“DON GOYO” 2ª. Parte

Hasta hace algunos años empecé a escuchar el sobre nombre de Don Goyo que le dan al Popocatépetl; no sabía de donde había salido y se me hacía un mote un tanto ridículo tal vez creado por los comunicadores de las televisoras que comentaban las múltiples exhalaciones del volcán. Al parecer, y como una más de las leyendas alrededor del coloso, el sobre nombre se lo adjudican en Santiago Xalitzintla, municipio de San Nicolás de los Ranchos a 12 kilómetros del volcán, contando la leyenda que en ese poblado vivía el espíritu del Popocatépetl personificado en un individuo llamado Gregorio Chino Popocatépetl que sólo aparecía cuando el volcán tenía actividad, creándose una celebración dirigida por un grupo llamado temperos cada 12 de marzo, día de San Gregorio Magno, en la cual le ofrendan flores y comida al volcán para tenerlo en paz

El Popocatépetl es un volcán que desde se última erupción intensa hace 14ooo años, se mantuvo dormido, con despertares frecuentes, algunos tranquilos, otros intensos sin daños graves pero siempre exhalando fumarolas. Entre1919 y 1927 se incrementó su actividad, explotando el domo formado con una erupción moderada a intensa en 1924, volviendo al reposo hasta hace alrededor de 22 años en que despierta con una  intensa explosión que cubre de cenizas la Ciudad de México, Morelos, Estado de México y Puebla y desde entonces volvió a la actividad manteniendo en riesgo a 25 millones de personas que viven en un perímetro de poco menos de 100 kilómetros. Desde entonces se diseñó un programa con colores según el riesgo, se hicieron rutas de evacuación para las poblaciones aledañas hacia Puebla, Morelos y Estado de México, se prohibió el ascenso de alpinistas aunque recientemente unos irresponsables burlaron la vigilancia y subieron al cráter. Se instaló un sistema de monitoreo y por las constantes erupciones, se le acabó la nieve con sus glaciares y ha aumentado de volumen, creándose cada vez un domo de lava petrificada más apretado y riesgoso que cada que revienta hace erupciones más intensas.  A pesar de todo, hoy día las rutas de evacuación están en mal estado, lo que ante una emergencia sería difícil sacar a tanta gente de manera rápida, además muchos pobladores cercanos se oponen a evacuar dejando sus hogares sin considerar el gran peligro a lo que se exponen pues una erupción muy intensa pudiera ser peor que el Paricutín o el Chichonal y quizá sin exagerar pudiera simular al Vesubio en sus tiempos.  No se puede predecir en que momento pudiera hacer una erupción fatal, pueden pasar meses o muchos años, pero el riesgo está latente y deben actualizarse medidas de seguridad y mejorar los caminos como rutas de escape, mantener la vigilancia para que no haya otros irresponsables que asciendan la montaña y hacer consciencia entre los lugareños sobre el peligro latente. En 1985 fue mi último ascenso y baje pensando regresar en otro tiempo que desafortunadamente nunca llegará, pero me queda el gusto de haber alcanzado la cumbre muchas veces y llenar mi espíritu de esa maravilla.

 

 

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