado en cabildo, con mayoría de Morena y de los regidores priistas Oliver Damas y Felipe Rodríguez, lo que obliga a ser cumplido en términos de ley, el presidente de la mesa directiva del Congreso de Veracruz, el ex yunista azul, José Manuel Pozos Castro, los aplaca y los plancha, posan la foto y sale Carranza a expresar que no hay conflicto y que todo fue rumor. ¿Cómo era? No mentir, no robar, no traicionar. Sí engañar, sí hurtar, sí cuentear a la sociedad. Desmembrado, fracturado, repudiado por los que les dieron el voto y más por los que se lo negaron, Morena se cae a pedazos. Llegaron al poder a imitar vicios, perpetrar el saqueo, encubrir al ex alcalde Joaquín Caballero y al disfrute de la corrupción. Entre Carranza y Yazmín hubo guerra y resulta que sólo fue rumor… Aquella chica fingió un embarazo y urdió una extorsión. Y de esa treta se llevó 200 mil pesos, extraídos del erario, de las finanzas de CMAS. Aquella chica amagó con recitarle a la esposa de su jefe inmediato los pasajes románticos vividos, las frases melosas, las promesas de amor y un feliz embarazo. Y el incauto cayó. Simuló su preñez colocándose trapos en la ropa interior y el negocio cuajó. Era plata o escándalo, y la plata salió de las cuentas bancarias de CMAS. De eso, 10 años ya. Su vientre es su vientre, dirían los modosos. Pero no. Cuando implica recursos del erario, no. Ahí no es vida privada. Habiéndose tomado 200 mil pesos del erario para callarla, es materia de interés público. Hoy, con un embarazo real, su mente evoca al pasado y la muy vival medita cómo le pondrá al bebé: Roberto, Carlos, Alberto, Jorge, Eduardo, Rafael o Luis. O trapito… De plácemes el magistrado pederasta. Volverán las chicas con su uniforme de secundaria, las nenas en su privado, dando placer a cambio del billete, el viaje a un paraíso turístico. O algunas llegarán a juezas y quizá magistradas. Y el magistrado pederasta feliz, feliz, feliz…
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