Casos de dengue confirman improvisación

El 29 de mayo pasado comenté en “Prosa aprisa” que en una mesa de análisis del Plan Veracruzano de Desarrollo (PVD), que había sido convocada por la Coparmex en Veracruz, el prestigioso neurocirujano exsecretario de Salud, Mauro Loyo Varela, cuestionó severamente el documento por su contenido en el apartado de salud.

Criticó y alertó entonces que el PVD no contemplaba todas las enfermedades que se presentan en el Estado, como el dengue y la fiebre chikungunya, esta última también con una alta incidencia en el territorio estatal.

Expuso que era preocupante que en el tema de salud se manejaran cifras de los años 1993 al 2014 pero no recientes por lo que para el PVD de este año se basaban en estadísticas desactualizadas para el planteamiento de acciones y prioridades.

“Tú no puedes hacer un plan si no tienes cifras reales”, manifestó. El tiempo ha comprobado su aserto. Ahora se viven las consecuencias de la improvisación, que quedó registrada en la redacción del plan rector, y el único responsable directo es el secretario de Salud, Roberto Ramos Alor.

La semana pasada las secretarías de Salud federal y estatal, aunque con diferencia de cifras, reconocieron y coincidieron en que Veracruz ocupa el preocupante primer lugar nacional en casos de dengue

Me parece ociosa la guerra de cifras (aquí se afirma que los casos son “solo” 1,719, mientras que la Secretaría federal registran 2,279) porque lo relevante sería que no hubiera uno solo y que ambas estuvieran celebrando que Veracruz estuviera limpia de la enfermedad.

¿Qué hace la secretaría estatal para disminuir o acabar con el problema? No informa. Su titular anda en tareas que cualquier brigada médica puede atender, en lugar de estar metido atendiendo el problema del dengue, como ayer cuando fue a una “jornada” médica en una comunidad de Minatitlán en la que se brindaron más de 789 “atenciones” (?) que, eso sí, sirvieron para la foto.

Pero no es el único problema de la dependencia. Recientemente comenté también los casos de suspensión de tratamientos de hemodiálisis, dicho por él mismo aunque minimizó con la frase duartista de “aquí no pasa nada”.

Aspira a ser alcalde de Coatza

Quién sabe si al médico lo está distrayendo su aspiración de ser próximo candidato y luego alcalde de Coatzacoalcos. Al menos se sabe que esa es su intención y la de su madrina política la secretaria de Energía Rocío Nahle.

Creo que no se da cuenta que está en la mejor posición para hacer, desde ya, la mejor precampaña siendo un buen secretario de Salud y entregando los mejores resultados.

Pero no logra ni una cosa ni la otra y está convertido ya en una decepción y hasta en una carga para el gobierno de Cuitláhuac García Jiménez.

Porque desde un inicio su gestión ha estado envuelta en la polémica ya sea por la escasez de medicinas en los centros hospitalarios que por la presunta compra irregular de las mismas o por casos de nepotismo que le han documentado con nombres, apellidos y ubicación de su parentela, e incluso por presuntos casos de corrupción en que habrían caído quienes están señalados como sus posibles familiares.

Cuña del mismo palo

Bien dicen que para que la cuña apriete debe ser del mismo palo.

En su tierra natal, Coatzacoalcos, anomalías señaladas por trabajadores del sector salud provocaron el viernes pasado una  renuncia en masa de directivos del Hospital Regional, algo que nunca antes había ocurrido en la historia de los gobiernos del Estado.

Se fueron el director Rodrigo Camacho junto con el cuerpo de gobierno del nosocomio, entre otros, el subdirector Julio Morales, el jefe de Urgencias Pedro Parra, el de Ginecología Alfonso Morales, el subdirector de Administración, Santiago Meza, la jefa de Farmacia, el jefe de Finanzas y otros funcionarios (alcalorpolitico.com 16/08/19). Dijeron que lo hacían antes de que los responsabilizaran de los malos manejos de la jefa de Recursos Humanos, Joselín Ramón Ramos, presunta sobrina del secretario Ramos Alor.

Una renuncia masiva como esas hubiera provocado una investigación de inmediato en otro gobierno, por lo inusual, pero en la administración cuitlahuista han guardado silencio,

Los trabajadores también denunciaron desvío de recursos de la federación para programas de salud por más de un millón de pesos, en la Jurisdicción Sanitaria XI, de lo que habría sido informado el secretario, quien se habría limitado a decirles que “no hagan caso”.

El sector salud en Veracruz necesita una cirugía mayor, de inmediato, pero todo indica que no hay especialista capaz de tomar el bisturí con mano firme y frenar a tiempo un mal que se puede agravar e incluso llegar a causar metástasis.

Un ejemplo de poder y de humildad

¡Caramba! Cuánto poder y cuánta humildad.

El viernes pasado llegó a nuestro país el nuevo embajador norteamericano Christopher Landau.

Representa al imperio más poderoso del mundo, sin embargo no llegó con arrogancia.

“Llego con la mano extendida… llego aquí para escuchar y aprender”, dijo en un breve mensaje a los periodistas en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México.

Es abogado constitucionalista, aunque no tiene experiencia diplomática.

En mucho será determinante del rumbo que tomen las relaciones de nuestro país con el suyo.

Pero arribó conciliador, extendiendo su mano, haciéndome recordar a José Martí, quien escribió que cultivaba una rosa blanca, en junio como en enero, para el amigo sincero, que le daba su mano franca.

Además, para el efecto de este comentario lo más importante, llegó para escuchar y aprender.

Esta humildad es la que le hace falta a nuestros políticos, que llegan a cargos relevantes para los que no están preparados porque no tienen experiencia, pero se niegan a escuchar y a aprender.

Y los que medio saben algo, actúan con altanería, con actitud de perdonavidas porque se sienten depositarios de algún poder, poder irrelevante porque siempre está expuesto a ser aplastado por el verdadero poder.

No sé si sea exagerado decir que eso marca la diferencia del desarrollo político del país vecino al norte con respecto al nuestro.

Por mucha inexperiencia diplomática que tenga, no creo que Donald Trump nos envió a cualquier pendejo (discúlpenme quienes todavía se escandalizan por este tipo de expresiones).

Pero el hombre prefirió llegar con bajo perfil, aceptando o diciendo que no sabe pero que viene a aprender.

¿Escucharemos alguna vez de algún político nuestro decir abiertamente que llega a un cargo a escuchar porque quiere aprender?

 

 

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