Este viernes, el presidente Andrés Manuel López Obrador estará en tierras veracruzanas, particularmente en los municipios de Papantla y Atzalan. Su visita se da en un momento en que el estado se encuentra en shock, sacudido por un bestial crimen, golpeado por la tragedia y agobiado por el temor que infunde el crimen organizado.
El 1 de julio de 2018 los veracruzanos acudieron a las urnas persiguiendo el sueño de una verdadera transformación y con el deseo legítimo de que las cosas estuvieran mejores. Al menos en Veracruz, nada ha cambiado, el Gobernador Cuitláhuac García vive ajeno a la realidad que padecen los veracruzanos, sumido en su obsesión por remover al fiscal Jorge Winckler.
Mucha gente creyó en Cuitláhuac García, un ingeniero con maestrías en el Politécnico Nacional y en la Universidad de Manchester, Reino Unido. Parecía un hombre bien preparado, con una visión clara para llevar a bien los destinos de Veracruz… pero todos nos equivocamos.
Nunca en la historia de México un gobernador había puesto en vergüenza al presidente y nunca un gobernador había quedado públicamente como mentiroso e intrigoso, ante millones de mexicanos, como lo hizo Cuitláhuac García Jiménez.
Su enfermiza obsesión por remover al Fiscal Winckler lo llevó a usar un hecho tan vil, como el asesinato de 29 personas en Coatzacoalcos, para llevar una sarta de intrigas y mentiras al presidente López Obrador, quien también fue víctima colateral de la conducta mitómana del gobernador veracruzano.
Los propios periodistas Ciro Gómez Leyva y Joaquín López Dóriga, en cadena nacional, escucharon las declaraciones del gobernador acusando a un personaje relacionado con la delincuencia de ser el autor de la masacre de Coatzacoalcos… pero todo resultó ser una historia falsa, una fantasía creada por Cuitláhuac para incriminar al Fiscal Winckler.
El clamor de los veracruzanos es que Cuitláhuac García debe renunciar, y no tan sólo por lo ocurrido en Coatzacoalcos, sino por su ineficiencia para devolver la paz a los veracruzanos, por su falta de voluntad para conciliar y lograr acuerdos; por tener sumido en la pobreza al estado, por las más de 1,500 familias que lloran a sus seres queridos asesinados en su mandato.
Cuitláhuac resultó ser una costosa equivocación, y millones de veracruzanos están pagando las consecuencias.
Resulta sorprendente ver a este gobernante mantener una política de inacción, de pasividad, de indiferencia, mientras el estado se cae en pedazos.
La secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, salió al rescate del gobernador, asegurando que en Veracruz no hay ingobernabilidad. Tal vez tiene razón, porque lo que no hay es Gobernador, sólo existe un mago de la simulación y la mentira.
Por todo lo anterior, la visita de Andrés Manuel López Obrador a Veracruz será fundamental para conocer si AMLO sigue respaldando a Cuitláhuac o simplemente lo hace a un lado, marcando su distancia.
Bienvenido a Veracruz presidente López Obrador… USTED NO, Cuitláhuac.