Las cifras no mentían

En días pasados, el periodista Jorge Ramos hizo un cuestionamiento al Presidente respecto al número de muertos en lo que va de su gobierno, resaltando que en estos meses los números eran más altos que incluso en el sexenio de Enrique Peña Nieto, a lo que el Presidente respondió que los números estaban mal, pese a que según el periodista habían sido tomados directamente de su secretaría.

En medio de la negación el presidente mostró gráficos que incluso contenían un alza impresionante en las cifras, sin embargo los medios centraron su atención en el debate entre el periodista y el mandatario, dejando de lado la realidad, la inseguridad en México sigue aumentando, el crimen lleva el control y de nada han servido los intentos de los distintos poderes por restaurar el orden.

Prueba de ello son los hechos sangrientos registrados en Minatitlán, los feminicidios constantes, las desapariciones de menores, la extorsión y secuestro que se incrementa día con día en los estados y aún más contundentes son las estadísticas del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, que demuestra que cada mes de enero a marzo los asesinatos han sido de más de 2 mil quinientas personas.

Jorge Ramos tenía razón, las cifras no mienten, quizás tampoco lo hizo el Presidente al decir que él tenía otros datos, es posible que el mandatario desconozca a profundidad la realidad del país, que lo mismo ocurra en los estados. También es posible que pese a que gran parte del territorio esté bajo el gobierno de un mismo partido aún no se descubra cómo restaurar el orden, por lo que para muchos la única solución es la guardia nacional. No se niegan los intentos de paz, no se niegan las intenciones, pero al final de los días la realidad sigue siendo la misma.

El temor nos invade, la incapacidad es evidente, los desacuerdos siguen fortaleciendo el crimen y las consecuencias las pagan los ciudadanos. Queremos dar pasos en transparencia pidiendo visibilizar salarios, pero nos olvidamos de que esto sólo otorga objetivos a los criminales y que aún somos incapaces de otorgar garantías a los ciudadanos. Dejamos de exigir al presente como lo hicimos en el pasado y le disculpamos distribuyendo culpas a antecesores, olvidándonos de que los dirigentes actuales son responsables de los hechos de hoy y seguirán siéndolo mañana, por ello es momento de exigirnos como sociedad, de exigirle a las asociaciones, empresas y gobierno un trabajo conjunto para lograr el bienestar.

Como bien dijo el titular de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, es momento de buscar coincidencias. Como mexicanos es urgente que restauremos nuestros tejidos sociales, que trabajemos por conseguir la seguridad que añoremos y busquemos de raíz las fallas que han permitido que lleguemos a este punto de dolor e impunidad.

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