“Nos dejaron un cochinero de inseguridad, ante récord de violencia y la masacre de Minatitlán.” – AMLO.
Una vez más Andrés Manuel López Obrador demostró que es un extraordinario merolico de la política.
Su capacidad para engatusar, descalificar, culpar o responsabilizar a los conservadores, al neoliberalismo, a la maleantada de la política es lo suyo, y no habrá lugar, ni forma de salirse de su guion.
¿Dónde, cuándo y cómo puedes defender lo indefendible, en el afán de no señalar que se ha cometido un hierro o se está actuando mal?
Veracruz sufre hoy la consecuencia de una horda de saqueadores –eso ya lo sabíamos- que nada tienen que ver con asuntos de orden liberal o conservador, que no tiene en lo absoluto nexos con el neoliberalismo, pues lo que aquí se vive es la falta total de estado de derecho.
La pérdida del respeto a la Ley por parte de grupos criminales, es la clara muestra de lo podrido que se está en materia de gobernabilidad, al momento no hay autoridad que asuma con responsabilidad el tema de la masacre producto de la violencia.
Claro está que, en el afán de construir una nueva paz entre iguales, el presidente de México ha debido llamar a la concordia, a la unidad; sin embargo, cuando los asuntos no le acomodan a su entero antojo, emplea su ya consagrada repartición de culpas y señalamientos mezquinos, en los que desliza sus amenazas sin importar clase social o profesión.
La muestra final de ese valemadrismo a lo “me canso ganso” la dio apenas este lunes en su conferencia mañanera, ahora desde la sede del Museo Naval de Veracruz.
Y es que, sin ton, ni son, el redentor de la 4T se atrevió a proferir “loas y calificativos” en favor de un gobernador más interesado por cosas mundanas, que en temas verdaderamente coyunturales.
Vale más culpar a un fiscal que resolver que la Policía a su cargo verdaderamente actúen con apego a la Ley y con responsabilidad; vale más patrocinar un Festival de la Salsa, que resolver verdaderamente los problemas de fondo en materia de inseguridad.
Solo para medir la actuación de este gobierno con lo ocurrido apenas en la pasada administración, que, si un error pudo cometer, fue haber proferido fecha límite a la solución de la seguridad en cosa de seis meses y la cual habría sido la principal causa de la derrota de la coalición PAN y PRD en el pasado proceso electoral.
Apuntando que ahora el presidente López Obrador tiene igual tiempo para resolver el tema, al haber mencionado que en seis meses comenzará a disminuir la inseguridad en el país.
Caro pagará dicha declaración –pues el problema crece y crece más, sin que nada ni nadie lo detenga- sumado a su permisiva política migratoria empleada por su gobierno.
Ahora bien, tres hechos en los que la anterior administración mostro lo que es oficio y responsabilidad con sus gobernados.
El primero, ocurrido tras los sucesos del pasado 24 de junio de 2017 cuando fuera asesinado el coordinador estatal de la Policía Federal en Veracruz, Juan Camilo Castagné Velasco y el oficial Alberto Sánchez Ruiz.
El Gobierno de Veracruz actuando en coordinación con el Gobierno Federal, informó la detención por parte de elementos de la Policía Federal a un grupo delincuencial en Puebla.
Estas acciones provocaron que el 30 de junio de ese mismo 2017, se abatiera a Ricardo Pacheco Tello, El Quino, presunto líder del Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG) en el norte y centro de Veracruz, quien fuera acribillado en un enfrentamiento con elementos de la Secretaría de Marina Armada de México en la localidad de Chipilo en Puebla.
El segundo, ocurrido ese mismo día 24 de junio del mismo 2017 pero en Coatzacoalcos cuando delincuentes asesinaron a 6 personas entre ellas un taxista –2 adultos y 4 menores- caso que conmocionó a la sociedad del sur de la entidad.
Detrás de los hechos se supo estaba Hernán Martínez Zavaleta, alias el Comandante H quien fuera capturado por la colaboración interinstitucional del gobierno del estado y el gobierno federal.
Fue a través de la Procuraduría General de la República (PGR), a través de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) y de la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (Seido), detuvo en el estado de Tabasco, este peligroso criminal responsable de tráfico de drogas, robo de hidrocarburo, secuestro y extorsión, así como del multihomicidio de una familia en Coatzacoalcos.
Cabe destacar que, tras la detención del H, su lugar lo ocupó Alain López Sánchez, “La Liebre”, presunto jefe de plaza de “Los Zetas”.
Este fue capturado el 4 de marzo de 2019 por integrantes de la Marina Armada de México en calles de Coatzacoalcos.
El tercero, resultado del artero crimen en contra de Valeria Mariann Cruz Medel –hija de la diputada federal, Carmen Medel Palma- ultimada en un gimnasio ubicado en Ciudad Mendoza el 8 de noviembre de 2018.
El 11 de marzo el entonces gobernador de Veracruz, Miguel Ángel Yunes Linares junto con los integrantes del Grupo de Coordinación Veracruz (que incluye a la SEDENA, SEMAR y PF) notificaba de la detención de al menos cuatro sospechosos de estar detrás del crimen. https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-46188230
Apenas este 19 de marzo la propia FGE confirmaba la detención de un cómplice más de este lamentable crimen. https://www.eluniversal.com.mx/estados/detienen-implicado-en-asesinato-de-hija-de-diputada-carmen-medel
En todos estos casos, se demostró cómo se debe dar la relación de trabajo entre distintos órdenes de gobierno, sin importar siglas partidistas, ni proyectos políticos, algo que hasta hoy no practica la actual administración estatal.
Hasta ahí las acciones.
Ahora vale reflexionar en lo señalado el pasado 14 de agosto de 2018 por el magistrado Eduardo Andrade Sánchez en su colaboración para el diario El Sol de México bajo el título “Lo que distingue a un estadista”
“Suele decirse que lo que distingue a un político de un estadista es que el primero piensa en la siguiente elección en tanto que el segundo tiene en mente a la siguiente generación, de otro modo podría decirse que el estadista es aquel político que pone por encima de sus intereses individuales o partidistas, la búsqueda del interés general, esto es, de la integridad, la tranquilidad y la viabilidad de la República, lo cual se resume bien en la frase de Vicente Guerrero” que solía emplear López Obrador para definir el mayor de sus deberes: “La Patria es Primero”.
Hoy, los mexicanos confirmamos que estamos muy lejos de ese López Obrador, de ese estadista que vendría a dar un cambio de rumbo a la política nacional.
Por el contrario, la abyección, la humillación, el entreguismo político es el pan nuestro de cada día –tan solo voltee al Congreso Federal- para ver como muchos de los seguidores de la 4T se tiran al piso cuales tapetes.
Hoy más que nunca, las loas y las alabanzas al honesto e incapaz –por no atreverse a faltar ni con el pétalo de un pejerosal al pueblo- gobernador de Veracruz son lo que el presidente celebra.
Vayamos encomendándonos a todos los santos, porque de seguir así, el rio de sangre habrá de convertirse en la marca distintiva de este sexenio.
Al tiempo.
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