VERACRUZ. EL PETRÓLEO, UN LASTRE PARA EL DESARROLLO.

Veracruz vive la tragedia del derrumbe petrolero.

De 2011 a 2018 todas las actividades productivas relacionadas con el petróleo en Veracruz sufrieron una estrepitosa caída: la extracción de petróleo mostró una reducción del -23%; la industria de los derivados del petróleo de -29%, y el Sector Minero en su conjunto (incluida la extracción de petróleo) redujo su producción en -27%.

Esta contracción del sector petrolero propició que el Sector Secundario (donde se agrupa el conjunto de actividades industriales, incluida la industria del petróleo y la extracción de petróleo) mostrara un retroceso de –6%.

 

 

 

 

 

Este comportamiento constrata con el observado en el resto de los sectores productivos del estado donde las actividades del Sector Primario (actividades agropecuarias) mostraron un incremento de 15.4% y las del Sector Servicios un aumento de 16.9% en el mismo período.

Sin embargo, a pesar del crecimiento de estos dos sectores, el crecimiento de la economía veracruzana ha sido muy escaso; de apenas 6% de 2011 a 2017, debido a que el sector petrolero es una de las más actividades de mayor peso en la economía estatal y su desempeño a la baja ejerce una enorme la influencia negativa sobre la economía estatal en su conjunto. Si no se incluye la actividad petrolera en el cálculo del Producto Interno Bruto del estado (PIBE), el crecimiento de la economía veracruzana es de 11% en el mismo período de análisis. Es decir, el sector petrolero le resta dinamismo a la economía estatal, pues sin petróleo estaría creciendo casi al doble de lo que logra con el petróleo, por lo que esta actividad, más que un apoyo al desarrollo del estado, se ha convertido en un verdadero lastre.

 

 

 

 

 

De hecho, en cada ocasión que la economía veracruzana registra crecimiento, el PIBE sin petróleo crece más que el PIBE total con petróleo. Así, puede observarse que durante el período 2013-2018 la economía sin petróleo mostró tasas de crecimiento anuales superiores a las de la economía con petróleo, para todos los años.

De igual manera, al analizar el comportamiento del Índice de crecimiento del PIBE, puede constatarse que a partir de 2013 el PIBE sin petróleo registra un crecimiento que supera al PIBE con petróleo, haciéndose una brecha cada vez más grande entre ambos.

Lo mismo sucede en el caso del Sector Secundario y la Minería. En ambos casos, el desempeño productivo medido por el índice de crecimiento económico, evidencia que la producción crece más, cuando no se considera dentro del cálculo al sector petrolero.

Al interior del Sector Secundario (industrial) es evidente el contraste entre el desempeño negativo de las actividades petroleras en su conjunto y las actividades secundarias no petroleras, ya que mientras las primeras, mostraron un decremento de -26%, las segunda crecieron un 1%.

Lo mismo sucede al interior de la Industria manufacturera, la cual decrece un -2.3% durante el período 2011-2017; pero si se excluye del cálculo a la industria de los derivados del petróleo, resulta que el crecimiento de este sector es muy superior, de 14.3%.

El efecto que el desempeño negativo del sector petrolero tiene sobre la economía estatal puede entenderse a partir del análisis del peso que este tiene en la estructura productiva.

Al interior de la industria manufacturera, la industria de los derivados del petróleo representa el 28% del total de la producción y ocupa el segundo lugar en importancia; aunque hay que mencionar que en 2011 su participación era de 34% y ocupaba el primer lugar. La pérdida de importancia se debe a la crisis por la que atraviesa ese sector petrolero.

 

 

 

 

 

 

En cuanto al Sector secundario, las actividades petroleras representan el 29% del total, aunque en 2011 su participación era de 36%. Es decir, perdió 7 puntos porcentuales de participación.

Finalmente, se observa que, como proporción del PIBE total, el sector petrolero representa el 9% aunque su importancia era mayor en 2011 cuando llegó a representar el 13% del PIBE total. Aun así, su peso es muy grande dentro de la economía estatal, pues el valor de la producción petrolera equivale casi al doble del Sector Agropecuario.

 

Este análisis permite identificar que la crisis económica de Veracruz no es un problema coyuntural, sino que es de origen estructural. Es la crisis de un modelo de desarrollo económico obsoleto, arcaico, rebasado por la historia. Un modelo que tiene como eje al sector petrolero el cual ya es incapaz de impulsar el crecimiento económico. Mucho más en un escenario donde la capacidad de exportar de cada estado determina sus posibilidades de desarrollo y en Veracruz las exportaciones estatales dependen en un 50% de las ventas petroleras al exterior.

Se requiere una profunda transformación de la economía en su conjunto, para crear nuevos sectores productivos más dinámicos, con amplia capacidad de exportación y que correspondan a las nuevas condiciones del desarrollo nacional y de la integración económica mundial. Seguir produciendo petróleo y que esta actividad siga siendo el eje del crecimiento económico estatal, representa condenar al atraso económico y a la pobreza a los veracruzanos.

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