* 29 muertos al incendiar el Caballo Blanco * El gober embarcó a López Obrador * Fake news sobre Fiscalía de Veracruz y el autor del atentado * Karen Rodríguez y las fotos de las víctimas * Kidnie, de plácemes * Los maestros se van del PRI * ¿Yurixy también? * Clan de la Succión: la factura y el prestanombre
MUSSIO CARDENAS ARELLANO
Publicada en mussiocardenas.com
30 de agosto de 2019
Ardían los escombros del Caballo Blanco, muertas las bailarinas y los clientes, los meseros y empleados, sacudido el sur por la masacre, y Veracruz y la nación, y Cuitláhuac García en lo suyo, politizando la tragedia, urdiendo la mentira, imputando culpas, arrinconado por los cárteles y embarcando a López Obrador.
Humeantes aún los restos del table dance, la mañana del miércoles 28, a primerísima hora, el gobernador ya tenía el móvil, al autor material, la responsabilidad de la Fiscalía de Veracruz que, dijo, lo tuvo antes y lo dejó ir.
Todo en tiempo récord.
Y “la culpa es del fiscal”, su obsesión en nueve meses, desde que es gobernador.
Sobre el Caballo Blanco irrumpió un grupo de cuatro individuos. A 22:30 horas, el martes 27 comenzó a trascender el ataque, los cuatro o cinco disparos, cantimploras con las que rociaron gasolina sobre la barra del bar y le prendieron fuego.
Siguió el amago a guardias de seguridad, bailarinas y clientes obligados a tirarse al piso, puertas cerradas, el humo que los sofoca y poco a poco les va cortando la vida, las estructuras cayendo.
Hay en la masacre un misterio: pocas balas, un incendio y muebles intactos. Hay sillas de madera que siguieron de pie, sillones de vinil sin que hubieran sido abrasados por las llamas. Hay cubetas con hielos y cerveza sobre las mesas, y paredes sobre los nos hay vestigios de humo oscuro.
Se multiplican los relatos. Hablan los sobrevivientes y los que se acercaron al lugar. Filtran los paramédicos y policías. Y de los primeros 10 muertos la cifra crece. Son 21 esa noche y por la madrugada perderían la vida dos más. Y así al amanecer y el viernes 30 en que la cifra llegó a 29.
Y Cuitláhuac, con un impresionante desprecio a la vida, politizando la tragedia.
Y la torpeza o la inquina que lo llevó a engañar al presidente, su mentor.
A eso de las 7:10 del miércoles 28, el gobernador de Veracruz lanzó la primera en Twitter:
“Los indicios sobre el deplorable crimen en el bar de Coatzacoalcos señalan a que uno de los autores materiales es Ricardo ’N’ alias ‘La Loca’, a quien las fuerzas coordinadas de Veracruz detuvieron en julio de este año y fue liberado en menos de 48 horas por la FGE”.
Horas después, fue Andrés Manuel quien difundía la fake news, echado al frente, hablando a la prensa, dueño de su conferencia mañanera, dando por cierta la patraña del gobernador. Lamentó los hechos ocurridos en ese “centro recreativo” —acá se le llama congal— y advirtió que investigaría el contubernio entre el crimen organizado y las autoridades. El disparo era contra el fiscal yunista, Jorge Winckler, al que no ha podido echar ni con intentos de juicio político, ni con embestidas mediáticas, ni cerrándole la puerta en las mesas de seguridad con autoridades federales, navales y militares.
Tramitó López Obrador que la Fiscalía General de la República atrajera la investigación. Así se hizo.
Minutos más tarde, documentos de la FGR revelaron la verdad. Ricardo “N”, alias “La Loca”, no estuvo a disposición de la Fiscalía de Veracruz sino de la delegación de la Fiscalía General de la República y esta lo dejó ir.
Detenido el 18 de julio pasado por elementos de la Naval, Ricardo “N” pasó horas bajo custodia. Y luego el agente del Ministerio Público Federal, José Margarito Morales Gutiérrez lo liberó.
Fue detenido una vez más, el 7 de agosto, hace tres semanas. Un par de días después, el agente Morales Gutiérrez ordenó al jefe de la subsede de la Policía Federal Ministerial “dejar en inmediata libertad a la persona de nombre Ricardo R.V., quien se encuentra a disposición del suscrito. Toda vez que sido resuelta su situación jurídica” (negritas de este columnista).
En un video, La Loca niega ser el autor de la masacre. Dice que una vez le sembraron droga; otra vez, huachicol. Y como nada le probaron se fue de Coatzacoalcos con su familia.
Apabullado en las redes sociales, cuestionado el propio López Obrador por la mentira y la torpeza del gobernador de Veracruz, no le quedó más que inventar que era objeto de espionaje en Palacio Nacional. De la fake news a la caja china.
Ahora la FGR debe investigar a la FGR. O concretamente al delegado de la Fiscalía General, Gonzalo Medina Palacios, compadre del secretario de Gobierno, Eric Cisneros Burgos, el que se presta a que los casos no avancen y luego se responsabiliza a la Fiscalía local, la de Winckler.
Otros videos son asociados con la masacre del Caballo Blanco. En uno aparecen dos sujetos, Javier Ronzón y Josimar Ríos. Ahí admiten ser chapulines, los que compran droga, la adulteran, la cortan, consumen una parte y venden otra. O que saltan de un cártel a otro. Tras confesar, son degollados.
A Javier Ronzón le atribuyen ser dueño del Caballo Blanco y otras versiones lo desmienten.
En medios se divulgó que Javier Ronzón y Josimar Ríos fueron levantados por elementos de la Policía Estatal de Veracruz, entregados a un grupo criminal y asesinados. Luego se sabría que sus captores fueron elementos de la Fuerza Civil, patrulla 3225. Hay un video donde consta el levantón, como en los tiempos del ex gobernador Javier Duarte.
Coatzacoalcos es zona de narcos. Conviven los malosos y el jet set. Intiman con sus mujeres y las hacen novias —¿verdad Beba?—. Lavan dinero en sus empresas y en las empresas de otros. Se mueven como potentados, cobijados por el aparato de poder. Se hacen de casas y mansiones, terrenos y fraccionamientos. Van al antro y echan la copa con la autoridad. Le pagan la cuenta en restaurantes a políticos y hasta a navales.
Su impunidad, por supuesto, tiene precio. Y lo pagan.
Coatzacoalcos es tierra en que Osiel Cárdenas Guillén dirigió personalmente a su Cártel del Golfo, y Joaquín Guzmán Loera, “El Chapo”, instaló casas de seguridad desde donde regateó la plaza.
Sangrientas historias, cruentas batallas, infame corrupción con el aparato de poder. Todo por el control de la plaza y el dominio de la región sur de Veracruz. Y los congales, un punto clave.
Son los table dance sitios donde opera el narco. Ahí no sólo se ve bailar chicas y se bebe a placer. Ahí se reúnen los narcos y sus operadores y sus sicarios y sus halcones.
Mínimo 15 años así, fuera el News o el Fox, o el Jaffra o Las Iguanas, o el Obsesion que luego cambió de nombre por el Extravagance, donde solía verse Erick David López con otros jefes de plaza como Braulio Arellano Domínguez, alias El Gonzo, y con ellos ediles, policías y hasta dos ex subprocuradores Jorge Yunis y Tomás Cristóbal, según expediente PGR/SIEDO/UEIDCS/528/2009 de la entonces Suprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada.
Y el Caballo Blanco operaba igual.
Cuitláhuac es limitado, inexperto, necio e ignorante. Su dilema y su fracaso es la seguridad. Su estrategia, el encono por encima de la institución. No gobierna pero sí intriga. No resuelve pero ha dejado a Veracruz en manos de los cárteles que elevan su nivel de violencia.
Ya había tache de López Obrador. Lo narra Carlos Loret de Mola en su columna Historias de un reportero. Reunido con gobernadores, conocidas las cifras sobre inseguridad, entidad por entidad, el presidente se topó con Cuitláhuac García. “Tú tienes tache”, le soltó a bocajarro.
Eso fue el lunes 26. Día y medio después el tache fue mayor. Doble tache: la violencia sigue y el engaño que hizo que el presidente mintiera.
Otro punto a seguir: las salidas de emergencia del Caballo Blanco, la licencia de funcionamiento y la responsabilidad del alcalde de Coatzacoalcos, Víctor Manuel Carranza Rosaldo.
No las había. Simulaban salidas de emergencia que sólo conducían a un patio, no al exterior del inmueble. Una vez bloqueada e incendiada la entrada del lugar, aquello fue una trampa mortal.
Caballo Blanco evoca el incendio en Casino Royale de Monterrey, News Divine en la Ciudad de México y dicho con todo respeto, la Guardería ABC en Hermosillo, Sonora. La falta de salidas de emergencia, locales que reunían las medidas de seguridad, terminaron en tragedia.
Víctor Carranza Rosaldo, alcalde de Coatzacoalcos, está por enfrentar ese trago amargo. Su ayuntamiento refrendó la licencia de funcionamiento y, mínimo, su área de Protección Civil debió certificar que el Caballo Blanco se ajustara a la normatividad. Sin salidas de emergencia o simulando que las tenía, no pudo, no debió, haber operado.
Al dueño del News Divine le costó su libertad. A las autoridades implicadas, juicios y cárcel y ser proscritas de la sociedad. A Carranza le vienen denuncias.
Una masacre, un engaño, un escenario de impunidad y narcopoder.
Archivo muerto
Pupila de la élite de Morena, Karen Rodríguez también arde con el Caballo Blanco. Captó las fotografías de los muertos al interior el table dance, amparada en su condición de “becaria” del área del Protección Civil del ayuntamiento de Coatzacoalcos y sin el menor matiz, sin difuminar rostros y cuerpos, las difundió. Pseudoperiodista de redes sociales, inflada por la regidora Eusebia Cortés Pérez, la protegida de la secretaria de de Energía, Rocío Nahle, y luego reñida con la edil de “educación”, hizo suyo el sitio de la tragedia. Entró y registró por lo menos una decena de fotografías de las víctimas, la de la bailarina desnuda, la de clientes y empleados, la del mobiliario y las estructuras caídas, casi como si Karen Rodríguez fuera fiscal, perito, policía o periodista. Afuera del Caballo Blanco aguardaba la prensa, a distancia, sólo viendo que las imágenes comenzaban a circular. Protestaron y hoy reconoce el director de Protección Civil Municipal, David Esponda Cruz, que de inmediato le aseguró la memoria de la cámara fotográfica que portaba la “becaria” del programa Juntos Construyendo el Futuro donde consta la evidencia. “Con respecto al señalamiento de supuestamente haber filtrado fotos —apunta Esponja Cruz—, desde el momento mismo que ustedes lo señalaron, le solicité se retirara del lugar y está la memoria de su cámara en resguardo de la unidad y en caso de comprobar ese hecho, solicitaré su baja del programa”. ¿Sólo darla de baja? El hecho es gravísimo y violatorio de la ley. Y escandaliza en Facebook donde Karen Rodríguez suele darse gusto arremetiendo y exhibiendo a quien se le atraviesa, sin una pizca de sentido sobre lo que es la comunicación. El tema, las diatribas, las aclaraciones se ventilan en la red social. Ahí mismo se ventila algo aún más, mucho más, comprometedor para Karen Rodríguez: se le imputa responsabilidad en el robo de un cajero bancario ubicado en los bajos del palacio municipal. Uno de los aprehendidos por la investigación del siniestro en el Caballo Blanco señala que Karen “halconeó”. Otra alusión en Facebook señala: “Empleada de Protección Civil municipal Coatza que se dedica al terrorismo en redes sociales fue quien puso el tiro para el robo del cajero del palacio municipal”. Ahí su foto y otra donde aparecen David Esponda, Eusebia Cortés y Rocío Nahle. Y una peor, que no puede soslayar la Fiscalía General de la República, ahora que atrajo la investigación de la masacre del Caballo Blanco: “Pero que la que puso el tiro fue esta señora. Que se dice operadora de un cartel”. ¿Para quién captaba imágenes Karen Rodríguez al interior del Caballo Blanco?… Le vaya como le vaya a Carlos Romero Deschamps, al que le va bien es a Víctor Kidnie, su peón en la zona petrolera de Campeche. Kidnie, líder de la Sección 47, acaudalado dirigente, ex diputado federal, dueño de negocios y de las cuotas sindicales, relacionado con equipos de futbol y beisbol, con una vida fastuosa y bellas mujeres, vuelos privados y francachelas en cualquier sitio del mundo, tiene un amigo con futuro y poder: Alejandro Moreno Cárdenas, nuevo presidente nacional del PRI. A Kidnie le soplan los vientos de la Cuarta Transformación y tiene la virtud de caer, como los gatos, siempre de pie. Alejando Moreno, impuesto por las cúpulas priistas, con una elección simulada y bendecido por Andrés Manuel López Obrador —primero denostaba al hoy presidente y luego sintió su respaldo— lo tiene en sus haberes fraternos. Víctor Kidnie de plácemes y con él, su pareja Mili Chagra, y los hermanos de ella, Luis, Roberto y José Antonio, que vivieron sus mejores glorias con Fidel Herrera Beltrán, en su paso por el gobierno de Veracruz. Todos felices y 4T convertida en una transformación de oropel… Éxodo magisterial, éxodo y partida del PRI. Se va al partido México la dinastía de los Callejas, cuyo patriarca, Juan Nicolás Callejas Arroyo, fue el virtual cacique del magisterio en Veracruz; su hijo Juan Nicolás Callejas Roldán es el actual líder de la Sección 32 del SNTE; Mirna García, ex regidora en Coatzacoalcos, y centenares de maestros que renuncian a su militancia priista donde fueron operadores efectivos en cuantos procesos electorales tuvieron que enfrentar. Sobre la dirigente formal del PRI en Coatzacoalcos, Yurixy Matus Padilla, también miembro del magisterio, hay dos versiones: una, que se va de la presidencia del tricolor y que deja su militancia priista, y la otra, que pidió tiempo a sus líderes para resolver asuntos personales y no define aún si renuncia al PRI… ¿Quién es el prestanombre mediante el cual el Clan de la Succión tramita una de sus facturas mensualmente al ayuntamiento de Coatzacoalcos? Pista: en dos años será parte fundamental de la campaña de un candidato obrero…
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