Todos buscamos ser felices

 

Benjamín Franklin decía que la constitución de los Estados Unidos solo garantizaba el derecho a buscar la felicidad, pero que dependía de cada uno conseguirla.  Y nuestro país vecino no es el único que anexa la felicidad como un derecho constitucional, también lo tienen considerado países como Japón, Corea del Sur y desde el 2011 Brasil. Para algunos quizás suene innecesario agregar algo así en nuestro regir, pero al final del día la felicidad puede llegar a ser la meta de muchos de manera constante.

En países orientales la felicidad tiene tal peso en su cultura, su religión y modo de vida, que desde los principios de su formación se educa primeramente a las personas para “ser”, conocerse, pensar en los otros y el entorno, obrar pensando en el bien, quizás por ello en países como Bután su riqueza se mide a través de la Felicidad Interna Bruta, un indicador establecido en 1972 por el Rey de Bután, quien estaba cansado de las críticas de la constante pobreza de su país.

Quizás haya quien considere más necesario medir el bienestar social según sus riquezas materiales y si pensamos así es porque estamos inmersos en otra forma de apreciación y cultura donde llegamos a considerar que el poder adquisitivo determina que tan felices podemos ser. Sin embargo este concepto es erróneo. Mo Gawdat, creador del algoritmo de la felicidad, perdió a un hijo de 21 años, el dolor de la pérdida le hizo buscar intentar llenar el vacío, en uno de los intentos lo hizo comprando dos Roll-Royce porque podía pagarlos, pero cuando los vehículos llegaron, su sensación de vacío seguía ahí, fue entonces cuando comenzó otro tipo de búsqueda.

Con el tiempo comprendió que de una forma u otra todos añoramos ser felices, en ocasiones nuestras creencias o expectativas son el problema de no alcanzar este estado, pues olvidamos que en efecto Franklin tenía razón, encontrar la felicidad es responsabilidad de cada uno y al final no se encuentra en la adquisición de bienes, en personas o el éxito laboral.

Una de las claves del libro de Mo Gawdat es justamente que tener éxito en algo no necesariamente te hace feliz, pero ser feliz sí te impulsa a llegar al éxito. Cuando somos felices también somos más proactivos, vemos nuevas formas de vida y actuamos pensando en un bienestar mayor.

De acuerdo al documental “Happy” una de las sustancias químicas en nuestro cuerpo que contribuye a la sensación de placer y bienestar es la dopamina, misma que se activa al realizar actividades físicas, por ello el salir a caminar o realizar ejercicio puede contribuir al estado de felicidad, tanto como realizar aquello que verdaderamente disfrutemos, quizás son placeres pequeños como oler la tierra mojada, pintar o bailar pero si pensamos en aquellos que regocija nuestro ser sin considerar lo que se nos ha enseñado a lo largo de los años, quizás las respuestas sean distintas.

Este documental también muestra como un hombre que vive en situación de pobreza es inmensamente feliz, al ser entrevistado describe su casa como un hogar agradable y me atrevo a decir que su apreciación es la clave de la felicidad, pues se enfoca en los aspectos positivos de cada situación de su vida, por ejemplo su casa solo consta de un techo de lámina con algunas lonas alrededor y el agradece tener de la oportunidad de disfrutar del aire fresco, respecto a la lluvia que entra en ocasiones menciona que no tiene sentido enojarse por mojarse los pies ya que con el transcurso del día se seca. Formas de pensar como esa demuestran que como seres humanos solemos enfocarnos en lo que nos molesta y olvidamos que la vida se compone de distintos momentos.

Sí existen momentos difíciles y el dolor, sin embargo el sufrimiento que sentimos y generamos depende de cada uno de nosotros. De la aceptación que tengamos y el mantener un estado personal de paz. Escrito parece fácil pero alcanzarlo requiere de un esfuerzo constante, de aprender nuevos conceptos y desaprender aquello que nos ha hecho creer que nuestra búsqueda constante es inalcanzable y va de la mano con el capitalismo.

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