Flores patrias

Septiembre despierta un acendrado sentimiento patrio en muchos coterráneos y hasta en los que se cobijaron en nuestro país por razones distintas. Toca fibras íntimas el mes de la Patria. Creo que los tiempos de instrucción en el Jardín de Niños y en la Escuela Primaria -con nuestras mentes inocentes y limpias- son idóneos para sembrar los valores de libertad e independencia a través de programas académicos y cívicos. Si nos ponemos rigoristas, todos los meses son de la Patria, pero el noveno mes del año trae una carga de emoción especial porque celebramos sucesos extraordina-rios que nos permitieron definir nuestra identidad de ser un territorio -aún cercenado- que tiene propia identidad: Comenzando por la variedad de etnias, climas, suelo, paisaje, rique-zas y bellezas naturales, por lo que guarda en sus entrañas, por lo que produce y crea: el folklore de cada región, su música y su baile, su manera de construir su lenguaje, su fauna y los productos de la tierra que alimentan a cada región, la vegetación y la flora de cada zona del territorio. Tan diverso, plural, variopinto, rico, extenso… a veces tan ajeno y a la vez, ¡tan nuestro! Y es el movimiento de Independencia el que nos unifica, el que un poco empareja el suelo, el que hace que nos miremos desde los cuatro puntos cardinales para reconocernos. La mayoría hablamos español y muchos pueblos conservan las lenguas originarias de impresionante vastedad y riqueza, donde se refleja el respeto a la naturaleza, la altitud y el clima, el terreno plano o montañoso, la cercanía del río, del mar, de la laguna o de la sierra. Y este México nuestro no se hizo solo. Y no puede seguir creciendo como puede, sino como debe. Como es mejor para todos, incluyendo a todos los mexicanos por igual; con esperanza, honestidad, generosidad y respeto a la vida, a la humanidad y con respeto incluso, a lo que no entendemos. Con conciencia. Cada ciudad y estado tienen sus propias maneras de celebrar estas fechas de identificación nacional: Adornan con lienzos tricolores algunos edificios emblemáticos, palacios municipales, monumentos a los ‘héroes y heroínas que nos dieron patria’. Se desarrollan programas donde los chicos emocionados ya declaman, ya cantan, ya mar-chan, ya cantan con vehemencia nuestro Himno Nacional. Y los adultos también partici-pamos de varias maneras: Plantamos arbolitos, acompañamos a los chicos en los desfiles y ceremonias, nos reunimos con la familia y amigos, participamos en Noches Mexicanas, degustamos platillos muy nuestros como los Chiles en Nogada que son un obsequio de Puebla para nuestra gastronomía. También discursamos sobre el tema, en las escuelas se hacen festivales, se escriben ensayos, se declaman patrióticas poesías y llevamos Coronas Tricolores con flo-res frescas a los héroes representados en monumentos, que nos recuerdan a quienes ofrendaron su vida y talento a la causa de nuestra independencia del país que vino a colo-nizarnos y a descubrir cuán rico es nuestro pueblo. En el 2010, Año del Bicentenario de las dos gestas más importantes de México, una veintena de mujeres formamos un Club de Leones -que se ha enriquecido con la filiación de valiosos varones- quienes año con año, ante el Monumento a Don Miguel Hidalgo, en el Parque de Los Berros, rendimos honores a los héroes de la Patria. Allí los homenajeamos a todos y con especial acento a la labor al-truista, absolutamente desprendida, valerosa y muy sacrificada de Doña Leona Vicario, cuyo nombre honra a nuestro Club de Leones con sede aquí en Xalapa, Veracruz, México. xalapaflorida@hotmail.com

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