Ayer acudí a un gran banquete. Lo ofreció el INECOL, el Instituto de Ecología, A. C. que es una paraestatal que investiga y prepara a estudiantes en el área de la ecología. Digamos que es el centro de investigación del CONACyT (Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología). Según su propia definición su misión es “generar, transferir y socializar conocimiento científico y tecnológico de frontera sobre ecología y diversidad biológica en beneficio de la sociedad, coadyuvando a la solución innovadora de problemas ambientales, agrícolas y forestales. Formar nuevos talentos para la ciencia y la tecnología así como profesionales de excelencia, y ofertar servicios profesionales altamente especializados en el ámbito de la ecología.
Le recuerdo mi estimados lector-lectora que no soy estudiosa ni profesional de la biología, ni ecología, ni botánica, sólo soy una aprendiz, amante, admiradora y procuradora de cuidar y sembrar plantas y árboles. Apasionada de la belleza natural y de la salud del ambiente natural y emocional. Y como todo esto lo proporcionan las plantas, pues además de visitar jardines, entrevistar a cultivadores de plantas, cultivar mis propias plantas y beneficiarme de sus bondades…también suelo ir al INECOL a enterarme un poco más de los prodigios de la naturaleza y de lo que la ciencia crea y recrea.
En esta ocasión, invitada por la Coordinación de Mercadotecnia del Colegio Las Hayas, cuyos alumnos acuden frecuentemente a las exposiciones, foros y conferencias de este magnifico Instituto, acudí a la celebración del 250 aniversario del natalicio del barón Alexander von Humboldt, al que llamaron: “el explorador científico más grande de la historia”. El programa se llamó “Humboldt y la Armonía con la Naturaleza” ¡Todo un banquete! El programa constó de nueve conferencias, dos de ellas magistrales: una que dictó el periodista, ensayista, filósofo y poeta mexicano y ex director de la Academia Mexicana de la Lengua, Dr. Jaime Labastida Ochoa; y otra dictada por el Dr. Porfirio Carrillo Castilla, neurobiólogo, doctor en ciencias fisiológicas y finalista en la mejor tesis de doctorado de la U.N.A.M., en 1998. El disertó el tema: “Humboldt y Darwin: Revelación y conocimiento de la vida”.
Durante los días 26, 27 y 28 de este septiembre de 2019 que agoniza, nos compartieron sus trabajos de investigación sobre los descubrimientos y logros de Alexander von Humboldt: Ernesto Rodríguez Luna de la UV: La idea de Naturaleza en el pensamiento de Humboldt: entre la Geografía y la Ecología; Francisco Lorea del INECOL: Plantas que colectó Humboldt en México y desmitificando a Humboldt; Samaria Armenta Montero de la UV: Humboldt: De las altas montañas a la costa veracruzana y por último, Rebeca Menchaca de la UV: La vainilla y Humboldt. Para el tercer día del programa, se proyectó el Documental de la académica Ana Cruz: “Humboldt en México: La mirada del explorador”.
Comparto con usted, gentil acompañante de este relato, que quedo sorprendida por el interés de los jóvenes estudiantes, su manera de cuestionar y su interés en los aconteceres de la historia de México. Pero sé, bien que sé (como dijo el poeta) que a muchos xalapeños, el nombre de Humboldt nos interesa por una razón sencilla, local y cercana: Viniendo de donde venía -Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú y Cuba- y habiendo ya cruzado parte del territorio nacional, al llegar a nuestra capital, lo que dijo fue “Xalapa, la Ciudad de las Flores”… ¡Eso dice la leyenda! xalapaflorida@hotmail.com