Pasadas las elecciones del 1 de julio del año pasado y ya electos como futuros gobernantes, el virtual nuevo presidente entonces, Andrés Manuel López Obrador, se habría reunido con un pequeño grupo de destacados morenistas veracruzanos a quienes habría comentado que una vez que Cuitláhuac García había ganado la gubernatura, la próxima candidata y gobernadora sería Rocío Nahle García, por la que había que comenzar a trabajar en su proyecto político.
La versión me la platicó entonces un destacado morenista y a veces quiero atribuir a ese hecho que la hoy secretaría de Energía, pero también senadora por Veracruz con licencia, haya podido colocar a muchos incondicionales suyos en la administración cuitlahuista, incluso como secretarios de despacho.
En efecto, ella es nativa de Río Grande, Zacatecas (el pasado 14 de abril cumplió 55 años de edad), y si bien hay quienes objetan que no es veracruzana de nacimiento, se les olvida que ya hay casos en que la Legislatura local ha otorgado dispensas para que personas no nacidos en territorio estatal ocupen cargos en la administración pública estatal. Hasta antes de que emigrara a la Ciudad de México y ahora a Villahermosa, Tabasco, donde operará, estaba avecindada en Coatzacoalcos a donde llegó para trabajar en los complejos petroquímicos de la zona (es ingeniera química con especialidad en petroquímica).
En el sur del Estado se cuenta que fue la hoy embajadora extraordinaria y plenipotenciaria de México en Costa Rica, señora Roselia Margarita Barajas Olea, esposa del periodista José Pablo Robles Martínez, quien la presentó a Andrés Manuel López Obrador y la introdujo en su círculo, en donde inició una carrera política que la ha llevado a alturas apenas hace poco insospechadas: diputada federal también en 2015 y coordinadora del Grupo Parlamentario de Morena en la Cámara de Diputados.
La confianza y el respaldo que tiene del nuevo presidente quedó ratificada ayer cuando el tabasqueño oficializó en su conferencia de prensa mañanera que la veracruzana por adopción es la responsable y encargada del proyecto de la refinería de Dos Bocas, municipio de Paraíso, Tabasco, y que la señora Nahle García operará en la capital tabasqueña (a solo 167 kilómetros de Coatzacoalcos, menos de dos horas de viaje por tierra, municipio totalmente bajo su control donde impuso como presidente municipal a un compadre suyo).
La construcción de la refinería ha desatado polémica y los expertos la consideran inviable. El propio Instituto Mexicano del Petróleo hizo una evaluación y el pasado 30 de enero concluyó, y así lo hizo saber, que la obra era inviable técnica y financieramente como está planteada, que el costo sería de 14,740 millones de dólares y no los 8,000 que calculó el gobierno y que ratificó ayer el presidente, y que tampoco se podría concluir en tres años como creen AMLO y Rocío Nahle que sí, ya que se requiere un año de planeación y cuatro de construcción, por lo que no estaría lista en 2022 sino en 2024, cuando ya vaya de salida López Obrador, entre otros detalles.
La polémica se reavivó ayer cuando el presidente anunció que se declaró desierta la licitación, a la que se había convocado a solo cuatro empresas, y que la construirán la Secretaría de Energía y Pemex, y que la ingeniera Nahle será la encargada del proyecto.
La obra va, se ha empeñado el tabasqueño, quien la irá a iniciar a Dos Bocas el próximo 2 de junio, fecha en que empezará a correr el plazo para cumplir con la meta del gobierno, o para darle la razón a todas las voces que le han pedido que dé marcha atrás por su inviabilidad, pero también comenzará a correr el tiempo que decidirá el futuro político de la secretaria de Energía, quien si logra el éxito con el nuevo proyecto se fortalecerá en su aspiración a la gubernatura de Veracruz, pero si fracasa se verá afectada y podría ver cortada su carrera para llegar al sillón principal del Palacio de Gobierno en Xalapa.
No es menor, pues, la apuesta que oficialmente hizo ayer López Obrador: sacar adelante la refinería de Dos Bocas y, a partir de ahí, el próximo relevo en la gubernatura de Veracruz.
De todos modos, el equipo de AMLO tiene algunos emergentes en el círculo de espera por si los necesita en caso de que el juego se le complique, dos de ellos el súper delegado federal Manuel Huerta y el senador Ricardo Ahued, que del equipo de Cuitláhuac García no se ve a nadie con posibilidades.
Morena, muy fuerte en el sureste
De acuerdo a las encuestas que los panistas de los comités estatales del sureste tienen, no queda ninguna duda que como partido Morena está muy fuerte y que por ahora no hay cómo disputarle terreno. En el caso de ellos, saben muy bien que no van a poder combatir contra López Obrador por lo que todas sus baterías las están enfocando ya contra los malos resultados de los gobernadores así como de los presidentes municipales.
En el caso del Estado, por ahora solo el grupo panista de Miguel Ángel Yunes Linares tiene definido ya su futuro candidato a la gubernatura, en la persona de su hijo Miguel Ángel Yunes Márquez.
La fortaleza morena se finca en los dos proyectos emblema del lópezobradorismo: el Tren Maya, sobre el que también hay dudas y polémicas sobre su éxito, que si resulta impactará a los estados del sureste, y la refinería de Dos Bocas, que independientemente de su futuro en su construcción generarán, en efecto, miles de empleos.
La pinza se cerraría con el proyecto del Corredor Multimodal Interoceánico (de Desarrollo del Istmo de Tehuantepec) que beneficiaría al sur de Veracruz y parte del estado de Oaxaca.
Este es el que finalmente interesaría y beneficiaría a la ingeniera Nahle y no se duda que operadores suyos serán involucrados en su desarrollo, máxime ante el espaldarazo que le da el presidente López Obrador.
En los proyectos de desarrollo del sureste del país, pues, aparte de los aspectos técnicos están contenidos también proyectos políticos, uno de ellos, acaso el más importante, la gubernatura de Veracruz para 2024.