Mañana se celebra uno de los días más comerciales y festivos de nuestro país, el Día de las Madres, en la que prácticamente todos los mexicanos se vuelcan a homenajear a sus progenitoras, muchísimos la visitan y comen con ella las más de las veces los platillos que ella preparó para sus hijos, le llevan un obsequio que en muchas ocasiones no es para ella, pues una plancha, licuadora o vajilla es para la casa y no para que lo disfrute la mamá, pero que ella agradece con gran fervor.
Los niños bailarán y dirán poemas aprendidos en la escuela y le ofrecerán un obsequio muchas veces hechos con sus manos y pasado mañana su vida volverá a la rutina cotidiana esperando un año para otro festejo, cuando deberíamos festejarla todos los días del año.
Basta con vernos el ombligo para analizar cuan fuertes son los lazos que nos unen a la madre, esa mujer que a lo largo de nuestras vidas lo mismo fue confidente, enfermeras, cocinera, cuidadora, paño de lágrimas y tantas labores más para hacer de sus hijos hombres y mujeres de bien. De ella no sólo mamaron el néctar de sus pechos para alimentarse y crecer, también a su lado mamaron la educación, las costumbres, tradiciones, los valores, la rectitud y el amor a Dios entre tantas otras cosas que marcaron la directriz de nuestras vidas, sus brazos nos cobijaron y nos dieron siempre la sensación de seguridad, sus besos nos enseñaron desde el primer instante de la vida, lo que es el amor y sus manos nos dieron las caricias y hasta la curación de nuestros golpes con un sana sana colita de rana.
Para los que aun las tenemos con nosotros, debe ser motivo de alegría, devolverle las caricias y demostrarle el amor y gratitud, no sólo por habernos dado la vida y sus cuidados, sino por haber hecho de nosotros hombres y mujeres, unos buenos y útiles, otros no tanto, pero a fin de cuentas individuos que elegimos nuestro camino y destino.
Para quienes han tenido el infortunio de haberla perdido, queda en su memoria los recuerdos y en su corazón la nostalgia de su ausencia.
Mañana es un día especial en el que independiente de la fiesta, el mejor regalo para ella es ver a los hijos a su lado, abrazándola, demostrándole el amor sincero y devolviéndole los abrazos y los besos que a lo largo de nuestra vida nos dio sin esperar nada a cambio.
Hoy veo a mi madre entrada en años, todavía fuerte para su edad y con ese carácter que siempre la caracterizó, le agradezco infinitamente su calor, sus abrazos caricias, besos y hasta las nalgadas que en su momento fueron bien merecidas. Reconozco y ensalzo la calidad de mujer a quien eligiera para madre de mis hijos y la felicito por la gran obra que realizó con cada uno de ellos, por lo que la felicito todos los días, felicito también a mi nuera y madre de mi nieta y le agradezco por habernos dado a un ser tan amado y felicito a todas las madres del mundo en ese su día y todos los días por la labor que hacen en bien de sus hijos.